| Se impone un salto adelante. De lo contrario el MERCOSUR perderá 
        fuerza como proyecto estratégico. Su agenda quedaría dominada 
        por cuestiones comerciales de corto plazo. Sin una visión política 
        mas amplia, su gestión seria difícil y desgastante. La Cumbre de Asunción es la oportunidad para fijar nuevas metas. 
        No habría que desaprovecharla. Un MERCOSUR sin tono muscular plagado 
        de incertidumbres, que no trascienda a lo comercial, no es lo más 
        convenientes para sus socios. Por el contrario, firmemente orientado a 
        la transformación productiva, a la inversión, a la generación 
        de empleo, tiene un valor estratégico central para nuestro país 
        y sus socios. El presidente Cardoso así lo recordó en las 
        jornadas de la Asociación de Bancos de la Republica Argentina. En su nueva etapa, el MERCOSUR debería tener una meta clara y 
        un horizonte temporal definido. La meta seria transformar la unión 
        aduanera en un verdadero mercado interno, no solo de bienes, también 
        de servicios. El equivalente al mercado único europeo y el horizonte 
        temporal debería ser el año 2000. Cinco años es un 
        tiempo razonable, pues habrían madurado los actuales procesos nacionales 
        de transformación productiva: permitiría consumar la incorporación 
        plena de Chile, tras un periodo de transición, y prepararía 
        al MERCOSUR y a sus empresarios para negociar el área, el libre 
        comercio de las Ameritas y la asociación transatlánticas 
        con la Unión Europea. Tres deberían ser los ejes temáticos prioritarios para 
        construir el MERCOSUR del año 2000. Se sumarian las acciones necesarias 
        para perfeccionar y consolidar la unión aduanera, desarrollando 
        sus reglas de juego e instituciones, en un marco de menor disparidad macroeconomica. 
        En todos ellos, la participación empresaria y social es crucial. El primer eje es el de la transformación productiva. La acción 
        debería canalizarse a nivel sectorial. La decisión 3/91, 
        que reglamenta los acuerdos sectoriales del MERCOSUR, sigue teniendo vigencia 
        y validez practica. La incorporación del progreso técnico, 
        la calidad y la productividad, a la competitividad global, deberían 
        ser las áreas de trabajo conjunto. Las pequeñas y medianas 
        empresas- incluyendo a las que proveen a las grandes empresas industriales 
        y de servicio- y las economías regionales, deberían ser 
        las protagonistas. Financiamiento de preinversión y de inversión, 
        con apoyo del BID y de la Unión Europea debería ser el principal 
        instrumento operativo. El segundo eje es el de la educación técnica. La acción 
        podría desarrollarse en el mercado de los acuerdos sectoriales, 
        industriales y de servicio. El esfuerzo conjunto empresa sistema educativo, 
        debería estar orientado a la productividad y a la competitividad 
        global. EL objetivo principal deberían ser los jóvenes, 
        especialmente de los sectores de más bajo ingreso. La experiencia 
        brasileña de Senac y Senai pueden ser de gran validez. El fondo 
        multilateral de inversiones del BID y la Unión Europea podrían 
        brindar el apoyo técnico y financiero necesario. Es un eje central 
        para combatir el desempleo y para la igualdad de oportunidades, prioridades 
        de los cuatro países. El tercer eje es el de la integración física y los servicios. 
        La acción debería canalizarse al menos en tres planos prioritarios: 
        el impulso a los grandes proyectos de integración física 
        ya identificados (Hidrovia, Paraguay-Paraná; ejes viales y ferroviarios; 
        interconexiones gasiferas y eléctricas; modernización portuaria); 
        el desarrollo de los marcos regulatorios comunes necesarios para que el 
        sector privado invierta en proyectos de energía, transporte, telecomunicaciones; 
        un acuerdo marco en materia de servicios y un código de compras 
        gubernamentales, compatibles con las reglas de la OMC. Es esencial el 
        papel del BID y del Banco Europeo de Inversiones. La idea de MERCOSUR 2000 significaría enviar tres fuertes señales. 
        A los inversores y al mundo, que nuestros países están comprometidos 
        a hacer del MERCOSUR una realidad política y económica en 
        plazos razonables. A los empresarios y trabajadores, que el actual esfuerzo 
        esta orientado al crecimientote la economía global y al empleo. 
        A nuestros ciudadanos, y especialmente a la juventud, que efectivamente 
        existe un horizonte de futuro por el cual vale la pena luchar y sacrificarse. 
        EL MERCOSUR es un proyecto nacional. A nadie le conviene su fracaso o 
        irrelevancia. |