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    | CONFIANZA RECÍPROCA, FLEXIBILIDAD, 
      PREVISIBILIDAD: Implicancias para el rejuvenecimiento del Mercosur y para su acuerdo con 
      la UE
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    | por Félix PeñaSeptiembre 2013
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    |    | Tres condiciones son necesarias en la construcción 
        de una integración regional especialmente entre naciones vecinas 
        con fuerte densidad de interdependencia: confianza recíproca, flexibilidad 
        metodológica y previsibilidad. 
       Ellas hacen al logro y preservación de tres de cualidades esenciales 
        a la perdurabilidad de un acuerdo de integración: la efectividad, 
        como resultado de que sus reglas de juego penetren en las realidades; 
        la eficacia, por la calidad de los resultados que se produzcan, y la legitimidad 
        social, por la identificación de los ciudadanos de cada país 
        miembro con las reglas, redes y símbolos producidos en común. 
         Las tres condiciones mencionadas cobran actualidad en el debate que 
        se observa sobre el futuro del Mercosur, su rejuvenecimiento y su adaptación 
        a nuevas realidades económicas y políticas en los países 
        miembros, en la región, y a escala global.  También cobran actualidad en el debate que se está produciendo 
        en países del Mercosur -en particular en algunos sectores empresarios- 
        sobre cómo encarar las negociaciones comerciales internacionales, 
        especialmente con la UE. Se refleja en la idea que se está sosteniendo 
        sobre que sería suficiente lograr un "acuerdo paraguas" 
        como resultante de negociaciones y acuerdos bilaterales de cada país 
        miembro del Mercosur con la UE.  Tal fórmula podría erosionar los alcances de las preferencias 
        comerciales y económicas pactadas en el Mercosur. Podría 
        implicar un deterioro eventualmente irreversible de un instrumento clave 
        como es el del arancel externo común, concebido no sólo 
        en su valor económico pero, sobre todo, en su alcance de garantía 
        mutua de la lealtad de los socios a la hora de negociar preferencias económicas 
        con otros países o bloques. Hay opciones para tal fórmula. Según sea la densidad 
        del interés estratégico europeo y de sus empresas con inversiones 
        en el Mercosur, sería posible introducir elementos de flexibilidad 
        que contemplen los intereses más sensitivos de ambos lados.  Si hay voluntad política, parece factible conciliar confianza 
        recíproca, flexibilidad y previsibilidad, incluso en una negociación 
        con una UE que está transitando por su propio período de 
        incertidumbres económicas y políticas, así como de 
        eventuales transformaciones internas y de complejas negociaciones inter-regionales, 
        especialmente con los EEUU. |  
   
    |  La relación entre Argentina y Brasil ha estado siempre en el 
        centro de lo que a partir de 1990 comenzó a llamarse Mercosur. 
        Sin perjuicio de la importancia relativa de la participación de 
        los otros países socios, esa relación bilateral preferencial 
        ha sido el núcleo duro de una construcción regional con 
        claras implicancias para la gobernabilidad del espacio geográfico 
        sudamericano. Como señalara en su momento el entonces canciller 
        Celso Amorim (WEF, Davos 2008), para Brasil el Mercosur es sinónimo 
        de paz y estabilidad política en América del Sur. Lo mismos 
        podría decirse en Argentina. Probablemente continuará siendo un núcleo duro. Pero siempre 
        estará la posibilidad -lo que no significa que ella sea probable- 
        que tal relación preferencial se deteriore más allá 
        de lo conveniente. No implica que existan hoy riesgos de un retorno a 
        un pasado no muy lejano en que esa relación bilateral estaba signada 
        por la desconfianza mutua y, a veces, incluso por una sórdida rivalidad. 
        Implica sí que no parecería recomendable ignorar que tales 
        riesgos siempre pueden aparecer.  La experiencia histórica enseña que cuando ellos aparecen 
        entre naciones vecinas y con fuerte densidad de interdependencia, puede 
        ser difícil -no imposible- revertir la tendencia gradual -por goteo- 
        hacia una relación de conflicto y fragmentación, con las 
        consiguientes repercusiones en la gobernabilidad del espacio regional 
        en el cual se insertan, en este caso, los dos países -sea éste 
        Sudamérica o el más amplio de América Latina-. Y 
        quizás por ello, en nuestra historia regional la palabra "integración" 
        ha evocado precisamente lo contrario a los escenarios posibles de "fragmentación". En una época en la cual se observa una cierta disminución 
        de lo atractivo que resultó durante un tiempo el acrónimo 
        Mercosur -verdadera marca regional como dijera en su momento Fernando 
        Henrique Cardoso cuando era Presidente del Brasil- parece útil 
        reflexionar sobre tres condiciones que permiten que un proceso de integración 
        consensual entre naciones contiguas y que no aspiran a dejar de ser soberanas, 
        por más que acepten restringir el uso irrestricto de tal soberanía 
        -y es precisamente de eso de lo que se trata en el caso del Mercosur- 
        pueda tener posibilidades de perdurar en el tiempo.  Se sabe que la irreversibilidad no es compatible con las características 
        de este tipo de procesos entre naciones vecinas. Pero la percepción 
        de que el proceso y sus consiguientes preferencias económicas tienen 
        potencial para perdurar en el tiempo depende de tres de sus cualidades 
        esenciales: la efectividad, como resultado de que sus reglas de juego 
        penetren en las realidades; la eficacia, por la calidad de los resultados 
        que se produzcan, y la legitimidad social, por la identificación 
        de los ciudadanos de cada país miembro con las reglas, redes y 
        símbolos producidos en común.  Las tres condiciones a las que nos estamos refiriendo son: confianza 
        recíproca, flexibilidad metodológica y previsibilidad. La confianza recíproca ha sido de la esencia de lo que condujo 
        al entendimiento estratégico binacional entre Argentina y Brasil 
        que diera luego origen a la creación del Mercosur. Vale la pena 
        recordar hoy algunos hitos fundacionales de lo que condujera luego a lo 
        que hoy es el Mercosur. Con el paso del tiempo a veces ellos no se tienen 
        presentes, ni se recuerdan bien las circunstancias en las que se produjeron. 
        Se reflejan en los acuerdos logrados por los Presidentes Raúl Alfonsín 
        y José Sarney, primero en la Declaración de Iguazú 
        del 30 de noviembre de 1985 (http://www.abacc.org.br/) 
        y luego en el instrumento fundacional contenido en el Acta para la Integración 
        Argentino-Brasileña del 29 de julio de 1986 (http://es.wikisource.org/). 
        Todo ello dio lugar al Programa de Integración y Cooperación 
        Económica (PICE) entre ambos países y al Tratado Bilateral 
        de Integración, Cooperación y Desarrollo de 1988, que entrara 
        en vigencia -aún lo está- en 1989 (http://es.wikisource.org/). 
        El Acta de Buenos Aires del 6 de julio de 1990, acordada por los Presidentes 
        Fernando Collor de Mello y Carlos Saúl Menem (http://es.wikisource.org/) 
        es, a su vez, la piedra fundacional de la etapa iniciada en marzo de 1991 
        con la creación formal del Mercosur. En sus considerandos están 
        los objetivos compartidos de ambos países que reflejaban la percepción 
        de un nuevo entorno internacional y, a su vez, la voluntad de capitalizar 
        los activos acumulados en el proceso iniciado en 1985. Esa confianza recíproca no era lo que había predominado 
        en un largo período anterior. Incluso percepciones encontradas 
        sobre el mundo y la región condujeron al fracaso de iniciativas 
        como la del "Tratado para Promover un Régimen de Libre Intercambio 
        Comercial" firmado en Buenos Aires por la Argentina y el Brasil el 
        21 de noviembre de 1941. Una idea del clima de desconfianza existente 
        en el período anterior al inicio de la actual integración 
        bilateral, la da la información publicada el 11 de agosto 2013 
        en la página Web del diario "O Estado de Sao Paulo" (http://www.estadao.com.br/) 
        según la cual, en base a documentos secretos desclasificados este 
        año, el entonces Presidente Geisel del Brasil alertaba en 1974 
        sobre las implicancias de un supuesto desarrollo de la bomba atómica 
        en la Argentina.  Precisamente ese clima de desconfianza recíproca nos llevó 
        hace cuarenta años a publicar junto con Celso Lafer un pequeño 
        libro sobre "La Argentina y el Brasil en el sistema de relaciones 
        internacionales", que prologara el profesor Helio Jaguaribe, un gran 
        creyente y promotor de una relación estratégica densa entre 
        nuestros dos países como base de sustentación de la más 
        amplia y ambiciosa integración latinoamericana (ver el texto de 
        la versión española, editada por Nueva Visión, Buenos 
        Aires 1973, en http://www.felixpena.com.ar/). 
        La edición en portugués fue editada el mismo año 
        por Livraria Duas Cidades (Sâo Paulo 1973). Identificábamos 
        lo que en nuestra opinión eran posibles perspectivas comunes entre 
        los dos países y que podían resultar de una lectura de las 
        tendencias que en esos años estaban emergiendo en el sistema internacional. 
        Planteábamos, junto con Helio Jaguaribe, una visión compartida 
        sobre la inserción en el mundo de nuestros respectivos países, 
        que no era común en esos tiempos. Lo que demuestra el período iniciado en 1985 no es sólo 
        que la confianza recíproca sea fundamental para encarar una relación 
        estratégica sustentable, sino que ella requiere visión y 
        liderazgo político; diálogos en todos los niveles; lecturas 
        compartidas de las realidades globales y regionales -lo que no significa 
        que deban ser idénticas o similares- y sobre todo, conocimiento 
        recíproco y capacidad para entender los intereses y restricciones 
        que ocasionalmente pueda tener el respectivo vecino y socio estratégico. 
       Pero en el caso del Mercosur la necesidad de confianza recíproca 
        no se limita a Argentina y Brasil. Es algo que también permite 
        sustentar la participación de los otros socios, Uruguay y Paraguay 
        en la etapa fundacional, y ahora Venezuela y, luego Bolivia y Ecuador. 
        En los casos de Paraguay y Uruguay lo que importa -además del respeto 
        a su condición de naciones con identidad propia- es la confianza 
        en aquello que para su desarrollo económico es fundamental: acceso 
        irrestricto al mercado de las economías mayores como plataforma 
        para potenciar sus sistemas productivos e inserción en el mundo. 
       La confianza recíproca requiere, en particular, la expectativa 
        fundada de que la idea de "ganancias mutuas" se torne realidad. 
        Ella no implica que las ganancias de todos los socios sean similares. 
        Requiere que al menos en el mediano y largo plazo todos entiendan que 
        ganarán más estando en el "club" que estando afuera. 
        Y requiere tener presente, además, las dificultades e insuficiencias 
        de eventuales opciones para las respectivas estrategias de inserción 
        internacional. Pero cuando un país entiende que tiene un "plan 
        B" más atractivo que el que ofrece el "club" lo 
        previsible es que termine abandonándolo. La flexibilidad metodológica fue una condición presente 
        desde el inicio en la construcción del Mercosur y de su precedente 
        el acuerdo bilateral entre Argentina y Brasil. Implica el pleno aprovechamiento 
        del principio de "libertad de organización" que planteara 
        en su momento el profesor italiano Angelo Piero Sereni, como factor esencial 
        para la organización del trabajo conjunto entre un grupo de naciones 
        (ver al respecto su libro "Le Organizzazioni Internazionali", 
        Giuffré, Milano 1959, ps 260 y ss.). En el caso de un acuerdo que 
        contenga preferencias comerciales, implica además una interpretación 
        correcta y no dogmática, de la normativa del artículo XXIV, 
        par. 8 del GATT y un buen conocimiento de su historia legislativa.  Tal flexibilidad es de la esencia de la construcción europea, 
        tal como lo demuestra, entre otros especialistas, Alexander Stubb en su 
        libro "Negotiating Flexibility in the European Union", Palgrave, 
        London 2002 (el tema lo ha analizado Mario Filadoro en un paper que se 
        puede consultar en http://www.ies.be/files/Filadoro-A2.pdf). 
        Y es una condición, como veremos luego, que puede ser esencial 
        en la negociación aún inconclusa entre el Mercosur y la 
        Unión Europea. Geometrías variables, múltiples velocidades 
        y "menú a la carta" conforman, como lo señala 
        Stubb, una tipología de fórmulas que permiten alcanzar grados 
        de flexibilidad razonables y compatibles con la idea de la construcción 
        de un espacio preferencial entre naciones soberanas, que procuran trabajar 
        juntas en función de sus respectivos intereses nacionales y en 
        forma compatible con principios y normas internacionales. Y la tercera condición es la previsibilidad. Hace a la idea de 
        un trabajo conjunto entre naciones que procuran que sus reglas de juego, 
        aunque fueren flexibles, permitan orientar decisiones de inversión 
        productiva que generan empleo para la gente y que permitan un clima de 
        confianza recíproca que se mantenga vigente a través del 
        tiempo. Puesto en otros términos, la previsibilidad significa que 
        incluso cuando sea necesario introducir flexibilidades, ellas se logren 
        aplicando las reglas pactadas y no a través de su violación 
        e incumplimiento, es decir que sean "rule oriented" y no producto 
        de actos discrecionales. Es lo contrario a lo que muchas veces ha ocurrido 
        en la integración latinoamericana, cuando se ha interpretado que 
        las reglas sólo debían ser cumplidas "cuando fuere 
        posible". La trayectoria de la ALALC primero y luego de la ALADI 
        ofrece numerosos ejemplos al respecto.  Las tres condiciones mencionadas cobran actualidad en el debate que se 
        observa sobre el futuro del Mercosur, su rejuvenecimiento y su adaptación 
        a nuevas realidades económicas y políticas, en los países 
        miembros, en la región, y a escala global. También cobran actualidad en el debate que se están produciendo 
        en países del Mercosur -y en particular en algunos sectores empresarios- 
        sobre cómo encarar las negociaciones comerciales internacionales, 
        especialmente con la Unión Europea. Se refleja en la idea que se 
        está sosteniendo en el sentido que al igual que ocurriera con la 
        Comunidad Andina de Naciones, sería suficiente lograr un "acuerdo 
        paraguas" que sea la resultante de negociaciones y acuerdos bilaterales 
        de cada país miembro del Mercosur con la UE.  Tal fórmula podría erosionar los alcances de las preferencias 
        comerciales y económicas pactadas en el Mercosur. Podría 
        implicar un deterioro eventualmente irreversible de un instrumento clave 
        como es el del arancel externo común, concebido no sólo 
        en su valor económico pero, sobre todo, en su alcance de garantía 
        mutua de la lealtad de los socios a la hora de negociar preferencias económicas 
        con otros países o bloques.  Quizás en el contexto de su momento fundacional, cuando los Estados 
        Unidos impulsaban lo que luego serían las frustradas negociaciones 
        del ALCA, tal garantía mutua fue para Argentina y Brasil un factor 
        esencial para impulsar la construcción de un proceso basado en 
        la confianza recíproca. Conocedores de sus respectivas historias, 
        ambos países necesitaban un instrumento que les asegurara sobre 
        el comportamiento del otro frente a la tentación de una relación 
        preferencial especial con los EEUU.  Su valor trasciende entonces lo económico y comercial. Es esencialmente 
        político, tal como se ha puesto en evidencia cada vez que uno de 
        los dos países era percibido por el otro, como procurando esa relación 
        preferencial y excluyente con los EEUU. También fue el caso de 
        los dos intentos del Uruguay de negociar individualmente un acuerdo preferencial 
        con los EEUU, tal como lo narra Roberto Porzecanski en su fascinante libro 
        "No voy en tren. Uruguay y las perspectivas de un TLC con Estados 
        Unidos (2000-2010)" (Debate-Editorial Sudamericana Uruguaya, Montevideo 
        2010). Hay opciones para tal fórmula. Implicaría mantener la idea 
        de una negociación conjunta, colocándola en el marco de 
        una correcta apreciación del balance de intereses efectivos de 
        ambas regiones en conseguir el respectivo acuerdo. En el caso de la UE 
        implica interrogarse sobre si prefieren concluirlo antes o después 
        de la negociación actual con los EEUU del denominado acuerdo transatlántico 
        de comercio e inversiones (TATIP). Cabe tener presente, además, 
        que por mucho tiempo un poderoso motor que impulsó el interés 
        europeo era el contrapesar un ingreso preferencial de los EEUU a los países 
        latinoamericanos, incluyendo por cierto los del Mercosur, como resultante 
        de la Iniciativa de las Américas. De hecho los acuerdos que la 
        UE ya ha concluido en la región son con los países que tienen, 
        a su vez, un TLC con los EEUU.  Según sea la densidad del interés estratégico europeo 
        y de sus empresas con inversiones en el Mercosur -especialmente en sectores, 
        entre otros, como el automotriz, los bienes de capital, las compras gubernamentales 
        y la construcción de grandes obras públicas, que están 
        más expuestos a la competencia de nuevos protagonistas que operan 
        en la región, tal el caso de China e India- es factible introducir 
        elementos de flexibilidad que contemplen los intereses más sensitivos 
        de ambos lados.  Cabe tener en cuenta al respecto que un acuerdo birregional concebido 
        con sentido práctico, negociado con criterio estratégico 
        y con una buena dosis de inteligencia política, puede incluir múltiples 
        variantes de flexibilidades especialmente en los mecanismos de desgravación 
        comercial y en los marcos regulatorios. Requiere, además, un buen 
        uso de las cláusulas evolutivas y de los mecanismos de escape. Además, el tiempo de maduración de los respectivos compromisos 
        que se asuman -sin contar las excepciones que se pacten y las válvulas 
        de escape que se puedan aplicar durante el desarrollo del acuerdo- puede 
        implicar una dimensión temporal de entre veinte y veinticinco años 
        a partir de la conclusión de la negociación con la inicialización 
        del eventual acuerdo, tomando en cuenta el tiempo que demanda la traducción 
        del texto inicialado a los idiomas de la UE, el de su ratificación 
        parlamentaria y luego el propio tiempo del período de desgravación 
        comercial que puede ser de un mínimo de diez años y de un 
        máximo a acordar según sea el interés efectivo de 
        ambas partes por concretar el acuerdo. Un tiempo, entonces, más 
        que suficiente para proteger sectores sensitivos, sin perjuicio de la 
        posibilidad de prever mecanismos de financiamiento de reconversión 
        industrial. Siendo ello así, parece factible conciliar confianza recíproca, 
        flexibilidad metodológica y previsibilidad, incluso en una negociación 
        con una UE que está transitando por su propio período de 
        incertidumbres económicas y políticas, así como de 
        eventuales transformaciones internas. |  
   
    |  Lecturas recomendadas: 
        Acharya, Amitav, "The Making of Southeast Asia. International 
          Relations of a Region", Cornell University Press, Ithaca and London; 
          Institute of Southeast Asian Studies, Singapore, 2012.
Akhtar, Shayerah Ilias; Jones, Vivian C., "Proposed Transatlantic 
          Trade and Investment Partnership: In Brief", Congressional Research 
          Service, 7-5700, Washington July 23, 2013, en: http://www.fas.org/. 
          
Álvarez, Isabel; Fischer, Bruno B.; Natera, José Miguel, 
          "Mercosur: tendencias de internacionalización y capacidades 
          tecnológicas", Revista de la CEPAL, n° 109, Santiago 
          de Chile, Abril 2013, ps. 43 a 60, en: http://www.eclac.org/. 
          
Balassa, Bela, "The Theory of Economic Integration", Routledge 
          Revivals, New York 2011.
Bekerman, Marta; Dulcich, Federico, "La inserción internacional 
          de la Argentina: ¿Hacia un proceso de diversificación 
          exportadora", Revista de la CEPAL, n° 110, Santiago de Chile, 
          Agosto 2013, ps. 157 a 182, en: http://www.eclac.org/. 
          
Clulow, Germán, "El Debate sobre la Inserción Internacional 
          del Uruguay: ¿Mucho ruido y pocas nueces?". Parte I y II, 
          en Letras Internacionales, Montevideo, Año 7, n° 168, 22 
          de julio de 2013, en: http://www.ort.edu.uy/ 
          y n° 170, 15 de agosto de 2013, en: http://www.ort.edu.uy/. 
          
Coatz, Diego; Dragún, Pablo; Sarabia, Marianela, "La industria 
          argentina frente a los cambios globales: de la política comercial 
          a la integración regional", Boletín Informativo Techint, 
          n° 341, Buenos Aires, Mayo/Agosto 2013, ps. 37 a 62, en: http://www.boletintechint.com/. 
          
Dussel Peters, Enrique; Gallagher, Kevin P., "El huésped 
          no invitado del TLCAN: China y la desintegración del comercio 
          en América del Norte", Revista de la CEPAL, n° 110, 
          Santiago de Chile, Agosto 2013, ps. 85 a 111, en: http://www.eclac.org/. 
          
Emmerson, Charles, "The Future History of the Arctic. How climate, 
          resources and geopolitics are reshaping the North, and why it matters 
          to the world", Vintage Books, London 2011.
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          the invisible industry that put clothes on your back, gas in your car, 
          and food on your plate", Metropolitan Books, Henry Holt and Company, 
          New York 2013.
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          world: steps toward a new global order", EastAsiaForum, ANU, Canberra, 
          August 14, 2013, en: http://www.eastasiaforum.org/. 
          
Hoffman, Jan, "El potencial de puertos pivotes en la costa del 
          Pacífico sudamericano", Revista de la CEPAL, n° 71, 
          Santiago de Chile, Agosto 2000, ps 121 a 143, en: http://www.eclac.org/. 
          
Howse, Robert, "El momento de Azevedo", ICTSD, Puentes, 
          Volumen 14, Número 5, agosto de 2013, en: http://ictsd.org/. 
          
Magi, Gianluca (a cargo de), "Las 36 Estratagemas. El arte secreto 
          de la estrategia china para triunfar en cualquier campo de la vida cotidiana", 
          Ediciones Obelisco, Barcelona-Buenos Aires 2009.
Makuc, Adrián; Vega, Carolina; Scarpanti, Luciano, "La 
          quimera del oro: ¿Quo vadis OMC?", Boletín Informativo 
          Techint, n° 341, Buenos Aires, Mayo/Agosto 2013, ps. 79 a 109, en: 
          http://www.boletintechint.com/. 
          
Niang, Alioune, "Acuerdo sobre facilitación de comercio: 
          ¿a quién beneficiará?, ICTSD, Puentes, Volumen 
          14, Número 5, agosto de 2013, en: http://ictsd.org/. 
          
Reed, John, "México insurgente", Gandhi Ediciones 
          - Océano, México 2011.
Saggia, Aura, "Paraguay ante la Triple Alianza del Mercosur", 
          ICTSD, Puentes, Volumen 14, Número 5, agosto de 2013, en: http://ictsd.org/. |  
  
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    | Félix Peña es Director 
        del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC; Director 
        de la Maestría en Relaciones Comerciales Internacionales de la 
        Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF); Miembro del Comité 
        Ejecutivo del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). 
        Miembro del Brains Trust del Evian Group. Ampliar 
        trayectoria. |  
 
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