|  Relevancia de la cuestión y planos para su abordaje La cuestión de las asimetrías resultantes de disparidades 
        de dimensión económica y de grados relativos de desarrollo 
        entre sus socios, ocupa hoy un lugar central en la agenda del Mercosur 
        (1). Está referida específicamente a los casos del Paraguay 
        y del Uruguay.  Ello sin perjuicio que muchos aspectos de la cuestión -tanto en 
        sus causas, como en sus efectos y en las medidas para abordarlos- también 
        pueden plantearse en relación a regiones menos desarrolladas de 
        los dos socios de mayor dimensión, la Argentina y el Brasil. El hecho que la cuestión haya quedado instalada más recientemente 
        en la agenda del Mercosur, se puede explicar por el reconocimiento creciente 
        de que tales asimetrías pueden tener, por lo menos, tres impactos 
        significativos sobre la evolución del proceso de integración 
        económica: 
        afectar su eficacia y credibilidad como instrumento de transformación 
          productiva conjunta que beneficie a todos los socios, y como plataforma 
          para negociar y competir en el escenario internacional global;
 
erosionar su legitimidad social en los dos países que se consideran 
          afectados, en la medida que se arraigara en sus opiniones públicas 
          una percepción en el sentido que, tal como está, el Mercosur 
          no hubiere producido los beneficios esperados. Y que, además, 
          lo visualizaran como una limitante en sus posibilidades de inserción 
          en la economía global, afectando sus márgenes de maniobra 
          para un pleno desarrollo de otras opciones de acuerdos preferenciales 
          que pudieran ser viables y de mayor beneficio relativo, y
 
disminuir la coherencia estratégica e ideológica de 
          los socios del Mercosur, especialmente en el desarrollo de sus planteamientos 
          en otros frentes negociadores internacionales -tales como los de la 
          Organización Mundial del Comercio (OMC), el Área de Libre 
          Comercio de las Américas (ALCA) y la asociación bi-regional 
          con la Unión Europea (UE)-, en los que aspiran obtener tratamientos 
          especiales y acciones de cooperación económica por parte 
          de los países más industrializados.  En nuestra opinión, es una cuestión que requiere ser abordada 
        para su diagnóstico y para su tratamiento, abarcando simultáneamente 
        tres planos estrechamente vinculados entre sí.  De estos tres planos, el primero es el que condicionará la eficacia 
        de los otros dos; es el plano principal en el que puede asentarse una 
        estrategia de convergencia estructural entre los socios del Mercosur, 
        que aspire a producir resultados concretos. Tales planos son:  
        el interno de cada uno de los países socios con economías 
          más pequeñas o menor grado de desarrollo relativo. 
 En este plano se sitúa la posibilidad de elaborar estrategias, 
          políticas e instrumentos, que un país en esa situación 
          tiene que adoptar y aplicar, a fin de colocarse en condiciones de aprovechar 
          las oportunidades efectivamente abiertas por un acuerdo regional preferencial.
 En particular, es en este plano donde es posible aplicar medidas 
            de transformación productiva, orientadas a crear un marco propicio 
            a la inversión y a la generación de empleo, así 
            como al desarrollo de estrategias empresarias de aprovechamiento del 
            mercado ampliado por el Mercosur.  Ninguna medida adoptada en los otros dos planos, puede producir resultados 
            duraderos significativos, si no se desarrolla en el ámbito 
            interno de un país, el contexto económico, la calidad 
            institucional y la capacidad empresaria necesarias para competir con 
            su oferta de bienes y servicios en el espacio económico ampliado; 
          el del propio Mercosur como conjunto. En este plano se sitúan las medidas que en el ámbito 
            del acuerdo regional pueden aplicarse a fin de contemplar la situación 
            especial que generan en determinados socios, las disparidades originadas 
            por su menor dimensión económica y su menor grado de 
            desarrollo, y
 
          el de la cooperación internacional. En este plano se sitúan las acciones de cooperación 
            económica y técnica -incluyendo, entre otras, aquellas 
            que tienen como objetivo el fortalecimiento institucional, el financiamiento 
            de la inversión productiva y el del desarrollo de infraestructura 
            física-, que pueden originarse en programas de organismos internacionales, 
            de países industrializados y de los propios países de 
            mayor dimensión económica, concretamente la Argentina 
            y el Brasil.
 Pero el Mercosur es sólo una parte de la estrategia de inserción 
        múltiple de sus socios en la economía global. Por ello resulta 
        lógico el que las estrategias, políticas y medidas que se 
        adopten en los tres planos mencionados -y en particular, en el primero 
        y en el tercero- no sean sustancialmente diferentes a las que se requieren 
        para preparar un país miembro -su sociedad, sus instituciones y 
        sus empresas- para participar con éxito en los escenarios post-negociaciones 
        que resulten, en particular, de los actuales frentes negociadores en la 
        OMC, en el ALCA y en la asociación bi-regional entre el Mercosur 
        y la UE. Siendo ello así, la estrategia de un país de menor dimensión 
        económica y grado de desarrollo relativo, así como el apoyo 
        que reciba de sus socios del Mercosur y de otras fuentes internacionales, 
        tiene que orientarse a preparar la participación simultánea 
        en el propio espacio económico del Mercosur y de los que resulten 
        ampliados por otros acuerdos preferenciales y por la OMC. Una consecuencia operativa de este enfoque es que torna recomendable 
        un alto grado de coordinación entre todos los programas de cooperación 
        internacional, que se pongan en práctica, para apoyar estrategias 
        y acciones que un país con economía más pequeñas 
        o menor grado de desarrollo relativo, elabore y lleve adelante para fortalecer 
        su participación en todos los mercados ampliados. Este artículo tiene como objetivo principal instalar un enfoque 
        metodológico para abordar la cuestión de las asimetrías 
        en el Mercosur y, en su marco, sugerir algunos cursos de acción 
        recomendables.  Para ello se comenzará repasando antecedentes del Mercosur en 
        la materia; se efectuarán luego algunas precisiones conceptuales 
        que pueden orientar un debate sobre el tema; se examinará cómo 
        se ha instalado la cuestión en la actual agenda del Mercosur, y 
        finalmente, se precisará el enfoque metodológico y se recomendarán 
        algunos cursos de acción prioritarios. La idea dominante que orientará nuestro análisis, es la 
        de un Mercosur solidario. Esto es, un Mercosur que sea un instrumento 
        basado en la igualdad de oportunidades para todos y, en particular, para 
        quienes presentan mayores dificultades para adaptarse a todas las consecuencias 
        de las aperturas irrestricta de mercados que se ha pactado, sean ellos 
        empresas, trabajadores, regiones o países.  La consecuencia operativa debería ser, en función de tal 
        idea y enfoque, la adopción de políticas activas por parte 
        de los socios del Mercosur de apoyo a los esfuerzos, que los países 
        afectados por las asimetrías efectúen para lograr su plena 
        participación en los beneficios del proceso de integración. 
        No significa desconocer que este tipo de procesos produce ganadores y 
        perdedores. Pero sí implica reconocer que los potenciales perdedores 
        requieren, para su ajuste a las nuevas condiciones de competencia en el 
        mercado ampliado, del pleno apoyo de los demás, en particular de 
        los potenciales ganadores. El análisis estará básicamente centrado en la cuestión 
        de las asimetrías originadas en el proceso del Mercosur. No incluiremos 
        el análisis de otras dimensiones de las relaciones económicas 
        del Paraguay y del Uruguay con la Argentina y el Brasil, tales como las 
        que resultan de proyectos binacionales de energía, del turismo, 
        de movimientos migratorios, de operaciones financieras y de distintas 
        modalidades de comercio vinculadas al hecho de la vecindad geográfica, 
        incluso el fronterizo. Un análisis más completo de la cuestión 
        de las asimetrías, debería incluir la consideración 
        de los efectos económicos de las relaciones bilaterales en los 
        planos antes mencionados. Antecedentes de la cuestión de las asimetrías y de los 
        mecanismos de convergencia en el Mercosur.
 Nos concentraremos en el tratamiento de un tipo de asimetrías 
        propias del Mercosur, pero que se manifiestan asimismo en otros procesos 
        de integración económica. Son las originadas en diferencias 
        pronunciadas en la dimensión económica de los socios y en 
        su grado de desarrollo relativo.
 No son necesariamente situaciones similares. El hecho que una economía 
        sea relativamente más pequeña que las de sus socios en un 
        acuerdo regional preferencial como es el Mercosur, no implica que tenga 
        un grado de desarrollo económico relativo inferior al de los otros 
        socios. Hay varios ejemplos en el caso de la Unión Europea. El 
        de Luxemburgo es el más notorio.  Pero en ambos casos, el rasgo dominante son las dificultades que el país 
        respectivo pueda tener para aprovechar oportunidades abiertas por la ampliación 
        de los mercados como consecuencia del proceso de integración. Incluso, 
        puede presentarse un cuadro en el que los costos económicos y sociales 
        de la integración superen los potenciales beneficios. No consideraremos otras asimetrías que pueden ser significativas 
        en el planteamiento estratégico y en el desarrollo de Mercosur. 
        Como veremos más adelante, ellas pueden resultar, por ejemplo, 
        de diferentes situaciones en el plano de las políticas macro-económicas 
        y cambiarias; en las de comercio exterior; en las de desarrollo industrial 
        en distintos sectores, así como en relación a los respectivos 
        marcos normativos. La cuestión de las asimetrías aquí consideradas 
        ha estado presente en las relaciones entre los actuales socios del Mercosur, 
        tanto en la etapa de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio 
        (ALALC) como en la actual de la Asociación Latinoamericana de Integración 
        (ALADI).  Sus efectos y las medidas destinadas a neutralizarlos y superarlos, fueron 
        objeto en su momento de debates y enfoques que en muchos de sus elementos 
        son sustancialmente similares a los que se plantean en la actualidad, 
        a pesar de las notorias diferencias de tales esquemas con el Mercosur 
        (2). Sin embargo, al negociarse el Tratado de Asunción se dejó 
        deliberadamente de lado todo tratamiento especial para el Paraguay y el 
        Uruguay. Sólo se reconocieron diferencias puntuales de ritmo en 
        la aplicación del programa de liberación comercial y luego 
        en el Arancel Externo Común. El principio de reciprocidad fue el 
        dominante.  En el período de transición (1991-94) y en especial en 
        el Cronograma de Las Leñas (1992), la cuestión de las asimetrías 
        aparece con frecuencia en relación a las políticas públicas 
        que inciden en el comercio exterior y en sus respectivos marcos normativos. 
       Recién en el Protocolo de Ouro Preto (1994) -limitado a la estructura 
        institucional- se menciona en su Preámbulo "la necesidad de 
        una consideración especial para los países y regiones menos 
        desarrolladas del Mercosur". Además de incluir "regiones" 
        junto con países, el citado Protocolo no contiene ninguna disposición 
        ni mención adicional a la cuestión.  Podría interpretarse que el Protocolo de Ouro Preto introdujo 
        un criterio que deberían considerar los órganos por él 
        creados. Tal interpretación implicaría, en el plano operativo, 
        que en la elaboración de sus decisiones los órganos del 
        Mercosur deberían apreciar la necesidad de una consideración 
        especial para países y regiones menos desarrolladas. Pero en la 
        práctica nunca se habría intentado extraer consecuencias 
        operativas derivadas de tal criterio interpretativo. Ni se han encontrado 
        evidencias que esa interpretación hubiera sido reivindicada, en 
        ese período, por los países y regiones menos desarrolladas 
        del Mercosur (3). La no inclusión de referencias a este tipo de asimetrías 
        en el Tratado de Asunción fue un hecho que tuvo que ser aceptado 
        por el Paraguay y el Uruguay.  Quizás el motivo principal para explicar la aceptación 
        de este hecho, es que simultáneamente con la negociación 
        del Tratado de Asunción, los socios de mayor dimensión económica, 
        la Argentina y el Brasil, negociaron un acuerdo bilateral de complementación 
        económica -el ACE 14- que incluso fue firmado antes, en diciembre 
        de 1990.  El ACE 14 contenía un programa de liberación arancelaria 
        similar al que luego fuera incluido en el anexo 1 del Tratado de Asunción, 
        en el marco de su artículo 5º. Al prever la desgravación 
        completa para todo el universo arancelario en un plazo de cuatro años, 
        el ACE 14 podría llegar a limitar e incluso a eliminar, en la práctica, 
        los efectos económicos de las preferencias comerciales obtenidas 
        por el Paraguay y el Uruguay en el marco de la ALADI.  En el caso concreto del Uruguay, por las características de su 
        comercio con el Brasil y con la Argentina, el ACE 14 comprometía 
        seriamente los alcances prácticos de los acuerdos preferenciales 
        celebrados con los dos países, conocidos por sus siglas como el 
        PEC y el CAUCE. El no incorporarse al Mercosur, por ejemplo, por no haber 
        obtenido un tratamiento especial significativo, hubiera implicado de hecho, 
        quedarse con sus desventajas -erosión y finalmente eliminación 
        del margen de preferencia en el mercado del Brasil con respecto a los 
        productos originados en la Argentina, y viceversa- sin poder alcanzar 
        sus beneficios potenciales. Estos últimos deberían resultar 
        del acceso garantizado e irrestricto de los productos uruguayos y paraguayos 
        a la Argentina y al Brasil -el argumento de los doscientos millones de 
        consumidores- y del posterior desarrollo de un mercado común. Ello 
        sin tener en cuenta las ganancias de imagen y prestigio que podían 
        resultar de un Mercosur exitoso. En realidad, la tendencia a la bilateralidad en la integración 
        económica entre la Argentina y el Brasil, provenía del Programa 
        de Integración y Cooperación (PICAB) iniciado en 1986. El 
        PICAB fue desarrollado dentro del marco de habilitación establecido 
        por el Tratado de Montevideo de 1980 que creó la ALADI, y que legitimó 
        la figura de los acuerdos de alcance parcial, limitados sólo a 
        grupos de países dentro del conjunto de los miembros de la ALADI. 
        Pero por sus contenidos y ámbitos materiales, los protocolos celebrados 
        en el marco del PICAB no afectaban necesariamente los acuerdos de alcance 
        parcial concluidos por el Paraguay y el Uruguay, con la Argentina y el 
        Brasil. La integración bilateral entre la Argentina y el Brasil, en el 
        marco de la ALADI, fue luego plasmada en el Tratado de Integración 
        Económica concluido por ambos países en 1998.  En junio de 1990, también una reunión bilateral a nivel 
        presidencial entre ambos países, concluye con el Acta de Buenos 
        Aires que inició el camino a la negociación del Tratado 
        de Asunción. Este camino se desarrolló simultáneamente 
        con el que conduciría al ACE 14. Uruguay primero y luego Paraguay, 
        expresaron su interés en participar. Fueron invitados y aceptaron. En 1990, la coincidencia entre el desarrollo de la vía bilateral 
        entre la Argentina y el Brasil, y la multilateral que conduciría 
        a constituir el Mercosur, explica en gran medida el hecho que el Paraguay 
        y el Uruguay tuvieran que aceptar la idea impulsada por los socios de 
        mayor dimensión, de no incluir ninguna previsión de tratamiento 
        especial para países de menor desarrollo económico relativo 
        o de mercado insuficiente, según las categorías desarrolladas 
        primero en la ALALC y luego en la ALADI.  En las negociaciones del Tratado de Asunción, la cuestión 
        fue planteada por los dos países, pero no prosperó. Sólo 
        se reconocieron las mencionadas "diferencias puntuales de ritmo". 
        El condicionamiento que de hecho generara el acuerdo bilateral entre la 
        Argentina y el Brasil -el ACE 14-, fue gráficamente ilustrado por 
        el entonces Presidente Lacalle, del Uruguay, cuando señaló 
        que su país se incorporaba al Mercosur por "falta de opciones". Algunas precisiones conceptuales para abordar la cuestión de 
        las asimetrías en el Mercosur.
 Algunas precisiones conceptuales son convenientes, a fin de orientar 
        un debate sistemático sobre la cuestión de las asimetrías 
        en el Mercosur.
 Ellas surgen de las preguntas más frecuentes que se formulan al 
        respecto: 
        ¿qué se entiende por "asimetrías" en 
          un proceso de integración económica como es el Mercosur? 
          Son básicamente, disparidades de competitividades relativas 
            originadas en diferentes causas, que afectan o pueden afectar, en 
            distintos grados, flujos de comercio y de inversión entre los 
            socios y hacia los socios. Ellas pueden ser estructurales o coyunturales; 
          ¿qué se entiende por medidas de "convergencia 
            estructural" en relación a posibles asimetrías 
            que pueden afectar a los socios del Mercosur?  Son las políticas y mecanismos gubernamentales, nacionales 
            y conjuntos, y estrategias empresarias, orientadas a neutralizar efectos 
            significativos de posibles asimetrías y a reducir en el tiempo, 
            disparidades de competitividades relativas entre los socios; 
          ¿cuáles son las asimetrías estructurales más 
            comunes y más significativas?  Entre otras, las originadas en la dimensión económica 
            relativa entre los socios; en su dotación de recursos y de 
            ventajas competitivas; en sus modelos de desarrollo económico 
            y estrategias de transformación productiva; y en los efectos 
            a través del tiempo de sus políticas macroeconómicas, 
            cambiarias, tributarias y sectoriales.  Pueden distinguirse además entre las "fundacionales" 
            (presentes y conocidas en el momento fundacional del proceso de integración) 
            y "emergentes" (resultantes de la propia evolución 
            del proceso de integración y de cambios que se vayan luego 
            poniendo en evidencia en la situación relativa de cada socio). 
           También pueden distinguirse, entre las originadas por el propio 
            proceso de integración económica y aquellas que manifestarían 
            sus efectos aún cuando no existiera entre los socios un acuerdo 
            como el del Mercosur. Estas últimas son las que resultan del 
            hecho de la vecindad o contigüidad física, entre países 
            con un grado significativo de conectividad de sus sistemas económicos 
            a través de flujos de comercio e inversión; 
          ¿cuáles son las asimetrías coyunturales más 
            comunes y más significativas?  Entre otras, las originadas en disparidades circunstanciales de ciclos 
            económicos y, en especial, en disparidades cambiarias, como 
            las que se observaron en el Mercosur como consecuencia de la devaluación 
            del Real en 1999 y del peso en 2002;¿cómo puede determinarse el grado de relevancia de las 
          respectivas asimetrías estructurales o coyunturales? 
          En particular, por sus efectos sobre los flujos de comercio y de 
            inversión; sobre el empleo y los niveles de bienestar de la 
            población, y sobre las decisiones de las empresas; La instalación de la cuestión de las asimetrías 
        en la agenda del Mercosur
 
 Como se señaló antes, la cuestión de las asimetrías 
        resultantes de las disparidades de dimensión económica y 
        de grados de desarrollo entre los socios, ocupa hoy un lugar relevante 
        en la agenda del Mercosur.
 En efecto, en particular a partir de 1998-1999, como consecuencia entre 
        otros factores del deterioro del comercio intra-Mercosur y de los efectos 
        de las devaluaciones, primero del Real y luego del peso argentino, esta 
        cuestión comienza a instalarse gradualmente, incluyendo la demanda 
        de medidas especiales a favor del Paraguay y del Uruguay.  La cuestión adquiere mayor relevancia por el hecho que la apertura 
        de negociaciones comerciales internacionales, especialmente en el plano 
        hemisférico, introduce en todos los países socios del Mercosur, 
        pero en lo que importa para nuestro análisis, también en 
        Paraguay y en el Uruguay, el debate sobre la conveniencia de buscar alternativas 
        al Mercosur en otros acuerdos comerciales preferenciales. En tal perspectiva, 
        la opción de una inserción en la economía global 
        a través de acuerdos preferenciales con países industrializados, 
        en particular con los EEUU, se incorpora entonces al debate público 
        e incluso suele estar presente en las campañas electorales.  Es una opción que en sectores de la opinión pública, 
        así como también de la dirigencia política y económica, 
        se la suele visualizar tomando en cuenta el camino seguido por otros países 
        latinoamericanos en sus estrategias de negociaciones comerciales internacionales, 
        en particular Chile.  En el caso del Paraguay y del Uruguay, tal opción se suele 
        nutrir de una cierta desilusión originada en percepciones sobre 
        los resultados producidos por su participación en el Mercosur. 
        Más que un cuestionamiento a la idea estratégica del Mercosur, 
        en general valorada por la opinión pública de los cuatro 
        países socios, se observa una crítica a sus mecanismos e 
        instrumentos concretos y, en particular, a lo que se suele percibir como 
        una forma discrecional en que a veces ellos se aplican por los países 
        de mayor dimensión económica. Se observa que en general, los informes orientados a examinar con detenimiento 
        los efectos del Mercosur sobre el Paraguay y el Uruguay, coinciden en 
        destacar que la calidad del proceso de integración es uno de los 
        factores claves en cualquier intento de mejorar la participación 
        relativa de ambos países en el aprovechamiento del mercado ampliado 
        (4).  Cuando se creó el Mercosur no se reconoció un tratamiento 
        diferencial a favor de los dos países, precisamente porque se argumentó 
        que los objetivos ambiciosos del proyecto los tornaba innecesarios.  Sin embargo, tres supuestos bajo los cuales fuera creado el Mercosur 
        no se han podido aún cumplir con plenitud: que los mercados se 
        abrirían completamente al concluir el período de transición, 
        con la eliminación para todo el universo arancelario de aranceles 
        y otras restricciones al comercio -aún hoy subsisten restricciones 
        al comercio recíproco-; que se aprobaría un arancel externo 
        común que debería facilitar la competitividad internacional 
        -el AEC se considera aún demasiado elevado-, y que se lograría 
        la coordinación de políticas macro-económicas -objetivo 
        sobre el cual los avances han sido por múltiples razones relativamente 
        escasos-.  La experiencia demuestra que la precariedad en el acceso a los mercados 
        de la Argentina y del Brasil, como resultado especialmente de medidas 
        no arancelarias, ha afectado el aprovechamiento de las oportunidades teóricamente 
        creadas, por parte de empresas localizadas en Paraguay y Uruguay. En particular, 
        ha operado como un desestímulo a inversiones productivas en función 
        del mercado ampliado.  El reconocimiento gubernamental de la cuestión de las asimetrías 
        como de interés común a todos los socios, comienza a hacerse 
        explícita en ocasión de la Cumbre de Asunción (junio 
        2003). En la última Cumbre de Montevideo (diciembre 2003), dos Decisiones 
        del Consejo del Mercosur abordan medidas especiales para Paraguay y el 
        Uruguay (N° 27/03 sobre fondos estructurales y N° 32/03 sobre 
        regímenes especiales de importación), y también se 
        adopta una Decisión sobre Reglas de Origen en el caso del Paraguay 
        (N° 29/03). Se ha ido instalando, de tal forma, la idea de un "Mercosur solidario", 
        concebido como un instrumento significativo para la transformación 
        productiva conjunta de todos los socios, en el que los problemas de unos 
        -especialmente los originados en las políticas e instrumentos del 
        Mercosur-, sean considerados como problemas de todos (5).  El enfoque de "transición asistida" y su aplicación 
        en el tratamiento de la cuestión de las asimetrías en el 
        Mercosur La idea de transición asistida se está instalando en el 
        escenario de las relaciones económicas y de la integración 
        entre naciones de desarrollo desigual. Concretamente, se refiere a la cooperación que países industrializados 
        o relativamente más desarrollados -directamente o a través 
        de organismos internacionales- canalizan hacia un país menos desarrollado, 
        a fin de tornar viable su transición y adaptación a las 
        nuevas condiciones en las que deberá operar su economía, 
        como resultado de un acuerdo de integración económica o 
        de libre comercio. Tal transición es más compleja aún, 
        cuando se trata de un país que a la vez que tiene que lograr una 
        plena consolidación de su sistema democrático, enfrenta 
        fuertes desafíos en el plano de la cohesión social.  En tales casos, la clave de este enfoque de transición asistida 
        es que la cooperación internacional -financiera y técnica- 
        esta orientada a facilitar el desarrollo de una estrategia elaborada por 
        el propio país, para su transición hacia una economía 
        capaz de competir con aquellas con las cuales se integra.  En cierta forma entonces, la cooperación aspira a producir un 
        "efecto exclusa", al ayudar a colocar a una sociedad -su economía, 
        sus empresas, sus trabajadores-, en condiciones de insertarse con éxito 
        en espacios económicos más exigentes en términos 
        de competitividad y progreso técnico.  Es una idea con profundo sentido político. Quizás sea una 
        de las más relevantes dimensiones políticas de un acuerdo 
        de libre comercio o de integración entre naciones desiguales. Y 
        ello es así, pues la asistencia internacional facilita la aceptación 
        por una sociedad de los costos de su apertura al mundo o a una región. 
        Hace a la legitimidad social del respectivo acuerdo. Esta metodología de cooperación internacional tiene sólidos 
        precedentes en Europa. Tienen que ver con el apoyo externo a la transición 
        hacia la democracia y la modernización económica de países 
        europeos que optaron por insertarse en un espacio regional más 
        amplio. Un precedente remoto es el Plan Marshall. Más allá 
        del monto de los recursos canalizados, es un precedente de metodología 
        de asistencia externa a la consolidación de las nuevas democracias 
        europeas. Similar metodología aplicó luego la Comunidad 
        Europea con España, Grecia y Portugal. (6) Objetivos fundamentales de programas de transición asistida son, 
        entre otros, la reconversión productiva, el desarrollo social y 
        humano, la participación de la sociedad civil, el desarrollo ambiental 
        y el de la infraestructura física. La idea que se propone como enfoque para encuadrar el tratamiento de 
        la cuestión de las asimetrías -en el sentido que se ha tomado 
        en consideración en este informe- sería la de encarar en 
        relación a cada país -y eventualmente región- de 
        menor desarrollo relativo, programas del Mercosur en los que se refleje 
        la solidaridad activa de los demás socios y que se inserten en 
        un marco más amplio de cooperación internacional.  La ejecución de cada programa debería responder a una expresión 
        de interés explícito del país beneficiario y podría 
        dar lugar, eventualmente, a la formación de un consorcio de cooperación 
        internacional, con la participación del Mercosur, y de organismos 
        de cooperación internacional y agencias de cooperación de 
        países industrializados. En todos los casos, cada programa perseguiría como objetivo facilitar 
        la participación del país o región respectiva en 
        el proceso de integración del Mercosur, y en los acuerdos de libre 
        comercio en los que participe el Mercosur, en particular, el ALCA y la 
        zona de libre comercio con la UE. Cada programa podría incluir aportes técnicos y de recursos 
        humanos capacitados de los otros países del Mercosur, especialmente 
        de la Argentina y del Brasil, así como financieros y técnicos 
        de organismos internacionales y países industrializados donantes. 
        En el financiamiento de proyectos productivos y de infraestructura física, 
        podrían participar además de organismos financieros internacionales 
        y regionales, instituciones financieras de la Argentina y del Brasil, 
        como el BICE y el BNDES. Un programa con este alcance tendría dos efectos: a) atender las 
        aspiraciones, en particular del Paraguay y eventualmente del Uruguay, 
        por un tratamiento especial dentro del Mercosur y, b) sentar un precedente 
        sobre un modelo de relaciones entre países de desarrollo desigual, 
        que pueda fortalecer la posición del Mercosur en foros internacionales, 
        con respecto a cooperación económica de los países 
        industrializados orientada a facilitar la preparación de la región 
        para los escenarios post-negociadores. En el marco de un programa de este tipo: ¿cuáles pueden 
        ser los mecanismos y estrategias más recomendables para abordar 
        la cuestión de las asimetrías originadas en diferencias 
        de dimensión económica y grados de desarrollo entre los 
        socios del Mercosur?  Es posible avanzar en el desarrollo de un conjunto de medidas de convergencia 
        estructural, basadas en las propias realidades y experiencias del Mercosur 
        y en las experiencias de otros procesos de integración, y que toman 
        en cuenta este tipo de asimetrías y la dimensión temporal 
        de sus posibles efectos.  En principio pueden distinguirse dos categorías de medidas:  
        las orientadas a encarar asimetrías estructurales originadas 
          en el propio proceso de integración del Mercosur, a través 
          de mecanismos que permitan flexibilizar los compromisos asumidos, por 
          períodos que sean suficientes para tornar viable la inversión 
          en proyectos productivos, así como también, a través 
          de asistencia técnica y de financiamiento para el desarrollo 
          de proyectos productivos y de infraestructura física; 
 
las que permitirían encarar situaciones coyunturales también 
          originadas en el proceso de integración del Mercosur, a través 
          de distintos tipos de válvulas de escape que puedan aplicarse 
          en los compromisos asumidos en relación al comercio intra-Mercosur 
          y a la aplicación del arancel común externo, y En ambos casos, pueden incluirse medidas destinadas al fortalecimiento 
        institucional -tanto a nivel gubernamental como en el empresario, sindical 
        y de otras instituciones de la sociedad civil- que se requiera para una 
        participación activa del país beneficiario, en el Mercosur, 
        en las negociaciones comerciales internacionales y en los respectivos 
        escenarios post-negociación.  En el caso concreto del Paraguay, por ejemplo, tanto la Argentina y el 
        Brasil, como también el Uruguay, pueden estar en condiciones de 
        brindar asesoramiento técnico para el fortalecimiento de su capacidad 
        institucional para participar de actividades como las previstas en los 
        foros de competitividad y en la integración de cadenas de valor. 
        La experiencia europea con los países candidatos es relevante en 
        este campo, en especial, a través del mecanismo denominado "twinning", 
        que permite movilizar la capacidad de funcionarios y técnicos de 
        países más avanzados, para colaborar con sus contrapartes 
        en un país menos avanzado, transmitiendo sus experiencias en la 
        elaboración y aplicación de políticas e instrumentos 
        en distintos campos de la administración pública. En el 
        caso del Mercosur, tales acciones de asesoramiento podrían realizarse 
        incluso, en el marco de programas de cooperación técnica 
        internacional. El supuesto básico de cada programa sería que el país 
        interesado elaborará y aplicará sus propias estrategias, 
        mecanismos y medidas para facilitar el mejor aprovechamiento de las oportunidades 
        brindadas en el espacio económico ampliado por el Mercosur, como 
        así también las que resultarán de la conclusión 
        de las actuales negociaciones comerciales internacionales en la OMC, el 
        ALCA, con la UE y en la ALADI. Siendo así, tanto el Mercosur y, en especial, la Argentina y el 
        Brasil, deberían adoptar estrategias, mecanismos y medidas específicamente 
        orientados al apoyo de las que tanto el Paraguay como el Uruguay apliquen 
        a nivel nacional, y que resulten eficaces para el pleno aprovechamiento 
        de las oportunidades generadas por el Mercosur y sean consistentes con 
        sus objetivos.  A su vez, la vinculación con el aprovechamiento de las oportunidades 
        que resulten de las actuales negociaciones en la OMC, el ALCA, la UE y 
        la ALADI, debería permitir una mayor eficacia en la utilización, 
        por ambos países, de programas e instrumentos de cooperación 
        internacional, tales como los del BID y otros organismos de financiamiento 
        internacional; el Programa de Cooperación Hemisférica, y 
        los eventualmente resulten del acuerdo de asociación bi-regional 
        con la UE. Un enfoque como el sugerido, permitiría contar con un conjunto 
        de medidas que se elaboren en los tres planos mencionados al iniciar este 
        artículo. Al ser así ellas podrían reforzarse mutuamente. 
        Las medidas que se elaboren deberían estar orientadas a superar 
        deficiencias que se han observado durante el desarrollo del Mercosur y 
        que han sido detectadas en los estudios antes mencionados. Algunos cursos de acción que pueden ser objeto de un abordaje 
        prioritario por parte del Mercosur
 Tomando en cuenta las consideraciones antes efectuadas y las recomendaciones 
        incluidas en los estudios mencionados más arriba, especialmente 
        los de Fernando Masi (7) las siguientes son en mi opinión, algunas 
        sugerencias sobre el enfoque y sobre algunos cursos de acción que 
        se pueden someter al necesario debate entre los socios del Mercosur:
 
         En el plano nacional de cada uno de los países afectados por 
          las asimetrías, las medidas que ellos adopten constituirían 
          el eje vertebral para cualquier acción del Mercosur en relación 
          a Paraguay y Uruguay. 
          Como la situación relativa en términos de desarrollo 
            económico y social, así como la experiencia de ambos 
            países en el Mercosur y en las negociaciones comerciales internacionales 
            son diferentes, también serán diferentes las estrategias, 
            políticas y medidas que aplicarán uno y otro.  En todo caso, son los propios países afectados por las asimetrías, 
            los que deberían poder definir las políticas e instrumentos 
            más apropiados. Eventualmente los socios de mayor dimensión 
            del Mercosur podrán brindar su experiencia y asistencia, si 
            se requiriera, para la adopción de tales medidas por parte 
            de un país interesado. Los organismos internacionales como 
            el BID lo están haciendo (8). Se trataría, fundamentalmente, de medidas nacionales orientadas 
            a asegurar la calidad y eficacia de las estrategias -y sus consiguientes 
            políticas e instrumentos- en el plano de la estabilidad macro-económica, 
            la transformación productiva, y la inserción competitiva 
            a escala regional y del Mercosur.  Incluirían, el fortalecimiento institucional para la elaboración 
            y desarrollo de las estrategias de negociación en el propio 
            Mercosur y en los otros frentes de negociación más relevantes 
            (OMC-ALCA-UE-ALADI), así como la de la preparación de 
            las respectivas economías y de sus sociedades, para los escenarios 
            post-negociaciones comerciales internacionales. Ocuparían un 
            lugar relevante las políticas e instrumentos que se apliquen 
            en el plano del comercio exterior, de las inversiones y de la innovación 
            tecnológica. 
           En el plano del Mercosur se pueden identificar los siguientes cursos 
            de acción prioritarios: 
            la elaboración de programas Mercosur de apoyo a las estrategias 
              nacionales de Paraguay y Uruguay: en base a la propuesta que el 
              país respectivo efectúe, el Mercosur elaboraría 
              y desarrollaría programas de apoyo a las estrategias, políticas 
              e instrumentos que a nivel nacional adopten el Paraguay y el Uruguay, 
              a fin de mejorar su participación en el propio Mercosur y 
              en los escenarios post-negociaciones comerciales internacionales 
              (9).
 
la función de los órganos del Mercosur, incluyendo 
              la Secretaría: el Consejo del Mercosur debería instruir 
              a todos los órganos del Mercosur a participar en la preparación 
              de los respectivos programas de apoyo. La Secretaría debería 
              ser instruida para participar identificando las principales medidas 
              que podrían ser incluidas en base a la propuesta efectuada 
              por el respectivo país y, eventualmente, identificando las 
              fuentes de cooperación internacional;
 
la distinción entre efectos de asimetrías originadas 
              en el proceso de integración y las que resultan de la vecindad 
              geográfica: la elaboración de los programas de apoyo, 
              se deberían distinguir las asimetrías y sus efectos 
              que se originan en medidas del Mercosur, de aquellas que se manifestarían 
              aún cuando el Mercosur no existiera, es decir, que resultan 
              del hecho de la vecindad con economías de mayor dimensión 
              relativa; 
 
la introducción de la apreciación del potencial 
              efecto de decisiones que se adopten en el Mercosur sobre las asimetrías: 
              en la adopción de sus decisiones los órganos del Mercosur 
              deberían introducir la consideración de la situación 
              especial de países y regiones menos desarrolladas, en el 
              proceso de elaboración de decisiones de los órganos 
              del Mercosur, conforme a la pauta introducida en el Preámbulo 
              del Protocolo de Ouro Preto. Ello implicaría apreciar las 
              estrategias, medidas e instrumentos que se adopten en el Mercosur, 
              desde la perspectiva de sus efectos sobre las asimetrías 
              que afectan a Paraguay y Uruguay. Las instancias preparatorias de 
              las decisiones, con la colaboración de la Secretaría, 
              deberían poder cumplir un papel importante en asegurar tal 
              perspectiva;
 
la introducción de una mayor flexibilidad en los principales 
              instrumentos del Mercosur, al ser aplicados al Paraguay y al Uruguay: 
              Ello podría ser así, especialmente en relación 
              al arancel externo común, al régimen de origen y a 
              la necesidad de neutralizar los efectos de disparidades cambiarias 
              pronunciadas que pudieran originarse en los socios de mayor dimensión 
              económica. Decisiones adoptadas en la reunión del 
              Consejo del Mercosur en Montevideo, en diciembre 2003, contienen 
              ya elementos de flexibilización. Otro plano para la flexibilización 
              de instrumentos es el de las políticas e instrumentos, orientados 
              a estimular inversiones para exportaciones a terceros países 
              y hacia el propio Mercosur (el caso de la maquila en Paraguay). 
              Sin embargo, en cada caso debería efectuarse una apreciación 
              técnica sobre los costos y los impactos que una mayor flexibilización 
              de instrumentos podrían tener sobre el propio Mercosur. Una 
              posibilidad sería que tal apreciación técnica 
              fuera efectuada por encargo del Grupo Mercado Común, por 
              la Secretaría, la que debería en tal caso, contar 
              con los recursos necesarios a tal efecto.
 
el fortalecimiento de estrategias y mecanismos del Mercosur destinados 
              a facilitar la transformación productiva conjunta y, en particular, 
              la integración de cadenas de valor orientadas a la exportación: 
              al respecto, la experiencia incipiente de los foros de competitividad 
              del Mercosur, por ejemplo, en el caso de la cadena de valor de la 
              madera, parecería indicar una baja capacidad de aprovechamiento 
              por parte del Paraguay de tal mecanismo. Explorar las causas de 
              ello puede ser importante a fin de tornar más efectivo el 
              instrumento de los foros de competitividad. También cabría 
              examinar mecanismos que faciliten la inversión en proyectos 
              productivos localizados en el Paraguay y en el Uruguay, y que se 
              consideren prioritarios en el marco de los foros de competitividad. 
              Eventualmente, tales proyectos deberían beneficiarse de salvaguardias 
              a la industria naciente, en la línea de lo que el Mercosur 
              ha planteado en sus negociaciones con la UE. Tales salvaguardias 
              deberían tener un carácter temporal; 
 
el financiamiento de la inversión: una de las prioridades 
              para tornar efectivos los programas de apoyo que elabore el Mercosur, 
              deberá ser el del financiamiento de proyectos de inversión 
              en el marco de las acciones promovidas por los foros de competitividad 
              y de proyectos de infraestructura física, con la participación 
              de organismo financieros internacionales y regionales (CAF y FONPLATA) 
              y, en lo posible, de instituciones financieras como el BICE de la 
              Argentina y el BNDES del Brasil. El Fondo Europeo de Inversiones 
              podría ser un modelo a tomar en cuenta en el establecimiento 
              de una "facilidad financiera", que incluya la participación 
              de fondos privados de inversión;
 
la participación de los órganos consultivos del 
              Mercosur: la consulta al Foro Consultivo Económico y Social, 
              y a la Comisión Parlamentaria Conjunta, sobre el alcance 
              de los programas de apoyo a Paraguay y Uruguay, permitiría 
              recibir oportunamente recomendaciones que tornaren más efectivas 
              las medidas. A la vez, permitiría construir la suficiente 
              legitimidad social de las medidas que se propongan, especialmente 
              en la Argentina y en el Brasil. Involucraría a los sectores 
              sociales y políticos en el concepto y desarrollo de un Mercosur 
              solidario. Sin embargo, en el caso de las funciones que se propone pudiera desempeñar 
          la Secretaría del Mercosur, es preciso tener en cuenta que aún 
          no cuenta, ni con las competencias ni con los recursos necesarios para 
          desempeñar funciones más amplias que las que por el momento 
          tiene. En tal sentido, las propuestas que aquí se efectúan 
          asumen que la fuerte densidad política que hoy se observa en 
          el Mercosur, conducirá gradualmente hacia el necesario fortalecimiento 
          de su calidad institucional.
 
 
 En el plano de la cooperación internacional. 
 Hay un amplio espacio para la cooperación internacional -tanto 
          de organismos de cooperación internacional, como de países 
          industrializados y de la UE en el marco del acuerdo de asociación 
          bi-regional actualmente en etapa de negociación- a fin de canalizar 
          apoyo a las estrategias y medidas que en el plano nacional adopten Paraguay 
          y Uruguay -incluso en coordinación con los socios de mayor dimensión 
          del Mercosur-, como así también a las estrategias y medidas 
          especiales que el Mercosur adopte a favor de los dos países.
 
 Instrumentos ya mencionados como el Programa de Cooperación Hemisférica 
          y el Programa de Comercio, Integración y Competitividad del BID, 
          y experiencias como la adquirida por la UE en los países de Europa 
          Central y en los del Mediterráneo, pueden servir para articular 
          un apoyo internacional eficaz al Paraguay y al Uruguay. Tal cooperación 
          no podría limitarse solamente a fortalecer su capacidad para 
          participar activamente en el Mercosur. Debería ser parte de un 
          enfoque más amplio de preparación de los respectivos países 
          en los escenarios post-negociadores que resulten de las actuales negociaciones 
          en la OMC, el ALCA y con la UE.
 
 La cooperación internacional puede contribuir a dotar a la Secretaría 
          del Mercosur de la capacidad necesaria para tener un papel activo en 
          el tratamiento de la cuestión de las asimetrías y en los 
          programas de apoyo a Paraguay y Uruguay. También puede aprovecharse 
          la amplia experiencia que ha acumulado la Secretaría General 
          de la ALADI en este campo.
 
 (1) Ver al respecto el informe "El Tratamiento de las Asimetrías 
        en los Acuerdos de Integración", presentado por Paolo Giordano, 
        Mauricio Mesquita Moreira y Fernando Quevedo, en el Seminario "Políticas 
        para Promover la Convergencia Estructural en el Mercosur", realizado 
        en Montevideo, el 26 de marzo de 2004.
 
 (2) Ver al respecto un informe de Gustavo Magariños, titulado 
        "Evaluación del proceso de integración de la ALALC", 
        Secretaría de la ALALC, Montevideo, abril de 1969, páginas 
        69 a 89.   (3) La literatura especializada del período fundacional del Mercosur 
        contiene pocas referencias a la cuestión de las asimetrías 
        consideradas en este artículo, incluso en los estudios e informes 
        referidos a Paraguay y Uruguay. Sobre la cuestión en este período 
        fundacional, existe bibliografía relativamente amplia pero de fecha 
        más reciente, especialmente de autores uruguayos y paraguayos, 
        correspondiendo destacar en particular, el capítulo de Sergio Abreu 
        en el informe de Lincoln Bizzorero y de Sergio Abreu, "Los países 
        pequeños: su rol en los procesos de integración", INTAL-BID, 
        Documento de Divulgación nº 8, julio 2000, que incluye además 
        una amplia bibliografía sobre la cuestión.  (4) Entre otros, cabe destacar el artículo de Fernando Masi y 
        Gustavo Bittencourt, "Las economías pequeñas en el 
        Mercosur: evolución y perspectivas de desarrollo", en el libro 
        de la Red Mercosur, coordinado por Daniel Chudnovsky y José María 
        Fanelli, "El desafío de integrarse para crecer: Balance y 
        perspectivas del Mercosur en su primera década", Red Mercosur-Siglo 
        XXI, BID, 2001, páginas 375-398, que incluye también una 
        amplia bibliografía sobre la cuestión analizada. (5) Ver al respecto, entre otros, los artículos de Fernando Masi 
        y de Marcos Ismachowiez, en el libro organizado por Clodoaldo Hugueney 
        Filho y Carlos Henrique Cardim, "Grupo de Reflexâo sobre o 
        Mercosul", MRE-BID-IPBRI/FUNAG, Brasilia, 2002, además del 
        citado artículo de Sergio Abreu.  Otros informes y estudios recientes sobre la cuestión de las asimetrías 
        en la perspectiva especialmente de Paraguay, que incluyen propuestas concretas, 
        son los de: Isidoro Hodara, Marcelo Halperín y Ramiro Rodríguez 
        Alcalá, informe sobre "Definición de los lineamientos 
        estratégicos que permitan al Paraguay instrumentar el Programa 
        de Acción del Mercosur hasta el año 2000", elaborado 
        para el Departamento de Promoción Económica de la Secretaría 
        General de la ALADI, Publicación Nº 5/97; Fernando Masi, informe 
        final del estudio "Postura del Paraguay frente a los escenarios actual 
        y futuro del Mercosur", Programa de Apoyo en la Conducción 
        Técnica y Desarrollo de las Negociaciones Comerciales e Internacionales, 
        ATN/SF-5888-PR Proyecto PAR 96/023, y el informe final del estudio sobre 
        "Identificación de factores endógenos y exógenos 
        que inciden en la participación de los países de menor desarrollo 
        económico relativo en el comercio intrarregional: el caso del Paraguay", 
        Secretaría General de la ALADI, octubre 2003.  (6) Más recientemente se ha aplicado por la Unión Europea 
        a los nuevos países miembros, a través del Programa 
        Phare. Para una excelente presentación de la experiencia de 
        "transición asistida" y de "efecto exclusa" 
        en los países de Europa Central y del Este, ver el libro de Marie-Luise 
        Herschtel, "L'Europe Élargie: Enjeux Économique", 
        Presses de Sciences Po, Paris, especialmente su Capítulo II. También 
        se está aplicando a países no europeos candidatos a asociarse 
        a través de acuerdos de libre comercio, con el Programa 
        MEDA para países de la región africana del Mediterráneo 
        -es interesante, por ejemplo, el caso de Marruecos- y el TACIS 
        para países en transición de Europa del Este y Asia Central 
        .  En América Latina el enfoque se observa en el Plan Puebla-Panamá, 
        que cubre la región del Sur de México, los países 
        de América Central y Panamá (www.iadb.org/ppp/ppp.asp). 
       En el ALCA, tal metodología de cooperación está 
        presente en forma embrionaria en la redacción final que tuviera 
        en la reunión ministerial de Quito -en noviembre 2002- el Programa 
        de Cooperación Hemisférica (www.ftaa-alca.org). Originalmente 
        fue concebido para las pequeñas islas del Caribe. Luego se extendió 
        a todos los países en desarrollo del Hemisferio.  Asimismo, el BID ha aprobado un instrumento que refleja el enfoque de 
        transición asistida. Es el Programa de Préstamos para Comercio, 
        Integración y Competitividad (www.iadb.org/int/trade/gn2266esp.pdf). 
        Puede tener un efecto muy positivo al asistir a países latinoamericanos 
        interesados en su preparación para los escenarios post-negociadores. 
        No está referido en particular a los países afectados por 
        las asimetrías examinadas en este artículo. Pero puede ser 
        utilizado también por países interesados en desarrollar 
        estrategias nacionales, a fin de encarar asimetrías originadas 
        en disparidades de dimensión económica y de desarrollo relativo 
        en el marco de un proceso de integración como es el del Mercosur. (7) Ver el artículo y el informe mencionado en la nota 4, que 
        presenta medidas concretas a favor del Paraguay. (8) Un ejemplo son las recomendaciones contenidas en el informe "Paraguay. 
        Nota Técnica sobre Comercio e Inversión", Paolo Giordano, 
        BID, Departamento de Integración y Programas Regionales, Noviembre 
        2003.
 (9) El informe de Fernando Masi de septiembre 2002, mencionado en la 
        nota 4, contiene propuestas concretas para el caso del Paraguay. |