| Una cosa es el problema económico del  sector externo y cuáles son las estrategias y políticas que aplique el gobierno  brasileño para resolverlo y otra, muy distinta, es saber si cierto tipo de  medidas que tome Brasil y que hacen a la unión aduanera como paso previo al mercado  común, no requieren ser adoptadas en el contexto de medidas del propio Mercosur. Estos 120 días le permitirán a los  brasileños, a sus socios, a los observadores y a quienes allí tienen riesgos,  la observación de la evolución del comportamiento del sector externo. Por otro  lado, nos da el tiempo necesario para cubrir un vacío de normativa Mercosur según  el cual nosotros consideramos inconsulta y contraria al Mercosur -la medida de  Brasil. Si se analizan las reglas de juego, se advierte que no existía ninguna  que hubiera sido violada. ¿Es lo mismo que ocurrió con el sector  automotriz?  En ese caso hay un choque entre las  medidas tomadas por Brasil y los compromisos escritos asumidos en el Mercosur.  Es una situación diferente a la restricción de importaciones porque en ese caso  no se encuentra una contradicción a una norma, hay un vacío. Por eso, por un  lado hay que solucionar la situación y por el otro hay que perfeccionar el  reglamento. Estos 120 días deben permitir la creación de normativa Mercosur en  materia de lo que fue el tema concreto de disputa, controversia, malhumor, que  es el financiamiento de las exportaciones provenientes de afuera del Mercosur.  Tenemos un arancel externo común que se perfeccionará en los próximos años para  la mayor parte de nuestras producciones, hemos liberado el comercio entre nosotros  de buena parte de lo que producimos, tenemos un acuerdo de políticas  comerciales comunes y negociamos como un conjunto con terceros países u otros  bloques. En consecuencia, una medida que hace al financiamiento del comercio,  que puede tener una incidencia directa o indirecta en los flujos comerciales y  la competitividad relativa de las empresas, debe ser objeto de una regla de  juego y un tratamiento preferencial entre los socios. ¿Le faltan organismos de referencia al  Mercosur donde se puedan plantear los conflictos?  El Grupo Mercado Común, integrado por  altos funcionarios a nivel de subsecretarios de los cuatro gobiernos y la Comisión de Comercio, del  mismo nivel pero referida a los temas de política comercial, son los ámbitos  donde se discuten estas cosas. No hay un árbitro, una instancia imparcial que  no sólo adjudique la razón sino que permita la descarga de las situaciones sin  subir tan rápidamente la escalera que lleva a los ministros de economía o de relaciones exteriores. Debe  haber elementos institucionales de amortiguación, de mediación de intereses,  que preserven la visión de conjunto. No es necesaria la creación de cosas  costosas. Se trata simplemente de que las instituciones que existen vayan  siendo perfeccionadas en forma gradual. Tal vez sea necesario contar con un  secretario técnico. No pondría tanto énfasis en cómo perfeccionar sino en que  la creciente complejidad externa del Mercosur nos dice que es necesario un poco  más de sofistificación en los mecanismos institucionales. ¿Cuáles son las diferencias fundamentales  que usted advierte entre las estructuras de Brasil y de la Argentina?  Más que nosotros, Brasil tiene muy  orientada su economía al comercio con todo el mundo. Cuando comenzó el  Mercosur, el comercio de Brasil Con el espacio común significaba el 4% de su  comercio exterior. La agenda política externa de Brasil está  muy condicionada por su dimensión. Yo no creo que tenga vigencia la imagen de  un país que desee tener una ¡presencia económica dominante siquiera en América  Latina o América del Sur. Es cierto, en cambio, y debemos tomarlo en cuenta,  que hoy en día todos salen a competir, y duro si es necesario. Nuestra  condición de socios no supone que nuestras empresas dejen de competir con ellos  por el mercado del Mercosur, por el sudamericano, el mismo brasileño u otros  mercados. Sin embargo, lanzarse a competir sin  reglas de juego puede ser una invitación al desorden o a que gane el más  fuerte. Por eso, el tema de las reglas de juego, su calidad, las instituciones  en sentido muy amplio, pasa a ser un tema central para nuestro país. ¿Las dos puntas de  la ecuación serían  ni estatismo ni anarquía?  Si. Entonces, para no generar la imagen  de una visión juridicista del Mercosur, prefiero hablar de reglas de juego. Hay  competencia, hay sociedad. Lo que galvaniza al Mercosur es la  ganancia mutila. No quiere decir que "tu ganes igual que yo", puede ser  más o menos, pero ambos ganamos más estando adentro que afuera. Esa es la regla  de oro. En el Mercosur no hay que inclinar la cancha porque quien esté en el lugar  desfavorecido puede optar por no jugar más. Todos tenemos que ganar y para ello es  necesario tener una cierta visión de conjunto. Si trabajamos juntos es porque  nos conviene para vivir mejor en un mundo de grandes; bloques, negociar mejor,  atraer más capitales, generar más empleos, consolidar nuestras democracias.  Pero en esos razonamientos cada uno piensa en sí mismo y la vigencia del  Mercosur es a partir de concretos intereses nacionales. ¿Observa que las reglas del sector  automotriz en el Mercosur están más estables?         Existe un gran dinamismo en el campo de  la inversión, crecimiento del comercio, diversificación de, la producción. Si  tuviéramos que elegir un sector demostrativo del éxito del Mercosur, ese es el  sector automotriz. Además, demuestra que lleva tiempo y que requiere una cierta  transición durante la cual se vaya acomodando a nuevas realidades. Ya está fijado el momento en que el  sector deberá llegar a un régimen común con un arancel único, sin aranceles  dentro del Mercosur y sin incentivos nacionales que distorsionen la  competitividad entre los países. Es la Decisión 29 del Consejo del Mercosur. Los ministros,  los presidentes, establecieron las reglas de juego en materia automotriz. Ahora  hay que negociar cómo será este régimen común, cuál será el reglamento del  sector a partir del 1o de enero  del 2.000. En esa negociación seguramente habrá un poco de tensión. Por eso, las cosas no están tan calmas.  A fines de 1.996 Brasil tomó una medida provisoria para estimular inversiones  en el norte, noroeste y oeste, las regiones más pobres. Sostienen que la pirámide federal  brasileña es simétrica a la   Argentina Ese es el argumento y saben que no es  sustentable. Hubo un acuerdo para congelar los regímenes de ambos países hasta  el 31 de diciembre de 1.999, Supone el reconocimiento de lo que cada uno ha hecho  hasta ahora para negociar lo que vendrá después. Toda negociación se cierra cuando se  percibe la mutua conveniencia. Si se firma y al día siguiente alguna de las  partes cambia el sentido del acuerdo, la otra le reclamará el restablecimiento  del balance. ¿Eso ya ocurrió después de suscripta el Acta de Ouro  Preto?  En Ouro Preto se acordó un régimen común  a partir del 2000, la transición y cómo preparar el régimen común. Después hubo  modificaciones unilaterales. Un primer cambio fue consensuado con la Argentina, restableciéndose  el balance. Después de la última modificación unilateral (medidas de estímulo a  la inversión) no se ha restablecido el balance. ¿Cree usted que la participación en el  Mercosur inhabilita a sus países a establecer tratos con el NAFTA?  Todo lo contrario. El Mercosur es un  proceso abierto, una relación que no tiene ni puede tener carácter excluyente  ni exclusivo. El Mercosur tiene tres grandes avenidas  de penetración en el mundo: Sudamérica, donde se está haciendo una red de  acuerdos de libre comercio, el Hemisferio y la Unión Europea. Las  tres grandes avenidas se articulan en una suerte de triángulo de inserción  externa del Mercosur que, en su realidad histórica y proyección futura, sólo  podrá ser sólido y fuerte si está arraigado en esos tres ejes y, por supuesto,  en Japón y Asia. |