| El diálogo entre grandes regiones económicas multinacionales 
        es parte del panorama internacional del fin de siglo. Sin perjuicio de 
        otros, cinco ejes aparecen como importantes en una proyección de 
        largo plazo: Nafta-Europa, Nafta-Asia, Europa-Asia, Europa-Mercosur y 
        Nafta-Mercosur. Lo que en ellos y entre ellos ocurra permitirá 
        responder a la pregunta sobre si el regionalismo económico contribuirá 
        a la lógica de integración global o a la de la fragmentación. En buena medida la respuesta dependerá de la voluntad de los principales 
        países de fortalecer la OMC. Especialmente, su capacidad de desarrollar 
        y asegurar la efectividad de disciplinas colectivas multilaterales -incluso 
        para el regionalismo- en relación al acceso a mercados, a la agricultura 
        y a los marcos regulatorios (competencia económica, prácticas 
        desleales de comercio, propiedad intelectual, servicios, inversiones, 
        medio ambiente). Mucho se ha avanzado al respecto en la Rueda Uruguay. 
        Mucho falta aún recorrer a partir de la conferencia ministerial 
        de Singapur. Estos cinco ejes concentran los flujos de comercio e inversiones de la 
        economía mundial. Representan los principales espacios estratégicos 
        de los competidores globales, tanto en materia de bienes como de servicios. Dos tendencias se observan en el diálogo entre grandes regiones 
        económicas. La primera es al desplazamiento gradual de la agencia 
        de negociaciones multilaterales desde las restricciones arancelarias y 
        no arancelarias al plano de los marcos regulatorios. Es decir, el énfasis 
        es puesto crecientemente más que en la puerta de acceso a los mercados 
        (los aranceles son cada vez más bajos y las restricciones no arancelaria 
        tienden a ser puntuales), en lo que ocurre de la puerta para adentro, 
        o sea en la incidencia que regulaciones de mercados tienen en las posibilidades 
        reales de competir en el interior de un mercado nacional o regional.La segunda es la importancia creciente de la diplomacia empresaria multilateral 
        en el diálogo interregional en relación con los marcos regulatorios 
        nacionales, regional y globales, en sectores como las telecomunicaciones, 
        la información, los audiovisuales, los servicios financieros, los 
        transportes y la energía.
 ParticipaciónEsta diplomacia empresaria multilateral se expresa en foros interregionales 
        en los que participan competidores globales representados al más 
        alto nivel y también instituciones empresarias. Surgen casi siempre 
        por impulso de los propios gobiernos, que a veces participan en ellos, 
        son instancias interregionales de sinergia público-privada, complementan 
        los foros propios de la diplomacia intergubernamental y preparan el terreno 
        de negociaciones formales contribuyendo al consenso empresario que luego 
        permiten reflejar en la realidad de los mercados decisiones oficiales. 
        Muchas veces se nutren de ideas previamente exploradas y ablandadas en 
        el nivel de la diplomacia académica que van desbrozando el camino 
        que finalmente concluye en las negociaciones oficiales. Dos ejemplos recientes 
        son destacables al respecto. Uno es el del diálogo empresario trasatlántico, 
        que por mandato de los gobiernos de los Estados Unidos y de la Unión 
        Europea explora ideas e intereses en torno del espacio económico 
        trasatlántico. La reunión que tuvo lugar en Sevilla en noviembre 
        de 1995 permitió preparar una verdadera hoja de ruta para las futuras 
        negociaciones interregionales en materia de marcos regulatorios.
 El otro es el del diálogo empresario Europa-Asia, que dará 
        lugar a una importante reunión empresaria-gubernamental en París, 
        en octubre próximo. El eje interregional Euro-Mercosur no puede quedar ausente de esta tendencia 
        a la diplomacia empresaria multilateral. Por el contrario, debe participar activamente. De allí la importancia 
        de la idea lanzada en julio último por el Club Europa-Argentina, 
        en ocasión de la visita del presidente Menem a Bruselas, de crear 
        un foro de inversiones Euro-Mercosur, que sobre la base de experiencias 
        similares Euro-Americana y Euro-Asia constituya una pieza del desarrollo 
        del acuerdo marco Unión Europea-Mercosur. Es una iniciativa que 
        permitirá asegurar la participación de empresarios y de 
        instituciones en la discusión de reglas de juego que incidirán 
        en el flujo de inversiones y de comercio en uno de los ejes interregionales 
        naturales de mayor perspectiva en la economía global. Complementará 
        así iniciativas similares en el eje hemisférico, estructurado 
        en torno del Nafta y al Mercosur, que juntos representan más del 
        90 por ciento de la población, la producción, las inversiones 
        y los mercados hemisféricos de bienes y servicios. |