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    | LO QUE PUSO DE MANIFIESTO LA CUMBRE DE COPENHAGUE: Instituciones y procesos de decisión en un mundo de múltiples 
      protagonistas
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    | por Félix PeñaEnero 2010
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    |    | Tras 
        la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático de Copenhague 
        (COP-15) puede presumirse que durante este año el debate seguirá 
        centrado en los alcances y la solidez de los diagnósticos sobre 
        la profundidad de los cambios climáticos que se estarían 
        produciendo, así como sobre las medidas a adoptar, sobre las responsabilidades 
        a asumir por distintos tipos de países -especialmente los desarrollados 
        y los en desarrollo según sean sus aportes pasados y actuales a 
        la contaminación ambiental- y sobre la distribución de los 
        costos y del respectivo financiamiento de las medidas que habría 
        que adoptar. 
       Los magros resultados 
        de la Cumbre de Copenhague han puesto más en evidencia tres rasgos 
        del nuevo escenario internacional. El primero se refiere a que algunas 
        cuestiones relevantes que inciden en las relaciones internacionales y 
        que incluso afectan el futuro de la humanidad, sólo pueden ser 
        abordadas a escala global. El segundo rasgo se relaciona con la dificultad 
        de precisar, en la práctica, cuántos países son necesarios 
        para lograr una masa crítica de poder suficiente a fin que las 
        decisiones que se adopten para lograr una razonable gobernabilidad global 
        tengan carácter vinculante, eficacia y legitimidad social. Y el 
        tercer rasgo se manifiesta en el hecho que algunas de las actuales instituciones 
        internacionales globales presentan insuficiencias que pueden tornarlas 
        poco efectivas a la hora de construir, entre sus numerosos países 
        miembros, los consensos que son necesarios para actuar y, en particular, 
        para generar compromisos vinculantes. Los rasgos mencionados 
        son sólo algunos de los que ponen en evidencia los alcances de 
        una crisis sistémica mundial. Recrean la clásica tensión 
        dialéctica entre orden y anarquía en las relaciones internacionales. 
        Puede tener un efecto dominó en distintos espacios regionales y, 
        eventualmente, a escala global. Se manifiesta precisamente en la dificultad 
        de encontrar en el ámbito de instituciones provenientes de un orden 
        que colapsa, respuestas eficaces a problemas colectivos que se confrontan 
        a escala global. |  
   
    | Tras la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático 
        de Copenhague (COP-15) (descargar 
        aquí el texto del acuerdo o ver http://www.denmark.dk/ 
        y http://www.un.org/) 
        en el pasado mes de diciembre, se ha recurrido con frecuencia a la figura 
        del vaso "medio lleno o medio vacío" para ilustrar sobre 
        sus resultados concretos.  En tal sentido, los analistas se han dividido entre los que aprecian 
        que se dio un paso, eventualmente tímido, en la buena dirección 
        y aquellos que, por el contrario, han resaltado la distancia entre lo 
        poco comprometido y lo mucho que habría que obtener a fin de tener 
        un marco legal creíble, si es que se aspira a abordar con eficacia 
        los gruesos desafíos que se le plantean a la humanidad con motivo 
        de los profundos cambios climáticos que se estarían produciendo. 
       Todo indica que este debate habrá de continuar en el camino que 
        conducirá a la nueva Cumbre a realizarse en México el próximo 
        mes de diciembre (ver http://www.un.org/). 
       Puede presumirse que durante este año el debate seguirá 
        centrado en el alcance y solidez de los diagnósticos sobre la gravedad 
        de los cambios climáticos que se estarían produciendo, sobre 
        las medidas a adoptar, sobre las responsabilidades a asumir por distintos 
        tipos de países -especialmente los desarrollados y los en desarrollo 
        según sean sus aportes, pasados y actuales, a la contaminación 
        ambiental- y sobre la distribución de los costos y del respectivo 
        financiamiento de las medidas que habría que adoptar.  Es un debate complejo por consideraciones científicas pero, en 
        especial, por el hecho que los efectos más serios se producirían 
        en el mediano y largo plazo, en tanto que muchos de los respectivos costos 
        deberán asumirse ya en el corto plazo. En términos políticos, 
        este desfasaje temporal tiene fuerte relevancia en cada uno de los países 
        con mayores responsabilidades a asumir.   En todo caso, tras los magros resultados de la Cumbre de Copenhague 
        tres rasgos del nuevo escenario internacional han quedado ahora más 
        en evidencia.  El primero se refiere a que algunas cuestiones relevantes que inciden 
        en las relaciones internacionales y que incluso afectan el futuro de la 
        humanidad, sólo pueden ser abordadas a escala global. Un ejemplo 
        es precisamente la del cambio climático. El problema principal 
        es que si los diagnósticos científicos más alarmantes 
        se demuestran como acertados, toda demora en actuar puede acarrear fuertes 
        consecuencias y costos sociales de magnitud. Otra cuestión relevante de alcance global, tan seria como la anterior, 
        es la del abordaje de los diversos desdoblamientos que plantea hoy la 
        agenda de seguridad y paz en el mundo. Ningún país actuando 
        individualmente parecería estar en condiciones de asegurar la eficacia 
        de las acciones que pueden requerirse en este plano. Todo se complica, 
        además, por la proliferación de protagonistas no estatales 
        en el empleo de distintas modalidades de violencia en el escenario internacional. Por el contrario, en ambas cuestiones - entre otras que inciden en la 
        agenda internacional - la gobernabilidad global estará fuertemente 
        condicionada por la voluntad de trabajar juntas que tengan las múltiples 
        naciones con capacidad de protagonismo en el escenario internacional. 
        Pero también lo estará por el acierto en desarrollar modalidades 
        creativas de trabajo conjunto entre las naciones, tanto en el plano global 
        como en el de cada una de las regiones (fue una de las cuestiones abordadas 
        en la Conferencia "Global Governance: Future Trends and Challenges", 
        organizada por Wilton Park en Gran Bretaña, entre el 11 y el 13 
        de enero de 2010, y cuyo informe será publicado luego en www.wiltonpark.org.uk).
 El segundo rasgo se relaciona con la dificultad de precisar, en la práctica, 
        cuántos países son necesarios para lograr una masa crítica 
        de poder suficiente a fin que las decisiones que se adopten para lograr 
        una razonable gobernabilidad global tengan carácter vinculante, 
        eficacia y legitimidad social. Es la cuestión principal que plantea 
        la modalidad de agrupaciones informales de países - los "G" 
        -. Tiene relevancia, ya que se sabe que en el futuro la gobernabilidad 
        global no podrá depender de una sola nación, por poderosa 
        que ella siga siendo - tal el caso de los Estados Unidos -.
 En el plano global este rasgo ha aflorado con el G20 y en buena medida, 
        también en las caóticas horas finales de la Cumbre de Copenhague. 
        No sólo es un problema de saber cuántos y cuáles 
        países deben participar en este Grupo (ver este Newsletter del 
        mes de febrero 2009) o en otros similares. El debate al respecto continúa 
        y quizás no se cierre en mucho tiempo. Se trata, además, 
        de saber cómo superar los efectos de la heterogeneidad de poder 
        entre los múltiples países participantes o que pueden aspirar 
        a participar.  Como hemos mencionado en otra oportunidad (ver este Newsletter del mes 
        de octubre 2009), algunos países al opinar y actuar en un G reflejan 
        su propia e indudable dotación de poder relativo, tal los casos 
        de EEUU y de China. Otros reflejan la capacidad para aglutinar naciones 
        a través de distintas modalidades de agregar poder en un marco 
        institucional de trabajo conjunto dentro de un determinado espacio geográfico 
        regional. Es el caso de la actual Unión Europea. Y otros países, 
        si bien pueden ser relevantes en términos de dimensión económica 
        y de poder relativo, a veces más potencial que actual, no pueden 
        necesariamente sostener que reflejan la opinión que prevalece en 
        la región geográfica a la que pertenecen. Tales los casos, 
        por ejemplo de la Argentina y del Brasil en el espacio geográfico 
        sudamericano, pero también - entre otros - los de la India, Rusia, 
        Indonesia, Egipto y África del Sur. En todo caso esta modalidad informal - en el sentido de no constituir 
        instituciones con capacidad jurídica de originar compromisos vinculantes 
        - de trabajo conjunto en el plano internacional, presenta dificultades 
        que pueden disminuir su eficacia relativa. Ellas se manifiestan en los 
        procesos preparatorios de las respectivas reuniones y, en particular, 
        en la capacidad limitada para traducir lo acordado en realidades concretas. 
        Pueden ser más efectivos cuando se trata de coordinar acciones 
        que dependen luego de medidas que se adoptan en los respectivos planos 
        nacionales, tal el caso de algunos de los acuerdos del G20 referidos al 
        sistema financiero internacional. Pero su efectividad puede ser menor 
        - incluso casi nula - cuando se trata de impulsar acciones que se tengan 
        que traducir en compromisos jurídicos exigibles y en el desarrollo 
        de nuevas reglas jurídicas internacionales. Por ejemplo, lo ha 
        puesto de manifiesto el G20 en relación a su disposición 
        de concluir con la Rueda Doha.
 Y el tercer rasgo se manifiesta en el hecho que algunas de las actuales 
        instituciones internacionales globales presentan insuficiencias que las 
        tornan poco efectivas a la hora de construir, entre sus numerosos países 
        miembros, los consensos que son necesarios para actuar y, en particular, 
        para generar compromisos vinculantes. Pueden estar reflejando en sus procesos 
        de decisión una arquitectura internacional ya superada o que lo 
        está siendo rápidamente. A este respecto, tres preguntas 
        son centrales: ¿cómo lograr entre 193 países (caso 
        de la ONU) o entre 153 países (caso de la OMC) los necesarios equilibrios 
        de intereses que permitan adoptar decisiones vinculantes que penetren 
        en la realidad?; ¿tendrían tales decisiones las necesarias 
        cualidades de efectividad, eficacia y legitimidad social, sí sólo 
        fueran adoptadas por un número más limitado de países 
        relevantes?, y, en tal caso ¿cuáles deberían ser 
        esos países, a fin de no producir el rechazo explícito o 
        implícito de aquellos que no hubieren participado en la adopción 
        de las respectivas decisiones? Contestar tales preguntas en los hechos, 
        no será tarea fácil ni rápida. En el caso de la OMC, 
        el reciente libro editado por Debra S. Steger (ver Sección Lecturas 
        Recomendadas de este Newsletter), contiene aportes muy interesantes al 
        respecto.
 Los rasgos mencionados son sólo algunos de los que ponen en evidencia 
        los alcances de una crisis sistémica mundial. Recrean la clásica 
        tensión dialéctica entre orden y anarquía en las 
        relaciones internacionales. Puede tener un efecto dominó en distintos 
        espacios regionales y, eventualmente, a escala global. Se manifiesta en 
        la dificultad de encontrar en el ámbito de instituciones provenientes 
        de un orden que colapsa, respuestas eficaces a problemas colectivos que 
        se confrontan a escala global.  Como hemos señalado en otras oportunidades, un peligro es que 
        ello se refleje -como ha ocurrido en el pasado- en el surgimiento de problemas 
        sistémicos en el interior de países que han sido y son aún, 
        protagonistas relevantes en el escenario internacional o que sin serlo, 
        pueden producir efectos de arrastre en sus respectivos espacios geográficos 
        regionales.  Ello puede ocurrir en la medida que en distintos países, incluso 
        los más desarrollados, los ciudadanos no sólo pierdan su 
        confianza en los mercados - un efecto posible de prolongarse la actual 
        crisis financiera global -, pero también en la capacidad de encontrar 
        respuestas en el marco de los respectivos sistemas democráticos. 
        Si así fuere, los pronósticos sombríos de algunos 
        analistas, podrían ser pálidos en relación a lo que 
        habría que confrontar en el futuro. |  
   
    |  Lecturas recomendadas: 
        Auboin, Marc, "Restoring trade finance during a period of financial 
          crisis: stock-taking of recent initiatives", World Trade Organization, 
          Economic Research and Statistics Division, Staff Working Paper ERSD-2009-16, 
          Geneva, December 2009 en http://www.wto.org/; 
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          click aquí.
Centro de Economía Internacional, "Revista del CEI. Comercio 
          Exterior e Integración", CEI-MRECIC, Noviembre de 2009, 
          Número 16, en http://www.cei.gov.ar. 
          
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          formación de especialistas", Consejo Argentino para las 
          Relaciones Internacionales (CARI) y Fundación Konrad Adenauer 
          (KAS), Documento de Trabajo nº 87 del CARI, en http://www.cari.org.ar/ 
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          aquí.
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          in Latin America. Theoretical and Comparative Explorations", Palgrave, 
          Macmillan, New York 2009.
Denae Trasher, Rachel; Gallagher, Kevin P., "21st Century Trade 
          Agreements: Implications for Long-Run Development Policy", Boston 
          University, The Frederick S.Pardee Center for the Study of the Longer-Range 
          Future, The Pardee Papers, nº 2, September 2008, en http://www.bu.edu/ 
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          competitividad: su relevancia para la internacionalización de 
          empresas", Instituto de Comercio Internacional de la FSTB, Material 
          didáctico sobre Comercio Internacional, nº 2, Buenos Aires 
          2009. 
Goswami, Anandajit; Dasgupta, Mitali; Nanda, Nitya, "Mapping 
          Climate Mitigation Technologies and Associated Goods within the Building 
          Sector", International Centre for Trade and Sustainable Development 
          (ICTSD), Geneva, January 2010, en http://ictsd.org/ 
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Grevi, Giovanni, "The interpolar world. A new scenario", 
          European Union Institute for Security Studies ISS-IES, Occasional Paper, 
          nº 79, June 2009, en http://www.iss.europa.eu/ 
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          It matters!", The World Bank, Policy Research Working Paper (WPS5135), 
          Washington, November 2009, en http://www-wds.worldbank.org/ 
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          2008-Primer Semestre 2009", INTAL-BID, Buenos Aires, Diciembre 
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          la nueva internacionalización de la producción. Crisis 
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Mayne, Richard, "In Victory Magnanimity; In Peace, Goodwill. 
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          for a Two-Speed World: Accelerating Out of the Great Recession", 
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          in Trade Policy and Negotiation", Republic of Letter, BRILL, International 
          Development Research Centre, Dordrecht - Leiden - Boston 2009.
Valle Lomuto, Valeria Marina, "Las Negociaciones del Acuerdo 
          de Asociación Interregional entre la Unión Europea y el 
          Mercosur", Tesis para obtener el grado de Doctora en Ciencias Políticas 
          y Sociales con orientación en Relaciones Internacionales, Facultad 
          de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional Autónoma 
          de México, México 2008.
World Bank, "Connecting to compete. Trade Logistics in the World 
          Economy - The Logistics Performance Index and its Indicators - 2010", 
          The World Bank, Washington, January 2010, en http://siteresources.worldbank.org/ 
          o click 
          aquí. |  
  
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    | Félix Peña es Director 
        del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC; Director 
        de la Maestría en Relaciones Comerciales Internacionales de la 
        Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF); Miembro del Comité 
        Ejecutivo del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). 
        Miembro del Brains Trust del Evian Group. Ampliar 
        trayectoria. |  
 
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