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    | MERCOSUR Y ALIANZA DEL PACÍFICO EN 
      LA INTEGRACIÓN REGIONAL Primera aproximación a la pregunta ¿se contraponen o se pueden 
      complementar?
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    | por Félix PeñaJunio 2013
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    |    | Llamar la atención internacional -y la de la 
        propia opinión pública- es algo frecuente en los momentos 
        fundacionales de los procesos de integración entre naciones. Sin 
        embargo, a través del tiempo, las expectativas que se generan con 
        el lanzamiento de un acuerdo de integración, al menos entre países 
        latinoamericanos, por lo general se han traducido luego en frustraciones. 
        La curva hacia el desencanto no necesariamente culmina en que el proyecto 
        respectivo sea abandonado. Pero sí se traduce en una pérdida 
        de la relevancia que se le atribuyera en el momento fundacional. 
       De allí la importancia que tiene la pregunta: 
        ¿cuáles son factores que permiten sostener en el tiempo 
        la voluntad política de un grupo de naciones soberanas de asociarse, 
        con vocación de permanencia, en el ámbito de un proceso 
        de integración?
       Más allá del entusiasmo inicial, que 
        hoy parece evidente en los países participantes como en otros que 
        aspiran a vincularse, aunque sólo fuere como observadores, cabe 
        preguntarse entonces sobre cuán sostenible en el tiempo será 
        el proceso de "integración profunda" encauzado en la 
        denominada "Alianza del Pacífico". Implica interrogarse 
        sobre si trascenderá a su indudable impacto actual como ejercicio 
        exitoso de "diplomacia mediática". Quizás sea 
        aún temprano para intentar responder tan compleja pregunta. Habrá 
        que observar los compromisos concretos que se asuman para el desarrollo 
        del acuerdo-marco firmado en el 2012.
       Una cuestión a seguir de cerca será 
        la de las relaciones que se construyan entre los espacios preferenciales 
        de la Alianza del Pacífico y del Mercosur. Es una cuestión 
        de interés económico y también de connotaciones geopolíticas. 
        Cabe tener presente que para varios países de la Alianza del Pacífico 
        sus relaciones con países del Mercosur, pero especialmente con 
        la Argentina y el Brasil, son muy estrechas y trascienden al comercio. 
        De allí la importancia de formular la pregunta sobre si entre ambos 
        espacios habrá complementación o, por el contrario, si predominarán 
        visiones contradictorias.
       Es una pregunta que requerirá tiempo para obtener 
        una respuesta fundada en argumentos sólidos y no sólo emocionales. 
        Entre otras razones, para poder tener una idea más clara de cuáles 
        son los compromisos que finalmente se plasmen en el espacio de la Alianza 
        del Pacífico y para poder apreciar el real alcance de la actual 
        "metamorfosis" del Mercosur, resultante especialmente de cambios 
        en su membresía, de la conveniencia de capitalizar la experiencia 
        acumulada, y la de su adaptación a realidades nacionales, regionales 
        y globales muy diferentes a las del momento fundacional.
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    |  La presencia en Cali (Colombia), en ocasión de la VII Cumbre 
        de la Alianza del Pacífico (23 de mayo 2013) además de los 
        cuatro miembros (Colombia, Chile, Perú y México), de nueve 
        países "observadores" con representantes de alto nivel, 
        ha sido considerado como una demostración de que "es un proceso 
        que está llamando la atención internacional" (ver al 
        respecto el documento informativo del Ministerio de Comercio, Industria 
        y Turismo de Colombia, denominado "ABC resultados de la VII Cumbre 
        Alianza Pacífico", en: https://www.mincomercio.gov.co/; 
        ver, asimismo, el documento "30 Preguntas de la Alianza Pacífico", 
        publicado en http://www.europarl.europa.eu/). 
       Llamar la atención internacional -y la de la propia opinión 
        pública- es algo frecuente en los momentos fundacionales de los 
        procesos de integración entre naciones. Por ejemplo, ya ocurrió 
        con la firma en 1969 del Acuerdo de Cartagena (Colombia), que fuera el 
        resultado de un protagonismo muy fuerte de los entonces Presidentes de 
        Chile, Eduardo Frei Montalva y de Colombia, Carlos Lleras Restrepo. En 
        su etapa inicial y por algunos años el denominado Grupo Andino 
        logró concentrar mucha atención internacional, especialmente 
        cuando aprobó, en diciembre de 1970, su régimen de inversiones 
        extranjeras conocido como la Decisión n° 24 (ver entre otras 
        publicaciones el artículo de Ernesto Tironi, titulado "La 
        Decisión 24 sobre capitales extranjeros en el Grupo Andino" 
        en: http://www.revistaei.uchile.cl/). 
        Luego comenzó el ocaso con el retiro de Chile y tras la transformación 
        en la Comunidad Andina de Naciones (CAN) el entusiasmo original se fue 
        gradualmente erosionando. Colombia y Perú, participantes en la 
        Alianza del Pacífico, siguen siendo sin embargo miembros de la 
        CAN (sobre sus actividades actuales ver http://www.comunidadandina.org/ 
        y sobre el comercio entre sus socios y con terceros países en el 
        año 2012, ver http://estadisticas.comunidadandina.org/). Las altas expectativas que suelen generarse con el lanzamiento de un 
        acuerdo internacional de integración entre países latinoamericanos, 
        por lo general se han traducido luego en tendencias a la frustración, 
        a veces difíciles de superar. Algo así ocurrió hace 
        más de cincuenta años con el lanzamiento de la Asociación 
        Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), luego sustituida en 1980 por 
        la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI). La 
        curva hacia el desencanto no necesariamente culmina con el abandono del 
        respectivo proyecto. Pero sí se traduce en una pérdida de 
        la relevancia que se le atribuyó en el momento fundacional. De allí la actualidad que tiene hoy la pregunta: ¿cuáles 
        son los factores que permiten sostener en el tiempo la voluntad política 
        de un grupo de naciones soberanas de trabajar juntas en el ámbito 
        de un proceso de integración con vocación de permanencia? 
        De distintas experiencias latinoamericanas, incluyendo por cierto la del 
        Mercosur -que también atraviesa hoy un período en el que 
        se manifiestan frustraciones en distintos sectores de sus países 
        miembros-, tres parecen ser factores a examinar con atención. Uno 
        es el de la capacidad de adaptar el proyecto original de integración 
        a los frecuentes cambios en las condiciones políticas y económicas 
        en los propios países miembros, pero también en el entorno 
        externo, global y regional. Otro es el de la densidad y calidad de la 
        conectividad económica y, sobre todo productiva, que se desarrolle 
        como resultante de los compromisos asumidos en el marco del proceso de 
        integración. Y el tercero, muy vinculado al anterior, es el de 
        la calidad de las reglas de juego, medida por su efectividad (capacidad 
        de penetrar en la realidad), su eficacia (capacidad de producir los resultados 
        que les dieron origen) y su legitimidad social (capacidad de contemplar, 
        gracias al proceso de producción de reglas, intereses sociales 
        de todos los países miembros reflejando así un cuadro dinámico 
        de percepción de ganancias mutuas). Sin la suma de esos tres factores 
        es difícil que un proceso voluntario de integración -en 
        el sentido de trabajo conjunto sistemático entre naciones soberanas- 
        perdure en el tiempo, al menos sin sufrir profundas alteraciones. Más allá del entusiasmo inicial, que hoy parecería 
        evidente tanto en los países participantes como en otros que aspiran 
        a tener algún tipo de vinculación, aunque sólo fuere 
        como observadores, cabe preguntarse entonces sobre cuán sostenible 
        en el tiempo será el proceso de "integración profunda" 
        encauzado en la denominada "Alianza del Pacífico". Es 
        decir sobre si trascenderá a su indudable impacto actual como ejercicio 
        exitoso de "diplomacia mediática", entendida como aquella 
        que permite a sus protagonistas ganar espacios por un tiempo en los medios 
        de comunicación. Quizás sea temprano para intentar responder tan compleja pregunta. 
        Hasta el momento, lo concreto es la fuerte voluntad política que 
        los países participantes han reflejado en un denominado "acuerdo 
        marco", que fuera firmado en ocasión de la Cumbre del Paranal, 
        Antofagasta (Chile) el 6 de junio de 2012. Más que compromisos 
        jurídicos exigibles, este acuerdo propone objetivos y expresa la 
        voluntad de trabajo conjunto, fijando el marco institucional para así 
        hacerlo (ver su texto en: http://www.sre.gob.mx/). 
        Con razón se ha aclarado que el Acuerdo Marco no es un Tratado 
        de Libre Comercio (TLC): "Es una normatividad mediante la cual se 
        crea la Alianza Pacífico. Define sus objetivos y las acciones a 
        desarrollar para alcanzar tales objetivos; establece sus órganos 
        de dirección y la naturaleza de los instrumentos que se aprueben 
        al interior de la misma; permite la posibilidad de que haya Estados observadores; 
        reglamenta la adhesión de nuevos Estados y la manera como podrá 
        enmendarse; y establece reglas acerca de su entrada en vigencia y duración". 
        ¿Y en qué se diferencia entonces con un TLC?: "En que 
        no establece obligaciones para los Miembros de la Alianza en materias 
        relacionadas con el comercio de bienes y servicios; las inversiones; el 
        movimiento de personas; y compras públicas y solución de 
        controversias, asuntos que en este momento se encuentran en negociación 
        a través de los correspondientes Grupos Técnicos creados 
        para tal fin, y bajo la directriz del Grupo de Alto Nivel (GAN) integrado 
        por los Viceministros de Comercio y Relaciones Exteriores de los cuatro 
        países. Estas obligaciones, cuando se finalice su negociación, 
        serán llevadas al Congreso de la República, como un paquete 
        el cual debe ser sometido a aprobación legislativa" (ver al 
        respecto el documento informativo antes citado: https://www.mincomercio.gov.co/). Los objetivos enunciados en el acuerdo marco son amplios y ambiciosos. 
        De allí la expresión de "integración profunda" 
        que evoca la idea de ir más allá de lo que son los simples 
        acuerdos de libre comercio. Un aspecto central para apreciar cuán 
        lejos se quiere y se puede avanzar será, por cierto, el de la liberación 
        del comercio recíproco. Al menos si se toma en cuenta el enfoque 
        que parece predominar en la construcción de esta Alianza. Al respecto 
        lo acordado en la Cumbre de Cali -según la declaración final- 
        establece que: "en materia de Eliminación Arancelaria, se 
        definió la desgravación total de aranceles para el universo 
        arancelario. Asimismo, se definió que el 90% común de ese 
        universo tendrá arancel cero a la entrada en vigor del Acuerdo 
        y el 10% remanente se desgravará conforme lo acordado entre las 
        Partes". También señala que acordaron: "concluir 
        la negociación arancelaria del universo de bienes, para alcanzar 
        la desgravación total en plazos razonables. Asimismo, concluir 
        los textos del Capítulo de Acceso a Mercados". Según 
        el documento informativo antes mencionado, originado en el Ministerio 
        de Comercio, Industria y Turismo del gobierno de Colombia, lo que se acuerde 
        habrá que volcarlo en un protocolo adicional al Acuerdo Marco. 
        Entraría en vigencia cuando sea ratificado por los cuatros países. 
        Como suele ocurrir ello puede demandar un cierto tiempo. Los países miembros de la Alianza ya se encuentran vinculados 
        entre sí por acuerdos preferenciales celebrados en el marco de 
        la ALADI (ver los textos respectivos incluyendo sus protocolos adicionales 
        y sus compromisos de desgravación arancelaria, en http://www.aladi.org/). 
        Por lo tanto cuando se concluyan los trabajos en curso para dar cumplimiento 
        a lo anunciado en la Cumbre de Cali, cabrá apreciar cuál 
        es valor agregado efectivo de lo que se acuerde en materia de desgravación 
        arancelaria, de sensibilidad y excepciones, y de válvulas de escape, 
        con respecto a lo que actualmente rige entre los distintos pares de países 
        miembros. También cabrá observar si se conectan entre sí 
        los acuerdos existentes incluyendo sus respectivas actualizaciones o si, 
        por el contrario, se insertan en un solo y nuevo acuerdo de alcance parcial 
        en el ámbito de la ALADI. Asimismo será interesante observar 
        lo que se avance en materia de acumulación de reglas de origen. 
        Los cuatro países y no es un dato menor a tener en cuenta, han 
        concluido acuerdos preferenciales con los EEUU y con la UE. Y tres -Chile, 
        México y Perú- participan de las negociaciones en curso 
        para establecer el Trans-Pacific Partnership (TPP)-. Tampoco es éste 
        un dato menor. Pero teniendo en cuenta los objetivos perseguidos por los asociados, 
        lo que será fundamental observar será el alcance real de 
        los compromisos efectivos que se adopten en otros planos y, especialmente, 
        en materia de distintos tipos de marcos regulatorios, de servicios y de 
        inversiones, incluso de propiedad intelectual y compras públicas. 
        Son ellos, junto con los de desgravación arancelaria y de eliminación 
        de restricciones no arancelarias, reglas de origen y, entre otros, facilitación 
        de comercio, los que más incidencia podrán tener en la idea 
        de tornar a la Alianza del Pacífico en un espacio propicio para 
        el desarrollo, especialmente, de cadenas productivas orientadas a sacar 
        el mayor provecho de los mega-acuerdos comerciales preferenciales interregionales 
        -el mencionado TPP y también el Transatlantic Trade and Investment 
        Partnership (TATIP)- que conectarían a ésta área 
        del Pacífico latinoamericano, con el Asia Pacífico, con 
        América del Norte y también con el espacio europeo. ¿No 
        será ésta la verdadera razón de ser de esta nueva 
        Alianza? Otra cuestión a seguir de cerca será la de las relaciones 
        que se construyan entre los espacios preferenciales latinoamericanos: 
        el de la Alianza del Pacífico y el del Mercosur. Es una cuestión 
        de interés económico pero también de fuertes connotaciones 
        geopolíticas. Cabe tener presente que para varios países 
        de la Alianza del Pacífico sus relaciones en todos los planos con 
        países del Mercosur, pero especialmente con la Argentina y el Brasil, 
        son muy estrechas y trascienden al comercio. De allí la importancia de formular la pregunta sobre si entre 
        ambos espacios preferenciales latinoamericanos habrá complementación 
        o, por el contrario, si predominarán visiones contradictorias. 
        Es una pregunta que han instalado algunos de los comentarios periodísticos 
        publicados en ocasión de la Cumbre de Cali (ver por ejemplo el 
        de Andrés Oppenheimer, titulado "Alianza del Pacífico 
        vs. Mercosur", publicado en el "Nuevo Herald" del 25 de 
        mayo 2013, en http://www.elnuevoherald.com/; 
        y el de la revista "The Economist" del 18 de mayo 2013, con 
        el título "Latin American Geoeconomics. A continental divide. 
        The region is falling in behind two alternatives blocks: the market-led 
        Pacific Alliance and the more statist Mercosur"). Y es una pregunta 
        que requerirá tiempo para obtener una respuesta fundada en argumentos 
        sólidos y no sólo ideológicos o emocionales. Entre 
        otras razones para poder tener una idea más clara de cuáles 
        son los compromisos que finalmente se plasmen en el espacio de la Alianza 
        del Pacífico y para poder apreciar el real alcance de la actual 
        "metamorfosis" del Mercosur, resultante especialmente de cambios 
        en su membresía, de la conveniencia de capitalizar la experiencia 
        acumulada desde su creación, y de su recomendable adaptación 
        a realidades nacionales, regionales y globales muy diferentes a las del 
        momento fundacional.  La Alianza del Pacífico es el equivalente a una casa a construirse. 
        Estaría la voluntad de hacerlo y se están discutiendo los 
        planos. Luego comenzará la construcción efectiva, la que 
        a su vez podrá quedar impactada por la dinámica de cambio 
        que se está operando en su contexto externo. A su vez el Mercosur 
        es el equivalente a una casa también en construcción -la 
        experiencia actual de la UE demuestra que ésta es una realidad 
        constante de los procesos de integración-, pero que ya requiere 
        ser ampliada y ajustada a las nuevas realidades de sus propietarios y 
        del entorno en el que se insertan. Ambas construcciones se desarrollan en los marcos institucionales más 
        amplios que existen en la región. Todos ellos apuntan también 
        a asegurar la gobernabilidad regional -en términos de paz y estabilidad 
        política- y no sólo en el plano económico. Ellos 
        son, en particular, el de la ALADI y la UNASUR -en cierta medida también 
        el de la CELAC-. Se cuenta además con instituciones regionales 
        que pueden cumplir una función muy útil en facilitar la 
        articulación entre los dos procesos de integración, tales 
        como la CEPAL y la CAF-Banco de Desarrollo de América Latina.  ¿Cómo lograr entonces que ambos procesos se complementen, 
        generando convergencias de políticas de desarrollo y comerciales, 
        y logrando la articulación creciente de cadenas de valor transnacionales? 
        Es quizás ésta la pregunta central sobre la que trabajar 
        hacia adelante entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico, potenciando 
        al máximo la capacidad instalada en el ámbito de las instituciones 
        regionales antes mencionadas. |  
   
    |  Lecturas recomendadas: 
        ADB, "Beyond Factory Asia. Fuelling Growth in a Changing World", 
          Asian Development Bank, Manila, April 2013, en: http://www.adb.org/. 
          
ADBInstitute, "Connecting South Asia and Southeast Asia. Interim 
          Report", ADB-ADBInstitute Joint Study, Tokyo 2013, en: http://www.adbi.org/. 
          
Baldwin, Richard, "Lessons from the European Spaghetti Bowl", 
          ADBI Working Paper Series, Nro.418, Tokyo, April 2013, en: http://www.adbi.org/. 
          
Bergsten, Fred C., "Currency Wars, The Economy of the United 
          States and Reform of the International Monetary System", Stavros 
          Niarchos Foundation Lectures, Washington, May 16, 2013, en: http://www.iie.com/. 
          
CEPAL, "La Inversión Extranjera Directa en América 
          Latina y el Caribe-2012", CEPAL-Naciones Unidas, Santiago de Chile 
          2013, en: http://www.eclac.org/. 
          
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          viento y marea. Historias de pequeñas y medianas empresas argentinas", 
          Prometeo Libros - Bononiae Libres, Buenos Aires 2009.
Chirathivat, Suthiphand; Srisangnam, Piti, "The 2030 Architecture 
          of Association of Southeast Asian Nations Free Trade Agreements", 
          ADBInstitute Working Paper Series,Nro. 419, Tokio, April 2013, en: http://www.adbi.org/. 
          
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          perspectiva de médio prazo", CINDES, Força-Tarefa, 
          Relatório Final, Julho de 2012, en: http://www.cindesbrasil.org/. 
          
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          de la Nación - UTERH - UMET, Buenos Aires 2013.
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          Editores: Benedito da Silva Filho e Ivan Thiago Machado Oliveira, IPEA, 
          Número 12, Brasília, Out/Dez 2012, en: http://www.ipea.gov.br/. 
          
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Machado Oliveira, Ivan Thiago, "BRICS: Novos competidores no 
          comércio internacional de serviços?", IPEA, Texto 
          para Discussão, 1809, Brasília, Janeiro 2013, en: http://www.ipea.gov.br/. 
          
Moisé, Evdokia; Le Bris, Florian, "Trade Costs. What we 
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          en: http://www.adbi.org/.
Peña, Marcos; Rozitchner, Alejandro (compiladores), "Estamos. 
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          com Terceiros Países", Documentos IPEA/CEPAL, Textos para 
          Discussâo, n° 23, Brasilia 2010, en: http://www.iadb.org/. 
          
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          - FLACSO Brasil, São Paulo 2013.
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          Countries", The World Bank, Economic Premise, Number 118, Washington, 
          May 2013, en: http://siteresources.worldbank.org/. 
          
Sica, Dante, "La estratégia nacional exportadora de Brasil", 
          Boletín Informativo Techint número 340, Buenos Aires, 
          Enero-Abril 2013, en: http://www.boletintechint.com/boin/. 
          
Thorstensen, Vera; Machado Oliveira, Ivan Thiago (organizadores), 
          "Os BRICS na OMC. Políticas Comerciais Comparadas de Brasil, 
          Rússia, Índia, China e África do Sul", IPEA, 
          Brasília 2012, en: http://www.ipea.gov.br/
UNCTAD, "Reform of Investor-State Dispute Settlement: In Search 
          of a RoadMap", UNCTAD, IIA Issues Note, N° 2, Geneva, May 2013, 
          en: http://unctad.org/. 
          
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    | Félix Peña es Director 
        del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC; Director 
        de la Maestría en Relaciones Comerciales Internacionales de la 
        Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF); Miembro del Comité 
        Ejecutivo del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). 
        Miembro del Brains Trust del Evian Group. Ampliar 
        trayectoria. |  
 
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