|  El Mercosur es, a la vez, un sistema de decisiones y de reglas de juego, 
        una realidad de mercado y una marca. Como sistema de decisiones y de reglas 
        de juego el Mercosur cumple tres funciones esenciales, que son las que 
        permiten caracterizarlo como un proceso de integración y no sólo 
        como un marco precario de cooperación económica. Las tres 
        funciones son:  
         garantizar el acceso irrestricto al mercado de los socios como un 
          derecho protegido jurisdiccionalmente, proveer un marco de disciplina colectiva en materia de políticas 
          comerciales externas, macroeconómicas y sectoriales y, diferenciar los derechos de los socios en materia de acceso a los 
          respectivos mercados de los derechos de terceros países. Hasta el presente, las tres funciones se cumplen sólo para los 
        bienes y aun así, imperfectamente: por ejemplo, la protección 
        jurisdiccional al derecho de acceder a los respectivos mercados no ha 
        sido sometida a prueba. Los servicios no están incluidos. Estas tres funciones permiten alcanzar una finalidad económica 
        esencial: crear un cuadro de estabilidad y previsibilidad, que al estar 
        objetivado y no tolerar actos discrecionales arbitrarios de una autoridad 
        gubernamental debería permitir a inversores y demás operadores 
        económicos tomar decisiones racionales con efectos de mediano y 
        largo plazo. Es la expectativa de operar con certeza en la escala de un mercado único, 
        lo que explica decisiones de inversión como las que han anunciado 
        empresas automotrices en la Argentina y Brasil, por valor de once mil 
        millones de dólares.Cada vez que se cambian arbitrariamente las reglas de juego -incluso por 
        consenso de los socios- se pierde credibilidad frente a los inversores.
 Como realidad de mercado, el Mercosur se refleja en corrientes de comercio 
        e inversión estimuladas por las expectativas de estabilidad en 
        las condiciones de acceso a los respectivos espacios económicos. Las estrategias de ciertos operadores económicos así lo 
        indican, tanto en materia de bienes como de servicios. El Mercosur de 
        las interacciones económicas es de geometría variable. Sus 
        límites espaciales no son definidos y cambian incluso por sectores. 
        En materia de inversiones y comercio, abarca sin duda a Chile. En materia 
        de energía y de transporte, abarca además a Bolivia, Perú 
        y Venezuela.El mapa del Mercosur de las decisiones y las reglas no coincide, necesariamente 
        con el de la realidad de mercado. Es una imperfección que las negociaciones 
        deberán ir superando.
  Como marca, el Mercosur diferencia una región del mundo, en muchos 
        aspectos emergente, compuesta por países dispuestos a trabajar 
        juntos con el fin de potenciar su voluntad de introducir cambios profundos 
        en sus economías -en un marco de democracia y creciente solidaridad 
        social-, consolidando así el desarrollo de sociedades abiertas, 
        capaces de negociar y competir mejor en la economía globalizada 
        del siglo XXI. En ninguno de los tres planos el Mercosur gira en el vacío. Por 
        el contrario, su existencia y sus características se definen con 
        respecto a terceros.  GlobalizaciónSu entorno externo real es el de la globalización (como fenómeno 
        de acortamiento de distancias económicas impulsado por profundos 
        cambios tecnológicos) y el de las tendencias al regionalismo, de 
        naturaleza ambivalente, ya que pueden ser funcionales a la integración 
        de la economía mundial como a su fragmentación.
 Su entorno externo formal es, sobre todo, el del sistema de decisiones 
        y reglas de juego de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Ambos entornos incluyen los servicios y las compras públicas. 
        Son objeto de disciplinamiento colectivo en la OMC, la Comunidad Europea 
        y el Nafta. Esto tiene sentido económico por el valor de las transacciones 
        envueltas: por ejemplo, el mercado europeo de compras públicas 
        tiene un valor anual de trescientos mil millones de dólares. Reglas regionalesLa OMC prevé la posibilidad de reglas regionales que abarquen la 
        totalidad de los servicios y las compras públicas. Esta posibilidad 
        debe ser aprovechada. Por lo demás, un Mercosur que no englobe 
        los servicios y las compras públicas no sólo es una obra 
        incompleta; es desbalanceada.
 Nuestro país tiene y puede desarrollar ventajas competitivas en 
        ambos campos. Demorar la negociación necesaria para concretar el 
        Mercosur de los servicios puede afectar la preservación del cuadro 
        de ganancias mutuas que sustenta la voluntad de los socios de .trabajar 
        juntos. Puede demorar además la inclusión de Chile como 
        socio pleno del Mercosur. Ninguna de las dos demoras es conveniente ni para nuestro país 
        ni para la sustentabilidad del Mercosur como proyecto de largo, plazo 
        creíble para los inversores. |