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    | REFLEXIONES EN TORNO A DOS EXPERIENCIAS: ¿Qué factores permiten preservar la integración voluntaria 
      entre naciones soberanas?
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    | por Félix PeñaOctubre 2012
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    |    | A pesar de las profundas diferencias, existen elementos 
        comunes entre las experiencias de la UE y del Mercosur. Ellos permiten 
        plantear algunas reflexiones motivadas por las crisis que actualmente 
        están encarando en sus procesos de integración.
       ¿Qué tienen de común ambas experiencias?: 
        un espacio geográfico regional compartido por un grupo de naciones 
        soberanas y conectadas entre sí; el carácter voluntario 
        de una asociación entre naciones que no pretenden dejar de ser 
        soberanas y que procuran lograr objetivos comunes que tienen un alcance 
        multidimensional -políticos, económicos, sociales, culturales-; 
        la ausencia de una garantía de la irreversibilidad de la asociación 
        pactada, a pesar de tener en lo formal un carácter permanente.¿De qué podría depender la sostenibilidad en el largo 
        plazo de la idea estratégica de trabajar juntas naciones que comparten 
        un espacio geográfico regional?: la adaptación a la dinámica 
        de cambios contextuales; la flexibilidad en los métodos de trabajo, 
        y la fortaleza de algunos factores de sustentabilidad de la voluntad asociativa.
 ¿Qué criterios permitirían apreciar 
        el potencial de irreversibilidad de una asociación voluntaria entre 
        naciones soberanas que comparten un espacio geográfico regional?: 
        la precisión de los diagnósticos sobre las opciones de inserción 
        internacional de cada uno de los países asociados; la calidad de 
        los mecanismos de concertación de los intereses nacionales y, la 
        densidad de los intereses ofensivos de cada uno de los asociados y, en 
        especial, la identificación de los ciudadanos con el proyecto común. 
        
       Tres son las conclusiones tentativas de una reflexión 
        basada en la comparación de las crisis por las que están 
        atravesando ambos procesos de integración: no existe un modelo 
        único sobre cómo tornar sustentable en el tiempo la construcción 
        de una asociación permanente entre naciones soberanas que comparten 
        un espacio geográfico regional; objetivos y métodos de trabajo 
        conjunto deben ser continuamente adaptados a los cambios contextuales 
        y, una variable clave para explicar y predecir la irreversibilidad de 
        este tipo de procesos de integración, es la calidad de las estrategias 
        de inserción externa de cada país participante.
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    |  En principio puede parecer difícil comparar dos experiencias 
        de integración voluntaria entre naciones soberanas que son muy 
        diferentes, tal como son las que se han desarrollado en las últimas 
        décadas en el espacio regional europeo -la hoy denominada Unión 
        Europea (UE)- y en el del sur sudamericano -el Mercosur-. El otorgamiento a la UE del Premio Nobel de la Paz contribuye a resaltar 
        las enormes diferencias que existen entre las experiencias acumuladas 
        en estas dos regiones. Si bien se han observado críticas a la decisión 
        anunciada este 12 de octubre en Oslo, no resultaría fácil 
        imaginar que tal premio pudiera haber sido otorgado al Mercosur.  Quizás sea el artículo de Andrés Ortega, mencionado 
        en la Sección Lecturas Recomendadas de este Newsletter, uno de 
        los que mejor resalta la contribución que la integración 
        europea ha efectuado a la paz, precisamente en una región que antes 
        había experimentado grados de violencia en las relaciones entre 
        sus naciones jamás siquiera imaginados en el espacio sudamericano. 
        De allí que el reconocimiento que implica este Premio Nobel puede 
        también ser considerado como un recordatorio de lo que es la esencia 
        más profunda del proceso que se ha llevado adelante en Europa desde 
        los años 50 del siglo pasado: la integración como la alternativa 
        a la fragmentación, el conflicto y la guerra.  La reciente crisis del programa Erasmus, especialmente por el colapso 
        de su financiamiento en países como España, también 
        contribuye a alertar sobre los efectos indeseados que podría tener 
        el retorno de la lógica de la fragmentación entre los países 
        europeos. La gente joven, sin memoria de las guerras, corre el riesgo 
        de perder entonces la experiencia de estudiar y conocer por dentro la 
        riqueza de las múltiples diversidades que caracterizan a las naciones 
        de Europa. Quizás sea recomendable, al respecto, que los europeos 
        mediten sobre una provocante película de Federico Fellini, denominada 
        "Prova D'Orchestra" (1979).  El artículo de Timothy Gardon Ash, en Foreign Affairs, también 
        mencionado en las recomendaciones de este Newsletter, aporta asimismo 
        un excelente análisis de los factores que indujeron al trabajo 
        cooperativo conjunto entre las naciones de una Europa antes marcada por 
        las guerras. Sin embargo existen elementos comunes entre las experiencias de las dos 
        regiones mencionadas, y ellos permiten plantear algunas reflexiones motivadas 
        por las crisis que actualmente están encarando en sus procesos 
        de integración. Son crisis que trascienden lo que es frecuente 
        en cualquier emprendimiento conjunto entre naciones soberanas que comparten 
        un espacio geográfico regional. Esto es, el surgimiento de diferencias 
        metodológicas, a veces incluso pronunciadas, sobre cómo 
        llegar adelante un proceso de integración, esto es, sobre sus modalidades, 
        instrumentos y velocidades. La pregunta de cómo trabajar juntos 
        es lo que caracteriza a una crisis metodológica. Por el contrario, lo que se comienza a observar ahora tanto en la UE 
        como en el Mercosur, son los elementos propios de una crisis existencial, 
        en la que lo que se discute -dentro y entre los países miembros- 
        es la conveniencia misma de seguir adelante en la idea de trabajar juntos. 
        La pregunta central pasar a ser entonces ¿porqué trabajar 
        juntos? Lo que se cuestiona es la base misma de la distinción entre 
        "nosotros" y "ellos", base del vínculo asociativo 
        asentado en una reciprocidad de intereses nacionales. A pesar de las conocidas diferencias -por ejemplo, de historia y geografía, 
        de culturas y grados de desarrollo, de poder económico y político- 
        cabe preguntarse entonces: ¿qué tienen de común las 
        experiencias que se están desarrollando en la UE y en el Mercosur? 
       Por lo menos tres elementos comunes pueden encontrarse en las dos experiencias 
        mencionadas:  
        un espacio geográfico regional compartido por un grupo de naciones 
          soberanas. Como todo espacio geográfico regional, uno y otro 
          tienen límites por momentos difusos. Son espacios de geometría 
          variable en los que el mapa cambia según sea la perspectiva del 
          país desde el cual se observa la respectiva región. 
 
el carácter voluntario de una asociación entre naciones 
          que son soberanas y no pretenden dejar de serlo, y que procuran lograr 
          objetivos comunes que tienen un alcance multidimensional -políticos, 
          económicos, sociales, culturales-. Nadie obligó a nadie 
          a participar en el proceso de integración europea. El hecho que 
          en una primera etapa Gran Bretaña haya preferido no participar 
          así lo demuestra. En el caso del Mercosur lo demuestra la decisión 
          de Chile de no participar de su creación al menos como miembro 
          pleno a pesar de haber sido invitado. Y nadie puede obligar a una nación 
          soberana a permanecer en la asociación voluntaria si es que entiende 
          que no le conviene.
 
los efectos potenciales de la ausencia de una garantía de la 
          irreversibilidad de la asociación pactada, a pesar de tener en 
          lo formal un carácter permanente. El éxito no está 
          asegurado. Los objetivos perseguidos pueden no cumplirse. Y cualquier 
          país puede retirarse si así lo desea -y le conviene-. 
          El propio pacto de asociación puede o colapsar formalmente, o 
          diluirse a través del tiempo cayendo en el terreno de lo irrelevante. ¿Qué enseñan estas dos experiencias en cuanto a 
        los factores que podrían eventualmente contribuir a preservar la 
        vigencia a través del tiempo de la voluntad de trabajo conjunto 
        entre naciones soberanas? En otros términos ¿de qué 
        podría depender la sostenibilidad en el largo plazo de la idea 
        estratégica de trabajar juntas naciones que comparten un espacio 
        geográfico regional? Los siguientes parecen ser algunos de los factores relevantes que hacen 
        a la factibilidad que una asociación voluntaria con objetivos múltiples 
        entre naciones soberanas se pueda mantener a través del tiempo: 
        la adaptación a la dinámica de cambios contextuales. 
          En los últimos años se ha acrecentado la velocidad de 
          los cambios a escala global y regional, como en el propio plano interno 
          de cada sociedad. Ello genera una fuerte presión para la adaptación 
          constante de las estrategias y de los métodos de trabajo conjunto 
          entre las naciones que comparten un espacio geográfico regional. 
          La aptitud mental de cazadores de blanco fijo, de predominar en los 
          sectores dirigentes, puede contribuir a la rápida obsolescencia 
          de planteos originados en otras circunstancias. Por el contrario, se 
          requieren aptitudes mentales de cazadores de blancos móviles.
 
la flexibilidad en los métodos de trabajo. Cómo conciliar 
          un grado razonable de flexibilidad en los objetivos planteados por las 
          naciones que se asocian y en los métodos de trabajo empleados, 
          con un grado de previsibilidad que facilite la adopción de decisiones 
          estables por parte de todos los protagonistas -por ejemplo, por parte 
          de quienes tienen que decidir sobre inversiones productivas en función 
          de un mercado ampliado-, es otro de los factores que puede contribuir 
          a la sustentabilidad de una asociación permanente entre naciones 
          soberanas dentro de un espacio geográfico regional.
 
la fortaleza de algunos factores de sustentabilidad de la voluntad 
          asociativa. Tres factores sobresalen. Uno es el de la preservación 
          de un equilibrio de intereses nacionales, que permita generar un cuadro 
          dinámico de ganancias mutuas. El otro es el de la calidad institucional 
          y, en particular, la existencia de reglas de juego que sean, a la vez, 
          efectivas, eficaces y legítimas. Y el tercero es el del desarrollo 
          de redes densas de intereses sociales -especialmente entre los sectores 
          productivos- que generen un cuadro de "solidaridades de hecho" 
          -en el sentido enunciado por Jean Monnet- que sean cada vez más 
          difíciles de desatar.
 ¿Qué criterios tomar en cuenta a fin de apreciar el potencial 
        de irreversibilidad de una asociación voluntaria entre naciones 
        soberanas que comparten un espacio geográfico regional? 
        la precisión de los diagnósticos sobre las opciones 
          de inserción internacional de cada uno de los países asociados. 
          La calidad de la inteligencia competitiva en el plano nacional que permita 
          tener una apreciación correcta y actualizada de las verdaderas 
          opciones que un país tiene en el plano internacional, es fundamental 
          para evitar espejismos con respecto a un eventual "plan B" 
          que sea percibido como alternativa al vínculo asociativo que 
          lo une a otros países con los que comparte un espacio geográfico 
          regional.
 
la calidad de los mecanismos de concertación de los intereses 
          nacionales. Tanto en el momento fundacional como a la hora de redefiniciones 
          de hojas de ruta y de métodos de trabajo en un proceso de integración, 
          parece fundamental que cada país puede reflejar en sus estrategias 
          los intereses profundos más diversos de todo su espectro social 
          y productivo. La puesta en común de intereses en el plano regional 
          supone, para ser sustentable, que también se haya acertado en 
          la puesta en común de los respectivos intereses internos de una 
          sociedad.
 
la densidad de los intereses ofensivos de cada uno de los asociados 
          y, en especial, la identificación de los ciudadanos con el proyecto 
          común. Cuánto más numerosos sean los protagonistas 
          con intereses ofensivos en cada nación participante de un proceso 
          de integración, más factible será que predominen 
          las fuerzas orientadas a preservar la idea de trabajo conjunto con las 
          naciones con las que se comparte un espacio geográfico regional. 
          Y la base de legitimidad social será más amplia, cuanto 
          mayor sea el número de ciudadanos que se identifican con el espacio 
          regional -con la idea de "nosotros" y "ellos"- por 
          considerarlo como una de las fuentes en las que se pueden nutrir en 
          sus objetivos de bienestar, calidad de vida, libertad y democracia y, 
          en particular, en su visión de un futuro mejor. 
 ¿Qué conclusiones provisorias pueden extraerse de lo observado 
        en las recientes experiencias de la UE y del Mercosur con respecto a la 
        sustentabilidad de los respectivos procesos de integración? Tres parecen ser conclusiones tentativas de una reflexión basada 
        en la comparación de las crisis por las que están atravesando 
        ambos procesos de integración.  La primera es que en la construcción de una asociación 
        permanente entre naciones soberanas que comparten un espacio geográfico 
        regional, no existe un modelo único sobre cómo desarrollar 
        el proyecto común y sobre cómo adaptarlo a los continuos 
        cambios contextuales.
 La segunda es que objetivos y métodos de trabajo conjunto deben 
        ser continuamente adaptados a los cambios contextuales.
 Y la tercera es que una variable clave para explicar y predecir la sustentabilidad 
        de un proceso de integración entre naciones que comparten un mismo 
        espacio geográfico regional, es la calidad de las estrategias de 
        inserción externa de cada país participante. |  
   
    |  Lecturas recomendadas: 
        Arbuet-Vignali, Heber; Vignali, Giovanetti, "Laudo N° 01/2012 
          del T.P.R. Un vacío imposible de llenar", Consejo Uruguayo 
          para las Relaciones Internacionales (CURI), Estudio 08/12, Montevideo, 
          3 de octubre de 2012, en: http://curi.org.uy/. 
          
Diener, Alexander C.; Hagen, Joshua (eds.), "Borderlines and 
          Borderlands. Political Oddities at the Edge of the Nation-State", 
          Rowman & Littlefield Publishers, Plymouth, UK 2010.
Fundación INAI, "Boletín del INAI", Boletín 
          N° 120, Buenos Aires, 30 de septiembre de 2012, en: http://www.inai.org.ar/. 
          
Gallaher, Carolyn; Dhalman, Carl T.; Gilmartin, Mary; Mountz, Alison 
          (with Shirlow, Peter), "Key Concepts in Political Geography", 
          SAGE, Los Angeles, London, New Delhi, Singapore, Washington DC. 2009.
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    | Félix Peña es Director 
        del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC; Director 
        de la Maestría en Relaciones Comerciales Internacionales de la 
        Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF); Miembro del Comité 
        Ejecutivo del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). 
        Miembro del Brains Trust del Evian Group. Ampliar 
        trayectoria. |  
 
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