| La Argentina ejercerá la Presidencia Pro Tempore del Mercosur 
        en el primer semestre de 2008. Coincide con el inicio del período 
        de gobierno de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner.  Es entonces ésta una buena oportunidad para que el país 
        tome iniciativas orientadas a clarificar el futuro del Mercosur y, en 
        lo posible, a fortalecerlo. Cabe tener en cuenta además, que de 
        acuerdo a lo que perciben múltiples observadores, es posible que 
        la Cumbre del Mercosur en Montevideo (el 18 de diciembre 2007) no pueda 
        producir avances sustanciales. Tener un buen diagnóstico sobre cuáles son los problemas 
        de fondo actuales del Mercosur permitiría, a su vez, calibrar el 
        tipo de iniciativas que conviene tomar en función del interés 
        nacional argentino, de los requerimientos originados en las estrategias 
        de internacionalización de sus empresas - especialmente las pymes 
        - y de las posibilidades reales de lograr el consenso de los otros socios.
 La próxima Presidencia Pro-Tempore que ejercerá la Argentina 
        entre enero y junio del 2008, abre una ventana de oportunidad para que 
        el país presente tales iniciativas y negocie con sus socios a fin 
        de lograr que ellas se aprueben y penetren en la realidad.
 La lectura de la prensa de los países miembros confirma que el 
        Mercosur tiene problemas y una imagen débil. Más allá 
        de progresos simbólicos, hay algunos sustantivos como el del Fondo 
        de Convergencia Estructural (http://www.mercosur.org.uy). 
        Pero existe la impresión de que no son percibidos como suficientes 
        incluso por sus beneficiarios.  Hay muchos diagnósticos negativos. Incluso uno en un libro de 
        Martín Lousteau (junto con Javier González Fraga), el nuevo 
        Ministro de Economía de la Argentina ("Sin Atajos", Temas 
        Grupo Editorial, Buenos Aires 2005). En cambio no abundan propuestas realistas 
        de cómo superar los problemas identificados.  Pero como ningún país está obligado a seguir siendo 
        miembro, da la impresión que aún quienes formulan críticas 
        duras no tienen opciones al Mercosur actual, sea por razones políticas, 
        económicas o ambas.  Si tal como está el Mercosur no es satisfactorio y no hubiera 
        un Plan B creíble y razonable, parece ser del interés nacional 
        de la Argentina plantear iniciativas en el período de su Presidencia 
        del Mercosur y concertarlas con los socios. Precisamente en relación al diagnóstico, cabe mencionar 
        dos declaraciones recientes que ilustran sobre la "sensación 
        térmica" que parece prevalecer en relación al Mercosur, 
        sus activos, sus problemas y su futuro. Muchas otras podrían citarse. 
        Algunas, incluso, dejan una mayor sensación de algo que no anda. 
        E incluso, en posturas más extremas, que es conveniente abandonar 
        el proyecto de integración y sustituirlo por otras estrategias 
        de inserción internacional. La primera declaración a mencionar es la de un negociador uruguayo. 
        Es el Embajador Carlos Amorín, Director de Mercosur de la Cancillería 
        del Uruguay, quien dió el 3 de diciembre de 2007 una entrevista 
        en el diario "Ultimas Noticias" de Montevideo (el texto completo 
        puede encontrarse en http://www.mre.gov.br 
        y en http://www.ultimasnoticias.com.uy). 
       Es importante citar in extenso sus declaraciones, ya que debe suponerse 
        que refleja la posición oficial del país que actualmente 
        ejerce la Presidencia Pro-Tempore, y por haber sido publicadas días 
        antes de la XXXIV Reunión del Consejo del Mercosur y de la Cumbre 
        Presidencial, a realizarse en Montevideo los días 17 y 18 de diciembre 
        de 2007 (sobre las actividades en la Presidencia Pro-Tempore del Uruguay, 
        ver http://www.mrree.gub.uy/mercosur; 
        sobre el debate interno en el gobierno del Uruguay en relación 
        a la participación del país en el Mercosur y posibles negociaciones 
        comerciales bilaterales con los EEUU, ver el artículo titulado 
        "Vazquez instó al gabinete a rever situación del Mercosur 
        para decidir sobre inserción externa", en Semanario "Búsqueda", 
        de Montevideo del 6 de diciembre 2007, en http://www.mre.gov.br).
 Tras reconocer que el Mercosur tiene aspectos positivos pero que no ha 
        funcionado como se previó, el Embajador Amorin señala que 
        "la apuesta de Uruguay era tener acceso a un mercado ampliado y eso, 
        obviamente, no se ha logrado porque los intereses nacionales prevalecen 
        y los mercados siguen segmentados. El proyecto de unión aduanera 
        no funciona, no hay circulación de mercaderías y todo se 
        rige con sistemas que están mis cerca del funcionamiento de una 
        zona de libre comercio con trabas burocráticas de todo tipo. Tampoco 
        hay una discriminación positiva del socio, salvo en el tema de 
        no pagar arancel. Seguimos con una agenda incumplida".
 A la pregunta de si es posible avanzar en el cumplimiento de esa agenda, 
        respondió: "tratamos de avanzar en algunas cuestiones claves. 
        En 2004 empezamos a trabajar para eliminar el doble cobro del arancel 
        externo para que cualquier producto que ingrese al Mercosur pueda circular 
        después de pagar un único arancel. La dificultad está 
        en que si hay circulación, necesitamos un sistema de distribución 
        de la renta y un Código Aduanero que Paraguay plantea como prerrequisitos 
        y eso dificulta los avances".  Y en cuanto al plazo para el Código Aduanero comience a aplicarse, 
        señaló que a "fines del año que viene, pero 
        hay muchas complicaciones que provienen de distintos lados, porque los 
        buenos y los malos no lo son tanto. Paraguay es más reticente a 
        dar información y eso implica dificultades de "pique"". 
       Clarifica luego lo que es, en su opinión, el argumento del Paraguay 
        para negarse a dar la información que falta: "alegan que van 
        a perder ingreso fiscal porque todo iría a una caja común. 
        Se les ha dicho que habría una compensación especial ....porque 
        probablemente la mercadería del exterior deje de hacer Aduana en 
        Paraguay y lo haga en los otros países, ya que pagaría arancel 
        en el primer puerto. El reclamo no es claro, pero no constituye el 100% 
        de los problemas. Es difícil llegar a un acuerdo entre cuatro países". 
       Después abordó el tema de la superación de las asimetrías: 
        "hay asimetrías estructurales que no es posible superar como 
        son los territorios, la población y el espacio físico que 
        ocupa cada país. Las asimetrías políticas acentúan 
        esas dificultades naturales. Los países grandes tienen mayor facilidad 
        para atraer inversores y por eso se insiste en lograr la libre circulación 
        de bienes. Para los países chicos es importante que al inversor 
        le resulte relativamente neutro instalarse en cualquier lugar y para eso 
        debe haber acceso libre a los demás mercados".  ¿Tiene futuro el Mercosur? A esta pregunta respondió: "quizás 
        en el mediano plazo llegue el momento de evaluar las reglas y hacer ajustes, 
        pero probablemente tengamos un tiempo más. No se trata de cuestionar 
        la membresía, sino de evaluar el funcionamiento y ajustar algunos 
        objetivos para que funcione de otra manera" Y entre otras preguntas responde, luego, sobre si es realista pensar 
        que se pueda llegar a un acuerdo con la Unión Europea y sobre el 
        impacto que tendría en tales negociaciones el ingreso de Venezuela, 
        aún pendiente de formalizarse. Estas fueron sus respuestas: "lo 
        que pasa es que se precisan dos para un tango. La Unión Europea 
        privilegia terminar la Ronda de Doha antes de hablar con el Mercosur. 
        Pero, además, el Mercosur implica un problema para la Unión 
        Europea porque somos competidores en la producción agrícola. 
        A eso se suma que todas nuestras dificultades no ayudan. Uno de los requisitos 
        de la Unión Europea es que los productos que entren al Mercosur 
        circulen libremente. Nos piden que funcione la integración y eso 
        no funciona" (en los mismos días el Comisario Peter Mandelson, 
        de la Comisión Europea, volvió a insistir que es preciso 
        concluir la Rueda Doha a fin de poder cerrar el acuerdo biregional entre 
        la Unión Europea y el Mercosur, ver Valor Econômico, del 
        7 de diciembre 2007).  Agregó Amorin en relación a Venezuela: "el panorama 
        está un poco agitado y ese puede ser un factor extra de preocupación, 
        pero Venezuela todavía no es miembro del Mercosur y no es un negociador 
        activo. Si hoy se cerrara un acuerdo con la Unión Europea, Venezuela debería aceptarlo. 
        Puede ser una dificultad adicional, pero lo central pasa por las dificultades 
        de acceso a los mercados". Pero añade al finalizar la entrevista, 
        que desde el punto de vista económico, para el Uruguay el ingreso 
        de Venezuela es positivo "además, que un socio más 
        podría ayudar a mantener el equilibrio".
 La segunda declaración a mencionar es la de un conocido economista 
        y formador de opinión del Brasil. Es Mailson da Nóbrega, 
        ex Ministro de Hacienda y Director de Tendencias, influyente firma consultora 
        de ese país. Las efectuó al diario "La Nación", 
        en su edición de este 2 de diciembre, tras una conferencia ante 
        ejecutivos de finanzas en Ginebra (http://www.lanacion.com.ar). Entre otras, respondió a una pregunta sobre si el Mercosur no 
        tiene importancia para el desarrollo del Brasil. Su respuesta fue: "el 
        Mercosur se ha tornado irrelevante. Debemos reconocer que ayudó 
        a Brasil y la Argentina a incrementar su comercio bilateral. Pero el Mercosur, 
        debido a decisiones tomadas principalmente por la Argentina en relación 
        con los aranceles internos, se ha vuelto cada vez más complicado. 
        Fue diseñado como una unión similar a la Unión Europea, 
        lo que era un objetivo muy optimista. Pero el Mercosur ya no es viable 
        como una unión económica. Y yo diría que con la entrada 
        de Venezuela al Mercosur se va a tornar cada vez más irrelevante". 
        Preguntado sobre la razón de su referencia a la entrada de Venezuela 
        agregó: "suponga que a Chávez le toca la presidencia 
        pro témpore del Mercosur y el bloque está negociando firmar 
        un tratado de libre comercio con Israel. ¿Cuál sería 
        la decisión de Venezuela? Yo creo que sería en contra, y 
        como en ese tipo de casos el Mercosur debe tomar las decisiones en forma 
        unánime, el presidente Chávez va a conseguir el derecho 
        de bloquear las decisiones del Mercosur. En segundo lugar, Venezuela no 
        ha cumplido las condiciones para ser admitido como un miembro del grupo. 
        De aquí en más, probablemente con la entrada de Venezuela, 
        el Mercosur va a obstaculizar el proceso de integración, va a bloquear 
        acuerdos bilaterales, por ejemplo entre Brasil y los Estados Unidos" 
        (Precisamente el 3 de diciembre de 2007, la organización de los 
        industriales paulistas, la FIESP, publicó una declaración 
        en la que señala que "las condiciones que están en 
        negociación para el ingreso de Venezuela en el Mercosur deben ser 
        concluidas antes de la aprobación del Protocolo de Adhesión 
        por el Congreso" - se refiere a las negociaciones pendientes sobre 
        su incorporación a los compromisos de la unión aduanera; 
        ver el texto completo en http://www.fiesp.com.br 
        ).  Y finalmente, Mailson da Nóbrega respondió así a 
        la pregunta sobre si no creía que el Brasil debería abandonar 
        el Mercosur: "en términos políticos es casi imposible. 
        Hay aspectos políticos que no pueden ser dejados de lado. Lo que 
        yo digo es que el Mercosur se ha tornado irrelevante para el comercio 
        exterior de Brasil". Tres debilidades podrían explicar la mencionada "sensación 
        térmica" sobre el Mercosur. Una es de diseño, otra 
        es institucional y la tercera de funcionalidad con la nueva realidad global.  El diseño fundacional supuso construir a partir del piso del 
        acceso irrestricto a los respectivos mercados, una unión aduanera 
        como base del mercado común. La esencia de la idea era institucionalizar 
        un espacio económico preferencial, para mejor competir y negociar 
        en el mundo. La finalidad política era clara: consolidar el abandono 
        de las hipótesis de conflicto y la consiguiente opción por 
        la lógica de la integración entre Argentina y Brasil - que 
        en 1985 habían lanzado su alianza estratégica - y, a la 
        vez, contribuir a la estabilidad política, la paz y la democracia 
        en su entorno sudamericano. Tal diseño fundacional, plasmado en compromisos concretos en el 
        Tratado de Asunción de marzo de 1991, implicaba la eliminación 
        completa de gravámenes y demás restricciones al comercio 
        recíproco (el "seguro contra el proteccionismo", concepto 
        acuñado por el economista Fred Bergsten del Instituto de Economía 
        Internacional de Washington), un arancel externo común y una política 
        comercial compartida, la coordinación macro-económica y 
        la integración productiva. Para esto último se aprobó 
        en 1991 la Decisión nº 3 del Consejo del Mercosur sobre acuerdos 
        sectoriales y se promovió la creación del Consejo Industrial 
        del Mercosur, integrado por las organizaciones industriales de cúpula 
        de los cuatro socios. Este último en realidad nunca funcionó 
        como se había imaginado por quienes lo promovieron. Suponía además la nivelación del campo de juego. 
        La idea era generar un espacio común para incentivar inversiones 
        productivas en todos los socios, como medio de crear empleos y horizontes 
        de futuro.  Es un diseño que comenzó a licuarse en 1994, cuando en 
        la Cumbre de Ouro Preto se debilitó el compromiso de eliminación 
        de restricciones no arancelarias. Se abrió así la puerta 
        a la precariedad en el acceso a los respectivos mercados, característica 
        que había predominado en los acuerdos de integración comercial 
        en América Latina desde la creación en 1960 de la Asociación 
        Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) y que, en buena medida, contribuye 
        a explicar su falta de resultados concretos. Nadie invierte en función 
        de reglas de juego precarias que tornan ilusoria la idea de acceso irrestricto 
        a mercados ampliados.  De este diseño sólo quedó, en la práctica, 
        el compromiso del arancel cero - que se aplica hoy con pocas excepciones 
        - y un arancel externo incompleto. Pero por muchos motivos no se pudieron 
        desarrollar los otros elementos centrales para su funcionamiento correcto. 
       De hecho se debilitó así el cuadro de ganancias mutuas, 
        que es lo único que sustenta en el tiempo un proceso voluntario 
        de integración entre naciones soberanas. En tal debilitamiento 
        se encuentra una de las raíces al malestar que hoy se observa con 
        respecto al Mercosur, especialmente en Paraguay y en Uruguay, pero incluso 
        también en sectores empresarios de la Argentina, especialmente 
        en aquellos en que predominan las pymes.  En segundo lugar, la principal debilidad institucional reside en el 
        proceso de creación normativa y en la generación de imagen. 
        La falta de un órgano técnico común eficaz afecta 
        la concertación de intereses nacionales, la visión de conjunto 
        y la protección de intereses minoritarios. Y debilita la capacidad 
        para generar información sobre lo que se produce. La página 
        Web oficial del Mercosur deja mucho que desear, tan pronto se la compara 
        con la de otros procesos similares o con la de la OMC.  Y, en tercer lugar, la funcionalidad del Mercosur actual para navegar 
        un mundo de múltiples opciones -completamente diferente al del 
        momento fundacional-, está introduciendo tensiones en cuanto al 
        aprovechamiento de oportunidades que genera la globalización de 
        la economía. No todos los socios pueden hoy acceder de igual forma 
        a tales oportunidades. Por su dimensión económica Brasil 
        es el país que mejor posicionado está para hacerlo. De ahí que se observa una creciente tendencia, especialmente en 
        el Uruguay, a visualizar el Mercosur como una camisa de fuerza, casi como 
        una limitación innecesaria al potencial de inserción externa 
        y de desarrollo del país. Incluso, quienes aceptan su necesidad, 
        suelen plantear que no es suficiente en función de las nuevas realidades 
        globales. De hecho se observa que se están acentuando demandas de poder 
        seguir el "modelo chileno" de negociaciones comerciales individuales, 
        especialmente con los EEUU e incluso con China.  Es una tendencia que probablemente sea de hecho incentivada por el estancamiento 
        - en la práctica "sine die" - de la Rueda Doha (ver Bridges 
        Weekly Trade News Digest, del ICTSD, volume 11, number 42, 5 December 
        2007; para más información sobre la Rueda Doha, ver Carta 
        de Ginebra. Informativo sobre a OMC e a Rodada de Doha", Missâo 
        do Brasil em Genebra, Ano VI, nº 5, dezembro de 2007) y por la entrada 
        en vigencia del Tratado de Libre Comercio entre Perú y los EEUU, 
        tras su reciente aprobación en el Congreso americano (ver el texto 
        del acuerdo e información sobre sus potenciales impactos económicos, 
        incluyendo en el comercio de productos agrícolas, en http://www.ustr.gov 
        y en www.tlcperu-eeuu.gob.pe/index.php).  Precisar entonces el diagnóstico sobre estas debilidades - y otras 
        no mencionadas aquí - sería un paso necesario para encarrilar 
        al Mercosur como instrumento eficaz del desarrollo nacional.  Adaptarlo a las nuevas realidades de un mundo de múltiples opciones 
        parecería ser una prioridad estratégica actual del Mercosur. 
        Son múltiples opciones resultantes del surgimiento de nuevos protagonistas 
        - los casos más notorios son China e India -, de nuevas cuestiones 
        dominantes - tales como la energía, el cambio climático 
        y formas novedosas de terrorismo internacional - y, en particular, del 
        hecho que se ha entrado en una etapa de marcada demanda global de alimentos 
        y de otros recursos naturales que, en términos relativos, abundan 
        en América del Sur. |