| A modo de introducción: ¿una nueva etapa en las relaciones 
        económicas birregionales?  La idea de una asociación estratégica entre los países 
        de América Latina y la Unión Europea, tiene uno de sus pilares 
        centrales en el desarrollo de un marco que permita profundizar las relaciones 
        económicas birregionales.   Al menos en relación a este pilar -que será en esta ocasión 
        el objeto principal de nuestro análisis-, es una idea que enfrenta 
        en la actualidad algunos desafíos en cuanto a su relevancia, a 
        su eficacia y a su credibilidad.   En el plano de la relevancia, se observa el impacto de importantes factores 
        que están introduciendo significativos cambios, tanto en el mapa 
        de la competencia económica global como en el de las negociaciones 
        comerciales internacionales. Es un hecho, que ambas regiones comparten 
        ahora la prioridad de sus relaciones recíprocas con otros focos 
        de atención, especialmente en sus propios entornos contiguos, y 
        en el Asia.  En el plano de la eficacia, los resultados obtenidos a partir, por ejemplo, 
        de la Cumbre de Río de Janeiro, distan de ser impactantes, al menos 
        hasta el presente. El fracaso en el cumplimiento de la meta de octubre 
        pasado en las negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea, 
        es una de las evidencias al respecto. Lo más significativo del 
        período de los últimos cinco años, fue el acuerdo 
        de libre comercio con Chile.  Y en el plano de la credibilidad, quizás por el surgimiento de 
        otras prioridades y por los magros resultados alcanzados hasta el presente, 
        no se observan muchos indicios de que ciudadanos, inversores y terceros 
        países, estimen como posible el que la idea de la asociación 
        estratégica birregional se pueda traducir en hechos significativos, 
        al menos en un horizonte razonable. Incluso, por momentos parecería 
        observarse casi una cierta fatiga en relación al tema.  Sin embargo, lo razonable es continuar trabajando con la hipótesis 
        que una y otra región seguirá empujando la idea de la asociación 
        estratégica. En parte por inercia. Pero en mucho, porque hay realidades 
        políticas y económicas, así como concretos intereses 
        que la impulsan -además de razones de tipo histórico y cultural, 
        sobre las cuales mucho se ha escrito-. Por más que se produzcan 
        alteraciones o desplazamientos -a veces circunstanciales- en las prioridades 
        relativas, lo cierto es que tales realidades e intereses seguirán 
        justificando la idea de construir una asociación estratégica 
        birregional. Incluso podrían tornarla más necesaria.  ¿Es que la construcción de asociación estratégica 
        birregional, especialmente en su pilar económico, está entrando 
        en una nueva etapa? Todo parecería indicar que sí. El punto 
        de inflexión habría sido el no haber podido concluir, en 
        el plazo originalmente previsto, las negociaciones entre la Unión 
        Europea y el Mercosur. Será una nueva etapa, en la que parece recomendable 
        comenzar con un serio esfuerzo de reflexión sobre los desafíos 
        que se encaran y sobre lo que indica la experiencia acumulada en estos 
        últimos años, especialmente en cuánto a los métodos 
        a emplear en la construcción del espacio económico birregional. 
        Ello es así, sobre todo si se procura obtener en plazos razonables, 
        las ganancias de relevancia, de eficacia y de credibilidad, que han escaseado 
        hasta el presente. - II - De supuestos, enfoques y prioridades en un análisis de dinámicas 
        realidades multi-espaciales  La preparación de la próxima Cumbre entre la Unión 
        Europea y América Latina y el Caribe, prevista para los días 
        12 y 13 de mayo de 2006 en Viena (1), brinda una oportunidad para lo que 
        se puede considerar como un recomendable ejercicio de reflexión, 
        sobre el estado actual de la construcción de la asociación 
        estratégica en el plano de las relaciones económicas entre 
        ambas regiones.  Para que pueda ser fructífero y tener algún impacto en 
        la realidad, debería ser un ejercicio que involucre, en ambas regiones, 
        al mayor número posible de protagonistas e interesados, tanto oficiales 
        como de la sociedad civil, incluyendo por cierto, a la comunidad académica. Viena, también brinda una oportunidad para el planteo -resultante 
        de tal ejercicio de reflexión-, de algunas ideas realistas que 
        contribuyan a orientar dichas relaciones en la dirección formalmente 
        planteada por las tres primeras Cumbres birregionales, celebradas en Río 
        de Janeiro (1999), Madrid (2002) y Guadalajara (2004) (2). Esto es precisamente, 
        la de una "asociación estratégica birregional".  El objetivo de este artículo, es entonces efectuar algunos aportes 
        con la intención de contribuir al desarrollo de esta recomendable 
        reflexión birregional. En nuestra opinión, tal ejercicio de reflexión podría 
        basarse en, al menos, tres supuestos:  
        el que ambas regiones están efectivamente interesadas, en atribuirle 
          prioridad a la definición de políticas públicas, 
          a la creación de instrumentos y a la formulación de reglas 
          de juego que penetren en la realidad, a fin de concretar lo que ha sido 
          enunciado como una "asociación estratégica birregional", 
          que incluya las relaciones económicas recíprocas, pero 
          sin limitarse a ellas (3). 
 Ello, sin perjuicio de que sea objeto de debate el que éste pueda 
          ser considerado como un supuesto creíble (4) y de lo complejo 
          que resulta precisar el alcance del concepto de asociación o 
          alianza estratégica en las relaciones internacionales -en parte 
          por el uso demasiado intensivo que de él se efectúa en 
          la diplomacia contemporánea (5)-. Al menos por lo que señala 
          en el párrafo 51 de la Declaración de Guadalajara (6), 
          puede suponerse que ella será construida en base a los acuerdos 
          de libre comercio ya firmados por la Unión Europea con México 
          y con Chile, y por los que están en curso de negociación 
          o en proceso previo al de la negociación, con las distintas subregiones 
          organizadas de América Latina y el Caribe.
 
 Es éste un supuesto que, por un lado, confronta el desafío 
          de distinguir en las relaciones birregionales el plano del discurso 
          y de los pronunciamientos formales, del de los hechos concretos. La 
          experiencia acumulada estaría indicando que existe una cierta 
          tendencia a una brecha pronunciada entre ambos planos (7). Ello explicaría 
          un cierto déficit de credibilidad que se suele percibir en las 
          opiniones públicas, los empresarios y terceros países, 
          por ejemplo en los Estados Unidos, con respecto a las intenciones enunciadas 
          en el plano de las relaciones económicas birregionales. En nuestra 
          opinión, la distinción aportada por Ramón Torrent, 
          entre acuerdos "vacíos" y "llenos", brinda 
          un criterio válido para cualquier ejercicio orientado a apreciar 
          la amplitud de la mencionada brecha (8);
 
 
el que hay un reconocimiento de la importancia de capitalizar la experiencia 
          acumulada durante el desarrollo de las relaciones económicas 
          recíprocas, por lo menos desde el establecimiento del actual 
          sistema de Cumbres periódicas, a fin de introducir las modificaciones 
          de rumbos en la ambición de los objetivos y en los métodos 
          de trabajo que fueran necesarios.
 No hay por el momento demasiadas evidencias públicas de que se 
          trate de un supuesto sobre el que estén efectivamente operando, 
          en particular, los protagonistas oficiales. Implicaría dejar 
          de lado la tentación a una actitud complaciente, que considere 
          que todo ha ido bien en las relaciones económicas birregionales. 
          Es decir, que sería sólo cuestión de seguir haciendo 
          lo mismo que hasta el presente, pero eventualmente con más intensidad, 
          y
 
 
el que una nueva realidad internacional muy dinámica, hace 
          que sea necesaria una visión prospectiva que permita colocar 
          las relaciones económicas birregionales en el marco más 
          amplio de un mundo de arenas movedizas o sea, en el de las tendencias 
          profundas que están operando continuos y significativos cambios 
          en el contexto internacional, tanto en el plano global como en el de 
          las distintas regiones, incluyendo la de la Unión Europea y la 
          de la propia América Latina. 
 Parecería ser el supuesto menos discutible, ya que encuentra 
          sustento en cualquier lectura, siquiera superficial, de la realidad 
          internacional actual. Es, por el contrario, razonable argumentar que 
          se debe operar con la hipótesis de que son cambios que, muy probablemente, 
          se acentuarán en los próximos años, modificando 
          sustancialmente, tanto el mapa de la competencia económica global 
          como el de las negociaciones comerciales internacionales. En términos 
          de ciclos históricos largos, no parece exagerado señalar 
          que se está transitando por un período revolucionario 
          en el sistema internacional (9).
 En esta ocasión, nuestro análisis estará concentrado 
        en uno de los aspectos más relevantes de las relaciones económicas 
        entre las dos regiones.  Es el que se refiere a las condiciones institucionales (10) que inciden 
        en el desarrollo de los flujos bi-regionales de comercio de bienes, de 
        servicios, de financiamiento e, incluso, de migraciones; de inversiones 
        directas y de transferencia de tecnología. Incluye, por cierto, 
        las condiciones políticas y jurídicas bajo las cuales las 
        empresas originadas en una región pueden operar en la otra o sea, 
        todo aquello que hace a la percepción de un clima de negocios e 
        inversión que pueda resultar atractivo y propio de una "asociación 
        estratégica birregional" (11).  Tal dimensión la enfocaremos desde una de las ópticas posibles. 
        Ella es la de empresas, de una y otra región, que adoptan o planean 
        adoptar decisiones de inversión productiva en función de 
        los acuerdos "llenos", en el sentido ya citado de Ramón 
        Torrent, que institucionalizan la denominada asociación estratégica 
        birregional. Es una óptica relevante, aún en una perspectiva 
        política, pues de tales decisiones dependen en gran medida, la 
        creación de empleo y la generación de bienestar, que se 
        supone son objetivos que se persiguen con los acuerdos internacionales 
        que inciden sobre las relaciones económicas birregionales. Sin embargo, cabe tener presente que el desarrollo de las relaciones 
        económicas birregionales se insertan en un contexto multidimensional. 
        Ello es así, pues están cada vez más influenciadas 
        por las respectivas agendas políticas y de seguridad, no sólo 
        de ambas regiones, pero también las globales y la de cada país 
        que integra la respectiva región. Ello es notorio, sobre todo, 
        a partir de los trágicos hechos del 11 de septiembre 2001 y del 
        11 de marzo 2004 (12).  También parece notorio que no son ellas agendas con contenidos 
        e intensidades similares, no sólo en una región y en otra, 
        pero incluso en cada uno de los países que las integran. Las diferencias 
        que se produjeron en la Unión Europea en ocasión de la guerra 
        de Irak, ilustran sobre ese diferencial de percepciones y sensibilidades 
        en relación a las cuestiones de seguridad internacional y, en particular, 
        respecto a la visión americana sobre el derecho a actuar unilateralmente 
        cuando su gobierno entiende que sus intereses vitales están comprometidos 
        (13). A su vez y sin perjuicio de su autonomía relativa, cabe tener 
        presente que las respectivas agendas sociales -uno de los temas centrales 
        de la última Cumbre de Guadalajara- penetran transversalmente las 
        agendas económica, política y de seguridad, de ambas regiones 
        y de sus países miembros.  Ello es así, al menos en la perspectiva de dos de las cuestiones 
        centrales para la gobernabilidad democrática y la seguridad, a 
        nivel nacional y regional, como son por un lado la cohesión social 
        y, por el otro, la legitimidad social de las respuestas que articulan 
        gobiernos y regiones, en función de necesidades y expectativas 
        de sus respectivas sociedades civiles.  Por razones que pueden diferir de una región a otra, e incluso 
        entre los países que las componen, es natural que tanto la cohesión 
        social como la legitimidad social, ocupen un lugar relevante en las agendas 
        política y económica de ambas regiones -aunque sean diferentes 
        en sus contenidos, manifestaciones e intensidades-. Sin embargo, uno de 
        los desbalances que se puede observar al respecto en los pronunciamientos 
        que surgen de las Cumbres birregionales es que, en general, parecerían 
        tener presente prioritariamente cuestiones sociales de la realidad latinoamericana, 
        generando la impresión -quizás incorrecta- de que no existieran 
        también en la Unión Europea problemas sociales propios, 
        incluso serios (14). Un enfoque multidimensional e interdisciplinario parece ser, entonces, 
        el más recomendable para un análisis realista de las relaciones 
        económicas birregionales, pues el accionar de gobiernos y regiones 
        en el plano internacional, es crecientemente resultante de la interacción 
        de tres lógicas presentes en las relaciones económicas internacionales 
        contemporáneas. Quizás lo ha sido siempre (15), pero ahora 
        aparece como más evidente. Ellas son la del poder, la del bienestar 
        y la de la legalidad. Son indisociables en cualquier ejercicio racional 
        de captar la realidad en su profundidad y, más aún, si se 
        efectúa en función de la necesidad de diseñar y de 
        poner en práctica, estrategias nacionales de inserción en 
        el mundo y en las respectivas regiones (16).  Es nuestra opinión -quizás influenciada por experiencias 
        prácticas en la función gubernamental (17)-, que sólo 
        con la integración sistemática de las tres lógicas 
        parece posible visualizar, lo que es necesario y posible en la articulación 
        de los intereses de la Unión Europea y de los países de 
        América Latina en el plano de las relaciones económicas 
        birregionales. Se pueden citar muchos ejemplos, por cierto. Uno de ellos 
        es quizás, el de algunas cuestiones complejas de la agenda de las 
        negociaciones en la Organización Mundial del Comercio, donde es 
        posible observar con claridad la constante interacción entre las 
        tres lógicas, especialmente en la relación triangular entre 
        la Unión Europea, América Latina y los Estados Unidos (18). 
       Un enfoque unidimensional, muy abundante en la literatura especializada 
        -especialmente la económica-, puede conducir incluso a una distorsión 
        de la realidad y, finalmente, a no captarla en su plenitud ni a operar 
        sobre ella con eficacia. Imaginemos las dificultades que implicaría 
        el tratar de entender en su profundidad -sin introducir en su análisis 
        la interacción entre variables políticas, económicas 
        y jurídicas-, la tensión constante entre el objetivo de 
        fortalecer el sistema comercial multilateral global -al menos formalmente 
        valorado por las dos regiones- y la propensión creciente a la proliferación 
        de acuerdos preferenciales -cualesquiera que sean sus denominaciones y 
        sus modalidades- (19). Ambas regiones, a su vez, participan en los múltiples espacios 
        de relaciones económicas que conforman el mapa más amplio 
        de la competencia global (20). Conciliar en la práctica la aplicación 
        de un enfoque y de una estrategia de inserción internacional multi-espacial, 
        es quizás uno de los principales desafíos que enfrentan 
        hoy los gobiernos y las regiones organizadas. Es también, por cierto, 
        un campo abierto a la necesaria reflexión académica (21). Es asimismo, un desafío para el número cada vez más 
        significativo de empresas -incluyendo las originadas en economías 
        emergentes- que actúan como competidores globales, y que articulan 
        sus estrategias de inserción internacional, con el desarrollo de 
        redes transnacionales -intra e inter-empresarias-, a través de 
        las cuales se canalizan crecientemente los flujos de comercio de bienes 
        y servicios, los de inversión directa y los de financiamiento (22). No son sólo los espacios de competencia económica los que 
        se multiplican. Lo son también los de las negociaciones comerciales 
        internacionales, que pueden ser visualizadas, por sus resultados prácticos, 
        como otros tantos ámbitos de producción normativa y de generación 
        de mecanismos que aseguren la aplicación de las reglas en materia 
        de comercio y de inversiones, así como la solución de conflictos 
        entre países miembros. De ellos surgen reglas de juego que aspiran 
        a penetrar en la realidad -criterio de efectividad-; a producir resultados 
        prácticos en el plano económico -criterio de eficacia-; 
        a enviar señales que orienten decisiones de inversión y 
        estrategias empresarias -criterio de credibilidad- y a contar en los frentes 
        internos, con la aceptación y apoyo de las respectivas ciudadanías 
        -criterio de legitimidad- (23).  De hecho, las negociaciones comerciales entre la Unión Europea 
        y países y esquemas de integración económica en América 
        Latina y el Caribe, están explícitamente vinculadas con 
        las que se desarrollan en la Organización Mundial del Comercio 
        (24) e implícitamente, con las que una y otra región, desarrollan 
        en sus respectivos espacios contiguos (25) y con otras regiones del mundo 
        (26).  Comprender entonces, la dinámica existente en el tejido de la 
        compleja red de acuerdos preferenciales de cada una de las dos regiones, 
        así como los factores que inciden en su evolución, es una 
        cuestión que merecerá en el futuro atención prioritaria 
        de la otra región, como veremos más adelante. Las relaciones económicas entre ambas regiones se reflejan, prioritariamente, 
        en flujos de comercio de bienes y servicios, de inversión directa 
        y financieros, e incluso en movimientos migratorios. Mucho se ha escrito 
        al respecto y en este artículo, nos remitimos a informes recientes 
        que brindan toda la información estadística necesaria (27). 
       Pero se reflejan también en su dimensión institucional, 
        entendida especialmente como los principios y conceptos; los métodos 
        de trabajo; los procesos de producción normativa; las reglas de 
        juego, y las formas cómo ellas son interpretadas y aplicadas, que 
        inciden en la evolución de los mencionados flujos y en las correspondientes 
        estrategias empresarias.  Como ya hemos apuntado, esta última dimensión constituirá 
        entonces el eje central de nuestro análisis en esta ocasión. 
        La consideramos relevantes por los efectos que produce, según sean 
        sus alcances, y que pueden reflejarse en desplazamientos de ventajas competitivas, 
        así como de las consiguientes oportunidades de comercio y de inversión 
        productiva.  Por ello es, también, una dimensión relevante en la óptica 
        de empresas que adoptan decisiones de inversión productiva en función 
        de los mercados ampliados asegurados por los respectivos acuerdos gubernamentales, 
        sus políticas públicas e instrumentos reguladores. Son ellas, 
        finalmente, las que deben extraer consecuencias prácticas en sus 
        estrategias de competitividad global y regional, de las señales 
        emitidas por los gobiernos a través de los acuerdos en los que 
        se comprometen y de sus propias políticas públicas. A partir de la Cumbre de Río de Janeiro en 1999 (28), las dos 
        regiones canalizan tal dimensión institucional en el marco amplio 
        de encuentros periódicos de alto nivel político, del cual 
        surgen -o al menos, deberían surgir- definiciones estratégicas 
        y, eventualmente, hojas de ruta para impulsar el marco institucional -en 
        el sentido amplio antes definido-, que pretenden incidir en la intensificación 
        de las relaciones económicas y de las acciones de cooperación 
        económica, especialmente originadas -estas últimas- en la 
        Unión Europea y en sus países miembros. Puede discutirse la eficacia del sistema de Cumbres (29). Las críticas 
        que se observan, se basan en la percepción de una tendencia a la 
        diplomacia mediática o de efectos especiales -esto es, una necesidad 
        significativa de producir noticias de algún impacto inmediato y 
        no necesariamente, compromisos políticos que por su contenido jurídico 
        sean exigibles (30)- y, en particular, en la alta variedad de situaciones 
        reflejadas en cada Cumbre, resultante en particular, de la heterogeneidad 
        y fuertes diversidades entre el peso relativo de los protagonistas, y 
        en el grado de organización interna de cada región (31). 
       Concretamente, el espacio europeo está organizado en torno a la 
        Unión Europea, que en el plano de las relaciones comerciales habla 
        con una sola voz y que en relación a otros pilares de la relación 
        interregional, como por ejemplo, en el político y en el de la seguridad, 
        presenta un cuadro de creciente aunque difícil coordinación 
        (32).  A su vez, el espacio latinoamericano, no cuenta con un mínimo 
        de organización que le permita expresarse con una sola voz o con 
        un razonable grado de coordinación, ni menos aún, con una 
        estrategia conjunta. El espacio latinoamericano es, en tal sentido, un 
        conglomerado de marcada heterogeneidad, casi un mosaico de evidentes diversidades, 
        cuando no de contradicciones. No constituye por cierto como tal, un interlocutor 
        válido en el plano de las negociaciones comerciales (33). Pero lo concreto es que al presente, el sistema de Cumbres birregionales 
        es, por ahora el principal marco -sino el único-, para el desarrollo 
        de una dimensión institucional que permita impulsar las relaciones 
        económicas recíprocas y concretar la aparente voluntad política 
        de ambas regiones de trabajar juntas.  En tal sentido, preparar con realismo y, en lo posible, con eficacia 
        la próxima Cumbre de Viena, es algo que debería interesar 
        a ambas regiones y, en particular, a América Latina y el Caribe, 
        por ser ella la parte más débil de la relación birregional, 
        en términos de recursos de poder, de dimensión económica 
        y, por ende, de capacidad negociadora (34).  En nuestro análisis, dentro del enfoque central elegido, privilegiaremos 
        tres temas entre los muchos que podrían y deberían ser abordados. 
        Ellos son:  
        el de las relaciones entre los procesos de integración subregional 
          de América Latina con la Unión Europea -poniendo el acento 
          en el Mercosur, por su importancia relativa en las relaciones económica 
          birregionales- (35);
 
el de los factores que inciden en la dinámica institucional 
          de las relaciones económicas birregionales, y
 
el de una posible agenda de cuestiones relevantes, que deberían 
          requerir una especial atención en el desarrollo del camino que 
          conducirá a Viena en 2006. - III - Del lugar que ocupan los procesos de integración subregional 
        de América Latina en el mapa de las relaciones económicas 
        institucionalizadas entre ambas regiones. El mapa de las relaciones económicas institucionalizadas entre 
        la Unión Europea y América Latina, ofrece un cuadro de marcada 
        heterogeneidad. Refleja probablemente la diversidad de situaciones que, 
        como antes mencionáramos, caracteriza a la región latinoamericana. 
       Resulta difícil distinguir un hilo conductor en la estrategia 
        seguida por ambas regiones en la construcción del espacio trans-atlántico. 
        Del lado europeo, no existe ningún documento orientador de un alcance 
        similar al trazado, por ejemplo, para la región del Sudeste Asiático 
        (36). Menos aún, por cierto, del lado latinoamericano. De la lectura de las Declaraciones producidas por las tres Cumbres realizadas, 
        tampoco surge con claridad el hilo conductor de una estrategia birregional, 
        ni menos aún, una hoja de ruta que indique con cierta precisión 
        cómo se alcanzarán los objetivos muy genéricos definidos. 
        Son textos -a veces demasiado largos, como por ejemplo, el de Guadalajara 
        que contiene 104 puntos- que tienden a presentar una recopilación 
        casi enciclopédica de cuestiones muy significativas, pero enhebradas 
        en un formato de diplomacia multilateral clásica, en el que se 
        expresan principios, conceptos e intenciones, por cierto que relevantes, 
        pero sin demasiado énfasis en precisar las consecuencias operativas, 
        al menos presentadas en una forma que ellas sean fácilmente perceptibles. 
        Podrían considerarse como una excepción en tal sentido, 
        a los resultados de la Cumbre de Río de Janeiro. Las diferencias 
        notorias en el formato de presentación de las conclusiones de las 
        Cumbres, podrían reflejar la ausencia de una especie de Secretaría 
        Permanente birregional del sistema. Al no existir, parecería que 
        tal formato dependería mucho del país en el cual se celebra 
        la Cumbre. Al respecto, un ejemplo, lo constituye el párrafo primero de la 
        Declaración de la Cumbre de Guadalajara (37), cuando señala 
        solemnemente que los protagonistas reiteran su compromiso "con una 
        asociación estratégica birregional". ¿Qué 
        alcance efectivo tiene ese compromiso, aparentemente de fuerte valor político, 
        al ser visto con los ojos de la opinión pública de las respectivas 
        regiones, o de los empresarios e inversores, o de terceros países? 
       Si se colocan tales pronunciamientos de alto nivel político, por 
        ejemplo, en la perspectiva de la gestión de inteligencia competitiva 
        por parte de empresas que tienen que trazar sus estrategias con respecto 
        al espacio económico bi-regional, parecería que es poco 
        lo que ellas podrían encontrar en su contenido, que constituyan 
        señales orientadoras significativas para sus decisiones de inversión 
        productiva.  Pueden identificarse, por lo menos tres situaciones diferenciadas en 
        el mapa actual de las relaciones económicas institucionalizadas 
        entre ambas regiones. Tales situaciones reflejan lo que podría 
        denominarse como un modelo mixto en la construcción del espacio 
        birregional.  En efecto, a diferencia de lo que se observa en la construcción 
        del espacio hemisférico americano, la Unión Europea ha impulsado, 
        al menos hasta el presente, un modelo en el que por un lado existen acuerdos 
        preferenciales con países individuales y por el otro, acuerdos 
        con subregiones organizadas en torno a objetivos de integración 
        profunda, que incluyen la figura de la unión aduanera e, incluso, 
        el objetivo de un mercado común.  Tal distinción esta reflejando un interés europeo en promover 
        la integración económica en América Latina. Pero 
        también refleja la voluntad política de los países 
        de esas subregiones en desarrollar procesos de integración profundos. Las tres situaciones diferenciadas son: 
        la de los acuerdos de libre comercio, con contenido preferencial, 
          ya celebrados entre la Unión Europea y dos países de la 
          región. En los dos casos, se trata de acuerdos "llenos", 
          con compromisos exigibles que constituyen un marco de referencia preciso 
          para las empresas que tienen que adoptar decisión de inversión 
          productiva.
 El primero, fue el celebrado en 1997 con México (38), tras la 
          conclusión del acuerdo del NAFTA. En general, es considerado 
          como una consecuencia de los efectos que la participación de 
          México en el NAFTA podría tener en las empresas europeas 
          que operaban o planeaban operar en ese país. A su vez, del lado 
          mexicano, el acuerdo contribuyó a afirmar su estrategia de diversificar 
          sus relaciones económicas internacionales, sea por razones económicas 
          como también por razones políticas -por ejemplo, minimizar 
          el impacto en su opinión pública del acuerdo celebrado 
          con los Estados Unidos, colocándolo en un espectro más 
          amplio de inserción externa multi-espacial-.
 
 El segundo, fue el celebrado en 2002 con Chile (39). Al igual que el 
          de México, es un acuerdo de libre comercio de generación 
          avanzada, con amplia cobertura, con cláusulas evolutivas y un 
          importante énfasis en la cooperación de la Unión 
          Europea con Chile. Su contenido constituye un valioso precedente para 
          otros acuerdos birregionales.
 
 Sin embargo, la dimensión relativa del comercio involucrado y 
          el hecho que la cuestión agrícola -a diferencia con el 
          caso del Mercosur-, no tuviera en este caso la característica 
          de un nudo difícil de desatar, limitan sus alcances como modelo 
          para otras situaciones y también su impacto real más allá 
          del respectivo espacio económico bilateral.
 
 Por otro lado, abre ciertos interrogantes sobre la validez del argumento 
          del vínculo establecido por la Unión Europea, entre su 
          estrategia de acuerdos de libre comercio con la región y el proclamado 
          objetivo de fortalecer los procesos de integración económica. 
          Teniendo en cuenta el hecho que Chile es un país asociado del 
          Mercosur, ¿no habría tenido más sentido político, 
          el que la Unión Europea hubiera planteado esa negociación 
          como vinculada con la que por su parte ya había iniciado con 
          el Mercosur?
 
 A su vez, el hecho que países de la Comunidad Andina -no todos- 
          y de la región Centroamericana, estén negociando o hayan 
          concluido acuerdos de libre comercio con los Estados Unidos (40), abre 
          otros interrogantes sobre cuál será, en relación 
          a ellos, el comportamiento concreto de la Unión Europea. ¿Abrirá 
          en el futuro la puerta para negociaciones de libre comercio con cada 
          país individual?
 
 Ante la proliferación de acuerdos de tal tipo de los Estados 
          Unidos con países de ambas regiones ¿mantendrá 
          la Unión Europea su posición en el sentido que sólo 
          los negocia con cada subregión latinoamericana como conjunto? 
          Evidentemente no es esa la posición americana y nada indica que 
          ella cambiará en el futuro previsible.
 
 
la de los acuerdos celebrados o en negociación con la región 
          del Caribe inglés. Son países que -en su mayoría- 
          integran la CARICOM (41). Las negociaciones de un Acuerdo de Asociación 
          Económica, se desarrollan en este caso, en el marco del Acuerdo 
          de Cotonu (42). Reflejan entonces una situación especial y diferenciada 
          de la de los otros casos.
 
la de los acuerdos en proceso de pre-negociación y de negociación, 
          con los tres esquemas formales de integración que se desarrollan 
          en América Latina. Al respecto, pueden diferenciarse dos situaciones. 
          Una es el caso de la Comunidad Andina de Naciones (43) y la región 
          Centroamericana (44). La otra es la del Mercosur (45).
 En estos casos, la posición de la Unión Europea ha sido 
          hasta el presente, la de un rechazo de la posibilidad de concluir acuerdos 
          bilaterales con países individuales, como sí lo hicieran 
          en los casos de México y de Chile.
 
 En el caso particular del Mercosur, el argumento principal es que el 
          actual mandato negociador no lo permitiría. Existen ciertas evidencias 
          que países individuales del Mercosur, habrían planteado 
          en alguna ocasión tal posibilidad (46). Como se apuntó 
          antes, es una cuestión abierta la de cuál será 
          en el futuro la posición de la Unión Europea, sobre todo 
          si se multiplican, como se viera más arriba, los acuerdos de 
          libre comercio que países individuales celebran con los Estados 
          Unidos y, eventualmente, con otros países de fuera de la región.
 En los dos primeros casos, la Unión Europea ha establecido 
            condiciones a fin de encarar una negociación de un eventual 
            acuerdo de libre comercio. La primera es que se puedan verificar progresos 
            significativos en el desarrollo del respectivo acuerdo de integración. 
            La segunda es que se hayan concluido las actuales negociaciones de 
            la Rueda Doha en la OMC. Serían entonces acuerdos "OMC-plus" 
            (47). Son condiciones similares a las que se observan con los países 
            del Sudeste Asiático. Pero la diferencia es que no existe en 
            esos dos casos, lo que sí existe en el del Sudeste Asiático, 
            una estrategia explícita de la Unión Europea (48)e instrumentos 
            orientados a preparar la etapa de la negociación de acuerdos 
            de libre comercio, como es, por ejemplo, el de la "Trans-Regional 
            EU-ASEA Trade Initiative" (TREATI) (49). En el caso particular del Mercosur, las negociaciones formales de 
            un acuerdo de libre comercio se iniciaron en 1999 (50). Debían 
            concluir antes de fin de 2005. Se sabe que tal objetivo no fue posible 
            de alcanzar. Cabe tener presente, que ambas regiones -el Mercosur y la Unión 
            Europea- reconocieron desde el comienzo el valor político -y 
            no exclusivamente comercial- de la asociación birregional, 
            así como lo difícil que resultaría lograr que 
            las negociaciones culminaran con éxito en los plazos establecidos. 
           Las negociaciones han sido efectivamente largas, complejas y, sobre 
            todo, arrítmicas. Por momentos entraron en prolongadas mesetas 
            sin acciones relevantes. Hasta la etapa final predominaron dificultades 
            e incertidumbres. Sin embargo, si se siguió insistiendo casi 
            hasta el último momento en el plazo del 31 de octubre, es probablemente 
            porque los negociadores estimaron que iban a poder concluir al menos 
            un primer acuerdo, que luego requeriría negociaciones adicionales 
            a la luz de los resultados de las de la Rueda Doha en la OMC (51). 
            Es quizás en esa perspectiva, que se explica la calificación 
            de fracaso del esfuerzo negociador que ha predominado en muchos analistas 
            y medios empresarios. Por momentos y sobre todo en la última fase de la negociación, 
            se generó la sensación que ninguna de las partes podía 
            reconocer públicamente que no estaba en condiciones de llegar 
            a un acuerdo, al menos efectuando las concesiones mínimas que 
            la otra parte podía considerar como aceptable. La ausencia 
            de un suficiente stock de concesiones mínimas, puede explicar 
            la referencia que el comunicado de prensa de la reunión de 
            Lisboa (52) efectuara sobre el nivel de ambición que no se 
            pudo alcanzar. Incluso, el seguimiento de las negociaciones por los medios de comunicación 
            -muchas veces la única fuente accesible para quienes no fueran 
            negociadores (53)- dejaba la impresión de que la principal 
            preocupación de cada parte era hacer recaer sobre la otra la 
            responsabilidad de un eventual fracaso. Y en última instancia, 
            ambas partes parecían coincidir, por distintos motivos, en 
            evitar que se instalara la idea de que el no cumplimiento del plazo 
            proclamado pudiera ser visualizado como un fracaso.  Un balance sobre lo ocurrido en estas negociaciones birregionales, 
            permite identificar por lo menos tres causas sustantivas y tres metodológicas 
            para explicar la ausencia de resultados -además de las conocidas 
            diferencias en relación al comercio agrícola, que en 
            buena medida debían ser resueltas en las negociaciones multilaterales 
            en el marco de la OMC-.  Las causas sustantivas tienen que ver, en primer lugar, con la baja 
            importancia relativa del Mercosur para la Unión Europea en 
            comparación, por cierto, a otras prioridades de mayor valor 
            estratégico y económico, como las resultantes de la 
            ampliación a Europa Central y del Este -incluso, los incentivos 
            para negociar podrían haber disminuido al estancarse las negociaciones 
            del ALCA- En segundo lugar, con el impacto en las negociaciones de 
            las profundas asimetrías de dimensión económica 
            y grado de desarrollo entre una región y otra. Y en tercer 
            lugar, con la percepción europea de un Mercosur poco creíble 
            (54) y que, en ciertos temas, habría puesto de manifiesto dificultades 
            de articulación en torno a la agenda negociadora -como por 
            lo demás también ocurriera en algunas cuestiones en 
            la propia Unión Europea-. En cuanto a las causas metodológicas, las principales podrían 
            relacionarse con, en primer lugar, las asincronías en los avances 
            en los otros dos frentes negociadores importantes para la Unión 
            Europea y el Mercosur, esto es, la OMC y el ALCA. Recordemos que en 
            los tres casos se había previsto concluir al final de 2004. 
            En segundo lugar, con discontinuidades y fragmentaciones en la conducción 
            de las negociaciones, especialmente del lado del Mercosur, como consecuencia 
            de su perfil institucional (55). Y en tercer lugar, con una cierta 
            desconexión operativa entre la visión política 
            y estratégica de alto nivel -en particular en el caso de la 
            Unión Europea, tal como se reflejara en las tres Cumbres birregionales- 
            y lo que ocurría en las negociaciones. Ha flotado la sensación 
            de un insuficiente oxígeno político para las negociaciones 
            por la parte con más responsabilidades políticas, debido 
            a su mayor dimensión y grado de desarrollo relativo (56). Lo recomendable ahora es que, al continuar negociando, ambas regiones 
            evalúen y capitalicen la experiencia acumulada en los años 
            recientes. No parecería muy recomendable, continuar el proceso 
            negociador sin una correcta apreciación de las causas del fracaso 
            en obtener los resultados esperados dentro del plazo originalmente 
            previsto. El sector empresario debería tener un papel significativo 
            en esta evaluación y en la formulación de cursos de 
            acción que permitan lograr un acuerdo, a la vez equilibrado 
            y razonablemente ambicioso. Ello requeriría un mayor esfuerzo 
            de coordinación entre los empresarios del Mercosur. La reunión 
            plenaria del Foro Empresarial Mercosur-Unión Europea (MEBF) 
            (57) en Luxemburgo, los días 31 de enero y 1º de febrero 
            de 2005 (58), constituye una oportunidad para que los empresarios 
            de ambas regiones expresen su opinión sobre el futuro de estas 
            negociaciones birregionales. Sin perjuicio de otros, un interés por así hacerlo, 
            al menos del lado del empresariado del Mercosur, debería estar 
            vinculado con el hecho que otras regiones y países -como es 
            el caso concreto de Chile- ya han logrado un acceso preferencial para 
            sus bienes y servicios en el mercado de la Unión Europea. Lo 
            mismo ocurre con el acceso preferencial ya obtenido por Chile en el 
            mercado de los Estados Unidos y con el que, se anticipa, lograran 
            al menos algunos de los países miembros de la Comunidad Andina. 
           Pero también debería estar vinculado, con el hecho 
            que la no conclusión de las negociaciones puede contribuir 
            a erosionar, aún más, la imagen debilitada de un Mercosur 
            que tiene fuertes dificultades de credibilidad, tanto internacional 
            como en los ciudadanos e inversores de la propia región (59). 
            Debemos recordar que la base de la legitimidad social del Mercosur, 
            es el ser percibido como una efectiva plataforma conjunta para la 
            transformación productiva de cada país miembro, y para 
            negociar con terceros países y regiones reglas de juego que 
            les permitan mejor competir en la economía mundial (60). Por el lado de los empresarios, a su vez, el interés debería 
            ser el efecto disciplina que puede resultar tanto de un acuerdo birregional 
            como del propio fortalecimiento del Mercosur. Tal efecto disciplina 
            puede ser más notorio en relación al clima de negocios 
            y, en particular, a la seguridad jurídica en materia de inversiones 
            directas. Tiene que ver asimismo con la nivelación del campo 
            de juego -entre otros temas, en relación al acceso a compras 
            gubernamentales y a servicios, especialmente, financieros y de telecomunicaciones-, 
            en relación a inversiones originadas en otras regiones industrializadas 
            con las cuales el Mercosur proyecta concluir acuerdos de libre comercio, 
            como es el caso concretamente de los Estados Unidos y Canadá, 
            y eventualmente el Japón. Lo concreto es que, tras la frustración de octubre pasado, 
            una nueva etapa se ha iniciado en las negociaciones entre el Mercosur 
            y la Unión Europea. Difícil es aun predecir cómo 
            evolucionarán ni cuando concluirán. Algunas precisiones 
            deberían surgir de la reunión ministerial prevista para 
            abril de 2005.  Al momento, tres datos son destacables. El primero, es que ambas 
            partes han manifestado que aspiran a concluir, en plazos razonables, 
            un acuerdo ambicioso y equilibrado. El segundo, es que aún 
            no se ha fijado, al menos formalmente, una fecha para que las negociaciones 
            culminen. ¿No será que es preferible no hacerlo? De 
            hecho se está restableciendo la simultaneidad entre los tres 
            frentes negociadores del Mercosur -el de la OMC, con los EEUU en el 
            ALCA y con la Unión Europea- (61). Tomando en cuenta la cuestión 
            agrícola ello es conveniente y quizás, incluso sea inevitable. 
            El tercero es que ahora se cuenta con una rica experiencia negociadora. 
            Es recomendable capitalizar lo positivo y superar algunas deficiencias 
            -por ejemplo, del lado del Mercosur, la mencionada ausencia de una 
            instancia negociadora común permanente-. Para culminar con éxito, la negociación requiere aire 
            fresco (62). Son útiles nuevas ideas que tomen en cuenta cambios 
            en la realidad global. Lo esencial es el predominio del enfoque político 
            y estratégico, por sobre el estrictamente comercial y técnico. 
            Sólo así podrían desatarse nudos complejos de 
            una agenda negociadora con contenido económico y cuyos plenos 
            efectos, madurarán gradualmente en relación a su pleno 
            impacto en el comercio y en las inversiones.  - IV - De algunos factores que pueden incidir en la evolución de las 
        relaciones económicas birregionales  ¿Cuáles serían, al menos en la perspectiva actual, 
        algunas de las principales fuentes que pueden generar factores de cambio 
        en el desarrollo en los próximos años de las relaciones 
        económicas entre la Unión Europea y América Latina 
        y el Caribe, incluyendo, por lo tanto, el período de preparación 
        de la Cumbre de Viena?  Por factores de cambio, entendemos aquellos que pueden tener una incidencia 
        significativa en la evolución -tanto en el plano de la realidad 
        como en el de las recíprocas percepciones- de la prioridad e importancia 
        estratégica y económica relativa que cada región 
        tiene para la otra, así como en el desplazamiento de ventajas competitivas 
        y de las respectivas capacidades de negociación.  Una forma de identificarlas, es a partir de algunas tendencias profundas 
        que vienen operando en las relaciones económicas internacionales 
        en los últimos años y que, presumiblemente, se acentuarán 
        en los próximos.
 Al respecto parece posible destacar, al menos, tres principales fuentes 
        generadoras de cambios en las relaciones económicas internacionales, 
        con probable incidencia en las birregionales:
 
        la primera concierne al mapa de la competencia económica global. 
          Los cambios que se observan al respecto, reflejan la gran dinámica 
          de transformaciones -incluso la volatilidad- que se manifiesta en todos 
          los planos en el escenario internacional global. 
 Son cambios que deben ser contemplados en la perspectiva, más 
          amplia, de la dinámica que se introdujera en las relaciones internacionales 
          desde el fin de la Guerra Fría y que se acentuara dramáticamente 
          a partir del 11 de septiembre 2001. Ellos son los que permiten precisamente 
          usar la imagen de un mundo de arenas movedizas. Es el caracterizado 
          por una aceleración vertiginosa de la velocidad en los desplazamientos 
          de importancias relativas entre países y regiones, así 
          como de ventajas competitivas y, en especial, de las respectivas percepciones 
          de factores de riesgo e inseguridad entre las naciones -y aún 
          dentro de algunas de ellas- (63).
 
 Sin perjuicio de otros -vinculados principalmente a innovaciones tecnológicas-merece 
          destacarse el que se ha denominado como el "despertar de las grandes 
          ballenas". Esto es el hecho, quizás irreversible, del nuevo 
          protagonismo económico global de los emergentes "monsters 
          countries" -en el sentido de George Kennan - (64).
 
 Sin dudas, el caso más notorio es el de China (65). Pero otras 
          "ballenas" se destacan al respecto como son, en especial, 
          los casos de India y Rusia (66). La incorporación de China a 
          la OMC ha acelerado la globalización de la competencia económica 
          mundial. Ella se acentuará con la próxima adhesión 
          de Rusia.
 
 En parte, como ha señalado Marcos Jank (67), ese nuevo protagonismo 
          se debe al hecho de haber optado estos países o estar en proceso 
          de hacerlo, por modelos de eficiencia económica y por el ejercicio 
          de una voluntad explícita de protagonismo económico global. 
          Pero, en nuestra opinión, en mucho se debe también, al 
          hecho de haber ellos adoptado pautas de una creciente gobernabilidad 
          democrática -o al menos, pre-democrática-. Estos hechos 
          no indican tendencias irreversibles. Sin embargo, es evidente que tienen 
          una incidencia en la percepción que pueden tener otros países 
          y, muy en particular, las grandes redes transnacionales de producción, 
          en el sentido que ellos ofrecen ahora un horizonte razonable de previsibilidad 
          en su comportamiento interno e internacional, que incentiva decisiones 
          de inversión (68).
 
 Son conocidas las proyecciones sobre el crecimiento económico 
          de estas grandes economías emergentes -a las cuales pueden sumarse, 
          entre varias otras, Brasil, Indonesia, México, África 
          del Sur y algunos países del Norte de África, y una vez 
          superada los efectos de su más reciente crisis, quizás 
          también la Argentina (69)- y sobre su incidencia en lo que será 
          en las próximas dos décadas su participación en 
          el producto bruto mundial y en el comercio global (70). Representarán 
          en un mediano plazo el 40% de la población mundial y una parte 
          creciente del producto bruto y del comercio global. Una marcada diferencia 
          con el pasado, será que una proporción creciente de sus 
          poblaciones accederá gradualmente, a pautas y niveles de consumo 
          propios de los consumidores de niveles altos y medios de los países 
          más desarrollados (71).
 
 Para ilustrar la verdadera dimensión del fenómeno, vale 
          la pena citar a Kim Clark, el decano del Harvard Business School, cuando 
          afirma en relación a los nuevos protagonistas de la competencia 
          económica global: "simplemente no hemos comprendido plenamente 
          el completo impacto de 2.500 millones de personas entrando a la economía 
          mundial de la que no eran parte aún" (72).
 
 En relación a América Latina y, en particular, a Sudamérica, 
          el reciente viaje del Presidente de China a países de la región 
          ha actualizado su interés estratégico en una relación 
          muy intensa proyectada hacia el futuro. Tal interés es definido 
          en el discurso de fondo que Hu Jintao pronunciara en el Congreso del 
          Brasil (73). Es un interés que, como veremos luego, podría 
          acrecentar significativamente la propensión de competidores globales 
          de invertir en países de América del Sur, especialmente 
          en aquellos mejor dotados con una relativa abundancia de recursos naturales 
          valiosos para la China.
 
 
la segunda fuente de cambios, concierne al mapa de las negociaciones 
          comerciales internacionales. Coinciden ahora, por un lado las de alcance 
          global en el marco de la Rueda Doha en la OMC, con las que originan 
          la creciente proliferación de acuerdos preferenciales, tanto 
          entre regiones como dentro de algunas de ellas.
 La proliferación de acuerdos regionales y comerciales, con preferencias 
          exclusivas para sus socios, se manifiesta al menos formalmente en el 
          marco de lo autorizado por los compromisos asumidos en la OMC, en especial 
          en el del artículo XXIV del GATT-1994 y en el de la Cláusula 
          de Habilitación pactada en la Rueda Tokio, en 1979. Constituyen 
          excepciones legítimas al principio de no discriminación 
          y al tratamiento de más favor (74).
 
 Todos prevén tratamientos discriminatorios con respecto a bienes 
          y servicios provenientes de países que no son parte del acuerdo 
          preferencial respectivo. Lo hacen en el caso de los bienes, especialmente 
          a través de un arancel externo común o de reglas de origen 
          específicas. Pero también lo hacen en varios casos, a 
          través de tratamientos preferenciales en materia de servicios, 
          de inversiones y de compras gubernamentales. Adoptan múltiples 
          modalidades, en particular las previstas en las normas de la OMC en 
          materia de zonas de libre comercio, de uniones aduaneras, y de tratamientos 
          preferenciales para países en desarrollo y entre países 
          en desarrollo (75).
 
 La conclusión reciente de un acuerdo de libre comercio entre 
          China y los países de la ASEAN (76) y el inicio de negociaciones 
          con otros países -en lo inmediato Chile e incluso probablemente 
          los del Mercosur-, así como el ingreso de Japón y Corea 
          a la tendencia de negociación de redes de acuerdos preferenciales, 
          probablemente tendrá una incidencia marcada en la aceleración 
          del denominado "efecto dominó" que ellos están 
          produciendo en el escenario de las relaciones económicas internacionales 
          (77).
 
 Al fenómeno creciente de proliferación de acuerdos preferenciales, 
          debe sumarse además el de la concentración del poder real 
          de crear reglas de juego del comercio mundial y de la competencia económica 
          global y regional, en un número reducido de grandes países 
          o bloques regionales.
 
 Este último fenómeno adquiere mayor importancia para todos 
          los países -tanto los formadores ("rule-makers") como 
          los tomadores de reglas ("rule-takers") (78), si se considera 
          que -según una gráfica expresión- la OMC y otros 
          acuerdos regionales ahora "tienen dientes" (79). Esto es, 
          han mejorado sustancialmente su capacidad de tornar exigibles las reglas 
          de juego a través de la eficacia de sus mecanismos de solución 
          de controversias (80). Una ilustración de tal expresión, 
          es la de casos recientes tanto entre países industrializados 
          (varios casos en la OMC, entre los Estados Unidos y la Unión 
          Europea), como entre países en desarrollo y países industrializados 
          (como por ejemplo, los casos del algodón entre Brasil y los Estados 
          Unidos, y del azúcar, entre Brasil y la Unión Europea, 
          ambos ganados en primera instancia por el Brasil) (81).
 
 En esta perspectiva, cobra fundamental importancia para países 
          en desarrollo que individualmente sólo pueden ser tomadores de 
          reglas, tanto el articular alianzas con otros países en los foros 
          comerciales internacionales -como han sido, por ejemplo, los denominados 
          "G.20" y "G.90" en el ámbito de la OMC -, 
          a fin de adquirir capacidad para incidir en la producción de 
          nuevas reglas, como así también, el extraer todas las 
          consecuencias de un sistema de comercio internacional que es orientado 
          por reglas ("rule-oriented") que permiten, utilizadas con 
          inteligencia, atenuar las tendencias naturales a orientar el sistema 
          en torno a consideraciones de poder ("power-oriented") (82).
 
 Tanto la proliferación de acuerdos preferenciales, como la dinámica 
          de coaliciones negociadoras flexibles -de geometría variable 
          y organizadas en función de cuestiones específicas, por 
          ejemplo de la agenda negociadora en la OMC- están reflejando 
          en el plano de las negociaciones comerciales internacionales, el mencionado 
          carácter multi-espacial de la competencia económica global. 
          En el escenario internacional actual, los países tienden a posicionarse 
          en múltiples tableros de ajedrez al mismo tiempo -un verdadero 
          juego en simultáneas-, entablando en cada uno de ellos coaliciones 
          que no necesariamente se reflejan en los otros. Incluso la figura de 
          "poker en simultáneas", podría ilustrar mejor 
          una de las características del actual juego de las relaciones 
          económicas internacionales, tanto a escala global como regional, 
          dada la natural propensión de los protagonistas a practicar sistemáticamente 
          el "bluff".
 
 A su vez, el fenómeno de la proliferación de acuerdos 
          preferenciales está generando en el marco de algunos acuerdos 
          de integración económica demandas de flexibilidad en los 
          compromisos que se asumen con otros países o bloques de países. 
          Tal caso de los que se desarrollan entre países en desarrollan 
          y contienen -o proyectan tener- un arancel externo común. Eso 
          se observa en las modalidades adoptadas en recientes acuerdos celebrados 
          por el Mercosur en los que, en un marco normativo que es común 
          a todos los países socios, se adoptan compromisos específicos 
          y diferenciados, para cada uno de ellos (83). Podría observarse 
          también, en el futuro, en las negociaciones birregionales con 
          la Unión Europea.
 
 Y, por sobre todo, la proliferación de acuerdos preferenciales, 
          está incidiendo en la posibilidad de lograr el objetivo de fortalecer 
          el sistema comercial multilateral global, ya que generan una fragmentación 
          del cuadro normativo del comercio internacional. Tal fragmentación 
          repercute en dificultades operativas para competidores globales -por 
          ejemplo, por la multiplicidad de reglas de origen- (84), e introduce 
          elementos de incertidumbre sobre las reglas de juego que rigen el comercio 
          mundial (85). Existe además la tentación de los países 
          incluidos en acuerdos preferenciales a perder el entusiasmo por la extensión 
          a los excluidos, de los beneficios exclusivos en ellos obtenidos (86).
 
 Otro plano en el que se observa una proliferación de acuerdos 
          entre países y grupos de países, es el del tratamiento 
          a la inversión extranjera, incluyendo su protección. En 
          este plano, se manifiesta una marcada fragmentación de las reglas 
          de juego y de los mecanismos de solución de controversias, que 
          a diferencia de lo que ocurre en el plano del comercio internacional, 
          no se insertan en un marco institucional multilateral de alcance global 
          (87). Los intentos de generar tal marco, han fracasado hasta el presente 
          (88) y tampoco se ha logrado el necesario consenso para incluir el tema 
          las negociaciones de la Rueda Doha de la OMC.
 
 
la tercera fuente de cambios, tiene relación con el desarrollo 
          de grandes redes transnacionales de producción y comercio, originadas 
          en los países más industrializados y en los últimos 
          años también, en numerosos países emergentes. 
 Son redes a través de las cuales se canalizan una parte muy significativa 
          -se estima en alrededor del 70%- de los flujos globales de comercio 
          de bienes y servicios, de inversiones productivas y financiamiento, 
          y de progreso técnico. Operan a escala global y regional, fragmentando 
          las cadenas productivas y practicando la maquila, el "out-sourcing" 
          y el "offshoring" (89). Maximizan con tales prácticas, 
          ventajas originadas en acuerdos preferenciales y los diferenciales de 
          costos de mano de obra, incluyendo la calificada.
 
 Son redes altamente sensibles al clima de inversión, como también 
          a la percepción de condiciones de gobernabilidad y de estabilidad 
          económica que prevalece en los distintos países. Son igualmente 
          sensibles a los índices de competitividad, de corrupción 
          y de riesgo-país, que diferencian a los países en los 
          que pueden radicar sus operaciones. Sus intereses -y los de los países 
          en los cuáles tienen su epicentro- las llevan a favorecer los 
          intentos de standardización de reglas de juego de calidad y que 
          se cumplan, especialmente en el ámbito multilateral global de 
          la OMC y en el de los acuerdos preferenciales denominados "Norte-Sur".
 - V - De una posible agenda de cuestiones relevantes a analizar  Del análisis efectuado, puede extraerse un listado de algunas 
        cuestiones relevantes que requerirán de un mayor esfuerzo de reflexión 
        entre ambas regiones.  Ellas pueden articularse en, al menos, dos planos complementarios de 
        una posible agenda de reflexión birregional.  El primero plano, es el de los cambios en el mapa de la competencia 
        económica global.  Se refiere a los principales efectos que pueden preverse en el desarrollo 
        de las relaciones económicas y en las respectivas negociaciones 
        comerciales, entre la Unión Europea y la región de América 
        y el Caribe, como consecuencia de los cambios mencionados más arriba.  Al menos pueden destacarse tres probables efectos más significativos, 
        sin perjuicio de otros.  Ellos son: 
        acentuar el interés de ambas regiones -así como de otros 
          países y regiones- en el fortalecimiento del sistema comercial 
          multilateral global de la OMC. 
 Tal fortalecimiento debería traducirse -al menos en teoría- 
          en mejores condiciones de acceso a mercados; en la plena incorporación 
          de la agricultura a sus reglas de juego; en una orientación firme 
          a colocar la expansión del comercio en función del desarrollo 
          económico, y en una mayor disciplina colectiva en el desarrollo 
          de acuerdos preferenciales.
 La conclusión de la Rueda Doha -en la medida que se pueda 
            cumplir en plazos razonables una parte sustancial de sus objetivos 
            originales-, permitiría encauzar la plena incorporación 
            de la agricultura a las disciplinas de la OMC. Tal objetivo permitiría 
            a su vez, desatar los principales nudos que han afectado la evolución 
            de las negociaciones entre la Unión Europea y el Mercosur (90). Por su parte, la cuestión de las disciplinas colectivas en 
            materia de acuerdos preferenciales podría adquirir mayor relevancia, 
            precisamente por la tendencia ya mencionada, impulsada por las principales 
            economías del mundo, a un incremento significativo del número 
            de acuerdos que se negocian, concluyan y ponen en práctica 
            (91).  El hecho que en algunos casos, tales acuerdos pudieran estar orientados 
            básicamente en función de agendas políticas y 
            de seguridad, concretamente de los Estados Unidos, merece una atención 
            especial. De confirmarse una tendencia actual al respecto, puede preverse 
            que el efecto de fragmentación del sistema comercial multilateral 
            global será más agudo y que escapará a lo que 
            podría ser aceptable desde un punto de vista fundamentalmente 
            económico (92).  Con la publicación reciente del informe de la denominada "Comisión 
            Sutherland" (93), los países miembros de la OMC cuentan 
            ahora con un diagnóstico que debería permitir el debate, 
            con mayor profundidad, de los cursos de acción que podrían 
            contribuir al fortalecimiento del sistema comercial multilateral global. 
            Incluye propuestas concretas. Una pregunta a responder en relación a esta cuestión 
            sería la siguiente: ¿están la Unión Europea 
            y los países de América Latina y el Caribe, interesados 
            y en condiciones de sumar esfuerzos a fin de contribuir con su acción 
            al fortalecimiento de la OMC? y, si lo estuvieran, ¿cuentan 
            con los mecanismos apropiados a fin de traducir una voluntad política 
            en tal sentido, en iniciativas y propuestas concretas que puedan aspirar 
            al consenso de los otros países miembros? La experiencia acumulada desde el inicio de la Rueda Doha, permite 
            pronosticar que más allá de coincidencias filosóficas 
            y de principios, será difícil observar en los próximos 
            años una acción concertada y sistemática de ambas 
            regiones en procura de tal objetivo.  Sin embargo, avances significativos en el tratamiento de la cuestión 
            agrícola -en sus tres pilares de acceso a mercados, subsidios 
            domésticos y subsidios a las exportaciones-, permitirían 
            luego dar el salto a acuerdos "OMC-plus", como los que se 
            han planteado tanto en la Cumbre de Guadalajara para la región 
            latinoamericana -concretamente se utiliza la expresión en relación 
            a Centroamérica y a la Comunidad Andina-, como en un reciente 
            documento de estrategia de la Unión Europea con los países 
            de la ASEAN (94). Mientras tanto, parece recomendable acentuar los esfuerzos de lecturas 
            compartidas de los efectos sobre el sistema comercial multilateral 
            global, de cambios que se están produciendo en el escenario 
            internacional y, en particular, en el mapa de la competencia económica 
            global.  Debería ser éste, uno de los objetivos principales 
            de las actuales redes académicas birregionales, como así 
            también de mecanismos de interacción empresaria, como 
            es el caso del antes mencionado MEBF. Un ejercicio de este tipo debería tener, además, como 
            prioridad el permitir la identificación de cuestiones relevantes 
            en las que la alianza estratégica birregional, podría 
            ejercer una influencia a de fin contribuir al fortalecimiento del 
            multilateralismo y, en particular, de la OMC.  Algunas de esas cuestiones podrían dar lugar, incluso a una 
            acción conjunta con otros países y regiones vinculados 
            a las crecientes redes de acuerdos preferenciales y de coaliciones, 
            que están enhebrando tanto la Unión Europea como los 
            países latinoamericanos.  De allí que también en este plano de la lectura compartida 
            de la realidad internacional, parece recomendable procurar el efecto 
            enriquecedor que puede resultar de confrontar perspectivas e ideas, 
            con instituciones académicas de otras regiones, especialmente 
            de América del Norte y del Asia. 
          acelerar la tendencia a diversificar el ámbito de las relaciones 
            externas, a través del desarrollo de estrategias multi-espaciales 
            de inserción económica internacional, en particular, 
            por medio de distintas modalidades de acuerdos preferenciales celebrados 
            en el marco de las disciplinas colectivas de la OMC, así como 
            de múltiples coaliciones negociadoras.
 Varios países latinoamericanos han acentuado recientemente, 
            sus iniciativas de diversificación de "asociaciones o 
            alianzas estratégicas" con otros países y regiones. 
            Es el caso por cierto de Chile. Pero más importante -por su 
            dimensión económica significativa- es la estrategia 
            que al respecto está desarrollando el Mercosur y, en el plano 
            bilateral, algunos de sus miembros, en especial el Brasil. Los acuerdos 
            del Mercosur con la India y con África del Sur, son primeros 
            pasos en esa dirección, como lo serían también 
            las intenciones de abrir negociaciones de libre comercio -o al menos 
            entrar en etapas preparatorias- con la China, el Canadá, entre 
            otros países (95).
 
 Lo más probable es que en los próximos años, 
            sean muchos otros los países que acentúen su tendencia 
            a diversificar los espacios de relaciones económicas estratégicas 
            y preferenciales en los que se insertan. Tal diversificación 
            se está desarrollando incluso dentro de ambas regiones, como 
            lo ponen de manifiesto la reciente ampliación de la Unión 
            Europea y los próximos pasos que se darán en el futuro, 
            tanto con la incorporación de nuevos países miembros 
            -Turquía y los de Europa del Este-, como con la asociación 
            con países de la cuenca del Mediterráneo (96). En cierta 
            forma, debería colocarse en tal perspectiva el anuncio de la 
            creación de la Comunidad Sudamericana de Naciones, aún 
            cuando es notorio que el camino a recorrer será largo y plagado 
            de todo tipo de dificultades (97).
 
          intensificar la competencia entre los países emergentes y 
            en desarrollo por atraer inversiones productivas, ofreciendo un clima 
            de negocios apropiado y una red de acceso al mayor número de 
            mercados posibles. 
 Ello implicará, para cada país, trabajar simultáneamente 
            en dos frentes: el interno, en particular, afirmando condiciones y 
            expectativas de gobernabilidad democrática, de estabilidad 
            macroeconómica y de seguridad jurídica, y el de la inserción 
            internacional, a través del logro de condiciones estables de 
            acceso al mayor número de mercados y de compromisos que se 
            asuman -efecto anclaje- a fin de preservar una razonable disciplina 
            colectiva en sus políticas económicas y sectoriales.
 
 Son estos últimos, objetivos que en principio deberían 
            resultar de la conclusión de la Rueda Doha y del fortalecimiento 
            de la OMC. Pero que, simultáneamente, los países continuarán 
            procurando a través de sus propias redes de acuerdos preferenciales, 
            en particular con los países o grupos de países industrializados, 
            concretamente con los Estados Unidos y con la Unión Europea.
 En relación a los tres efectos antes mencionados, merecería 
        un lugar especial la atención a prestar, en el ámbito del 
        análisis de las relaciones económicas birregionales y de 
        las modalidades de su evolución futura, al fenómeno que 
        se ha denominado el "despertar de las ballenas" y, en particular, 
        del caso China.  No sólo cabe examinar qué nuevos desafíos se plantean 
        a las dos regiones en el desarrollo de su alianza estratégica -incluyendo 
        la redefinición de sus objetivos y modalidades operativas-, pero 
        particularmente, cuáles son las nuevas oportunidades de inversiones 
        conjuntas que pueden resultar de la significativa expansión de 
        la demanda mundial que podría producirse, como consecuencia de 
        ese fenómeno, en los próximos diez a veinte años. 
       En nuestra opinión, ello requerirá de una visión 
        conjunta, efectuada tanto en el plano gubernamental, como en el empresario 
        y académico, sobre el impacto que podrían producirse en 
        las relaciones económicas birregionales, por ejemplo, en materia 
        de oportunidades de inversiones y de emprendimientos conjuntos en el campo 
        de la energía, los alimentos, la infraestructura física, 
        y el transporte y la logística.   El segundo plano de cuestiones relevantes para una agenda de reflexión 
        birregional, es el de las negociaciones económicas y comerciales 
        entre la Unión Europea y los esquemas de integración regional 
        en América Latina. El aprendizaje acumulado en los últimos años -al menos 
        a partir de la primera Cumbre de Río de Janeiro- permite identificar 
        algunas cuestiones relevantes para la futura acción birregional. 
       Por su importancia económica relativa, tales cuestiones surgen 
        del análisis de la experiencia acumulada en las negociaciones birregionales, 
        especialmente, entre el Mercosur y la Unión Europea.  Algunas de las cuestiones que parecerían requerir atención 
        prioritaria, son: 
        la de la conveniencia y viabilidad de un modelo mixto en la construcción 
          del espacio económico birregional -acuerdos con países 
          individuales y con subregiones organizadas-, frente a la alternativa 
          de sustituirlo por un modelo más próximo al que han privilegiado 
          hasta el presente los Estados Unidos, esto es el de un modelo centrado 
          en un gran espacio de libre comercio con países individuales 
          y no necesariamente con subregiones organizadas -como se refleja en 
          el CAFTA, pero sobre todo en el caso de la Comunidad Andina de Naciones, 
          en el que no todos los países miembros concluirían acuerdos 
          de libre comercio con los Estados Unidos-. La distinción es que 
          en un caso, se observa que el fortalecimiento de los procesos de integración 
          a nivel subregional es un objetivo valorado y explícito. No lo 
          sería así en el otro caso. Pero ante la realidad del predominio 
          de acuerdos con países individuales en el caso hemisférico, 
          ¿podrá observarse en el futuro un cambio en la estrategia 
          seguida por la Unión Europea? Mucho dependerá de lo que 
          ocurra en el caso del Mercosur, en cuanto a su propia coherencia interna 
          y grado de profundización y, en particular, en cuanto a la posibilidad 
          que finalmente se pudiera concluir un acuerdo "4+1" con los 
          Estados Unidos.
 
la de que tipo de métodos de trabajo orientados a facilitar 
          la articulación de intereses de ambas partes, conviene emplear 
          en el desarrollo de las respectivas negociaciones birregionales, a fin 
          de adaptarlos a las demandas originadas en la ambición de los 
          objetivos procurados y su consiguiente complejidad; 
 
la de cómo lograr un reflejo adecuado sobre los respectivos 
          mecanismos de negociación, de la visión estratégica 
          que ambas partes proclaman formalmente como orientadora de la construcción 
          gradual de la asociación birregional, procurando la canalización 
          oportuna hacia las instancias negociadoras, del necesario impulso político 
          de alto nivel; 
 
la de las modalidades para una efectiva vinculación entre los 
          objetivos y mecanismos referidos a los tres principales pilares de la 
          asociación birregional, esto es, el político, el de la 
          cooperación, y el del espacio de libre comercio en el marco de 
          la normativa de la OMC, a fin de evitar que ellos sean objeto de un 
          tratamiento por separado y se pierdan los efectos de una sinergia estimulante. 
          En particular, parecería recomendable el establecer un estrecho 
          vínculo entre el pilar de la cooperación económica, 
          con el de las negociaciones comerciales, a fin de asegurar una relación 
          funcional y dinámica entre ambos;
 
la de cómo alcanzar una razonable continuidad en los equipos 
          negociadores y, además, en el caso concreto del Mercosur, un 
          grado adecuado de coordinación tanto en la definición 
          de los objetivos a alcanzar, como en la de los contenidos concretos 
          de las negociaciones. Eventualmente, ello podría requerir: la 
          formulación por parte del Mercosur, de un documento de estrategia 
          de negociaciones comerciales internacionales o al menos, de las birregionales; 
          la designación por ambas partes de un negociador jefe de alto 
          nivel político, con suficiente autoridad y estabilidad y, nuevamente 
          del lado del Mercosur, una activa participación de la Secretaría 
          Técnica junto con los equipos negociadores;
 
la de la eficacia de las Cumbres periódicas entre ambas regiones, 
          a fin de transformarlas en un mecanismo idóneo para asegurar 
          un suficiente y real impulso de alto nivel político, a la construcción 
          de una asociación birregional resultante de una red de acuerdos 
          diferenciados -pero vinculados entre sí- concluidos por la Unión 
          Europea con los distintos países y subregiones de América 
          Latina. Eventualmente ello podría requerir cambiar el mecanismo 
          de preparación de las Cumbres, a fin de asegurar el hilo conductor 
          entre una y otra Cumbre, así también como el formato de 
          su Declaración Final, que probablemente debería ser más 
          reducida en su extensión y más orientada a fijar una hoja 
          de ruta, con objetivos y metas a alcanzar hasta la siguiente Cumbre, 
          como fuera en parte el caso de la primer Cumbre realizada en Río 
          de Janeiro;
 
la del desarrollo de mecanismos que permitan una efectiva participación 
          de la sociedad civil y de sus representantes -especialmente, los parlamentos 
          y las instituciones empresarias y sindicales-, que sea adecuada a fin 
          de reflejar los intereses de todos los potenciales ganadores y perdedores 
          de ambas regiones, y a fin de lograr construir consensos que aspiren 
          a contar con una legitimidad social sustentable. Parecería fundamental 
          que, al menos en el caso de los esquemas subregionales de integración 
          latinoamericana, tal participación sea asegurada, en primer lugar 
          en el ámbito nacional de cada uno de los países participantes 
          -este es un campo en el cual algunos países que ya han negociado 
          con la Unión Europea, sea acuerdos de adhesión o de libre 
          comercio, podrían aportar su valiosa experiencia en el marco 
          de programas de cooperación de la Comisión Europea y, 
          eventualmente de otros organismos de cooperación internacional, 
          como el propio Banco Interamericano de Desarrollo- y luego en el propio 
          ámbito subregional;
 
la de cómo asegurar la canalización de opiniones y propuestas 
          por parte de las empresas de ambas partes, en particular en relación 
          a la creación de un clima de negocios e inversión apropiados; 
          al desarrollo de mecanismos de facilitación de comercio e inversiones, 
          y la formulación de instrumentos que estimulen el desarrollo 
          de emprendimientos conjuntos, especialmente en el marco de la Estrategia 
          de Lisboa (98). Tal objetivo debería procurarse, sea en relación 
          a las empresas que en la actualidad participan más activamente 
          en las relaciones económicas birregionales -especialmente a través 
          de inversiones-, como también en relación a las que aún 
          no participan -muchas ellas medianas y pequeñas sin experiencia 
          internacional y cuya incorporación a la competencia económica 
          en el espacio birregional ampliado debería ser uno de los principales 
          objetivos a lograr-; 
 
la de la instrumentación de un grado elevado de transparencia 
          sobre las negociaciones, a fin de permitir su seguimiento y decodificación 
          por las respectivas sociedades civiles, sectores interesados y medios 
          académicos, diseminando a través de Internet y en forma 
          oportuna, los proyectos de textos -como ocurriera en el caso del ALCA- 
          y las respectivas ofertas negociadoras -como es frecuente en la actualidad 
          en diferentes países;
 
la del análisis continuo de la interacción entre el 
          desarrollo de las negociaciones birregionales, con las que tienen lugar 
          en el ámbito de la Rueda Doha de la OMC y las del plano hemisférico, 
          en particular, con los Estados Unidos en el ámbito del ALCA o, 
          de un eventual acuerdo "4+1" con el Mercosur;
 
la de la necesidad de extraer suficientes consecuencias prácticas 
          -tanto en el plano de las negociaciones gubernamentales, como en los 
          de las diplomacias empresaria y académica- de la dimensión 
          triangular de la relación que tanto en materia política 
          y estratégica, como en el de la competencia económica, 
          del comercio y de las inversiones, existe -y en realidad ha existido 
          siempre- entre los países miembros de América Latina -especialmente, 
          los del Mercosur-, los de la Unión Europea y los Estados Unidos 
          (99);
 
la de la exploración de todas las opciones que permite el marco 
          relativamente flexible establecido por las reglas de juego de la OMC 
          en la celebración de acuerdos preferenciales, como por ejemplo, 
          para fijar un período de transición en el que se escalonen 
          compromisos y se utilicen cláusulas evolutivas. En el caso del 
          Mercosur- podría recurrirse a un primer acuerdo conteniendo un 
          "stock preferencial" inicial suficiente a fin de cumplir con 
          el artículo XXIV del GATT-1994 y abrir luego un proceso negociador 
          pautado -agenda negociadora y cronograma-destinado a profundizar dicho 
          "stock preferencial" a la luz de los resultados de la Rueda 
          Doha -esto es, un "stock preferencial Doha-plus" (100); 
 
la de la necesidad de explicitar en forma suficiente a las respectivas 
          opiniones públicas -incluyendo sus legítimos representantes 
          en los Parlamentos-, los criterios utilizados para apreciar el valor 
          de los resultados que se aspira alcanzar con las negociaciones birregionales, 
          en particular, en términos de inversiones que faciliten la transformación 
          productiva y la integración económica entre los países 
          latinoamericanos y, concretamente, los países miembros del Mercosur 
          (101), y, finalmente
 
la de introducir un enfoque y medidas favorables a la preparación 
          de los países latinoamericanos, en el marco de sus respectivos 
          esquemas de integración, para afrontar los desafíos de 
          competitividad que implicará el espacio económico ampliado 
          por los respectivos acuerdos birregionales -aplicando el concepto de 
          "transición asistida" en el cual la Unión Europea 
          ha acumulado valiosa experiencia (102)-, incluyendo incentivos a la 
          transformación productiva conjunta entre países latinoamericanos, 
          así como la puesta en práctica de una solidaridad activa 
          con las economías más pequeñas y de menor desarrollo 
          relativo -por ejemplo, con la aplicación del concepto de "cooperación 
          triangular" (103).  - VI - A modo de conclusión: ¿es razonable esperar progresos significativos 
        en la construcción del pilar económico de la alianza estratégica 
        birregional?   En la construcción de espacios económicos internacionales 
        -en este caso birregionales o, más exactamente, bi-multi-regionales, 
        por la diversidad de realidades que engloba el difuso concepto de América 
        Latina- siempre es posible progresar, si es que los objetivos perseguidos 
        tienen la relevancia y la prioridad necesarias, como para atraer suficiente 
        energía política -esto es una dosis adecuada de atención 
        del alto nivel político- y si, además, se emplean métodos 
        de trabajo eficaces.  Es nuestra opinión, que a fin de poder efectuar algunos progresos 
        sustantivos durante el período que conduce a la próxima 
        Cumbre de Viena, en la construcción del pilar económico 
        de la asociación estratégica entre la Unión Europea 
        y América Latina, un ejercicio de reflexión birregional 
        debería conducir al logro de al menos tres objetivos prioritarios 
        -sin perjuicio de otros que puedan ser también relevantes-: 
        en primer lugar, ayudar a capitalizar la experiencia acumulada en 
          los últimos años, con el objetivo de precisar el modelo 
          de asociación birregional conveniente y posible, y a fin de evitar 
          en el futuro, concentrar esfuerzos en objetivos difíciles de 
          lograr por ser demasiado ambiciosos y de bajo rendimiento, así 
          como en seguir utilizando métodos de trabajo que ya habrían 
          demostrado ser poco eficaces;
 
en segundo lugar, colocar el proceso de construcción del pilar 
          económico de la asociación estratégica entre ambas 
          regiones, en la perspectiva más amplia de los cambios que se 
          están produciendo en los mapas de la competencia económica 
          global y de las negociaciones comerciales internacionales, que están 
          siendo impulsados -entre otros factores- por el protagonismo creciente 
          de por lo menos tres "monsters countries" emergentes, esto 
          es, China, India y Rusia, y
 
en tercer lugar, contribuir a poner de relieve la importancia de asegurar 
          el predominio de la finalidad política en la construcción 
          de la asociación estratégica y, en su marco, la necesidad 
          de darle un contenido realista y equilibrado a los compromisos económicos 
          que se adopten en el plano del libre comercio y de la cooperación 
          productiva, utilizando al respecto, la idea de una evolución 
          gradual en base a instrumentos flexibles, compatibles con una adecuada 
          interpretación del grado de permisibilidad que otorga la normativa 
          del GATT-1994 y del GAT's. Lo razonable es, por cierto, que se pueda avanzar en la construcción 
        de la asociación estratégica entre la Unión Europea 
        y América Latina y, en lo que ha sido el tema principal de nuestro 
        interés en esta oportunidad, en la de su pilar económico. 
       Los objetivos definidos son aún válidos y la relevancia 
        sigue siendo significativa para ambas partes.  Con su logro, los países de América Latina, ganarían 
        al diversificar sus espacios de inserción económica internacional 
        y al contar con relaciones institucionalizadas con un socio con poder 
        económico, gran mercado, y fuente de inversiones, de tecnologías 
        y de cooperación internacional.  A su vez la Unión Europea, ganaría a través de la 
        contribución que tal asociación puede significar al objetivo 
        de fortalecer un sistema internacional multilateral y multipolar, y al 
        efecto positivo que podría tener sobre sus cuantiosas inversiones 
        ya existentes -o las futuras- y sobre el comercio recíproco, una 
        América Latina en la que la democracia, la estabilidad política, 
        la cohesión social, la transformación productiva y la integración 
        económica, ganen espacios crecientes e irreversibles.
 
 
 (1) Así está previsto en el punto 104 de la Declaración 
      de Guadalajara. Ver su texto en el Portal de la Unión Europea: http://europa.eu.int/
 
 (2) Ver amplia información sobre las Cumbres birregionales, incluyendo 
      los textos de las Declaraciones y otros documentos originados en las instituciones 
      europeas, en el Portal citado en la nota l. Ver también, LEIVA Patricio 
      (ed), "Una Asociación Estratégica para el Siglo XXL", 
      CELARE, Santiago de Chile 1999. Sobre las Cumbres de Río de Janeiro 
      y de Madrid, y el significado de la de Guadalajara, ver CELARE, "Unión 
      Europea, América Latina y el Caribe: Aportes a la III Cumbre-Guadalajara 
      2004", CELARE, Santiago de Chile, 2004.
 
 (3) Los tres pilares sobre los cuáles se construye la alianza estratégica 
      son el del diálogo político, el de las relaciones económicas 
      y financieras, y el de la cooperación, especialmente en los campos 
      de la educación, de las cuestiones sociales y culturales, y del desarrollo 
      científico y tecnológico.
  (4) Ver por ejemplo, lo que sostiene al respecto Susanne Gratius, en 
        un artículo titulado "¿Europa todavía juega 
        un papel importante en Latinoamérica?" publicado Europa-América 
        Latina: análisis e información", n° 15, Centro 
        de Estudos de la Fundación Konrad Adenauer, Brasil, abril 2004, 
        ps. 21 a 32.  (5) Fue en la Cumbre de Río de Janeiro en 1999, donde se precisaron 
        los principales elementos atribuidos al concepto de asociación 
        estratégica aplicado, concretamente, al espacio birregional. Pero 
        un ejemplo del contenido amplio que suele atribuírsele a tal concepto, 
        es el de las declaraciones del actual Embajador de España en la 
        Argentina, con motivo de la visita reciente del Jefe de Gobierno de España 
        a Buenos Aires, en la que afirma, respondiendo a la pregunta sobre qué 
        significa una alianza estratégica entre España y la Argentina: 
        "supone que las autoridades se reúnen a menudo en el máximo 
        nivel, que hay una agenda de temas internacionales y nacionales comunes, 
        que España quisiera fortalecer su presencia a través de 
        la inversión, que los problemas que puedan tener las colectividades 
        españolas aquí o la Argentina en España serán 
        considerados de manera especial y que se intentará empujar el comercio".  (6) Ver su texto en el Portal mencionado en la nota 1.
 (7) Ver, por ejemplo, el trabajo de Susanne Gratius, mencionado en la 
        nota 4. El vértigo actual de la diplomacia de alto nivel, tanto 
        multilateral como bilateral, quizás explique la tendencia que se 
        observa en la proliferación de pronunciamientos -muy frecuentemente 
        considerados como "histórico" por sus protagonistas- 
        sin contenido preciso ni inclusión de compromisos jurídicos 
        a ellos vinculados. Sirven por cierto para señalizar un derrotero 
        deseable y para expresar voluntad política. Pero su abuso contribuye 
        a erosionar su eficacia -incluso política- y su credibilidad.
  (8) Ver TORRENT Ramón, "Derecho y Práctica de las 
        Relaciones Exteriores en la Unión Europea", Cedecs, Barcelona 
        1998, especialmente en su capítulo VIII, páginas 195 y ss. 
        (9) Esta expresión está empleada en el sentido de HOFFMAN 
        Stanley, "The State of War: Essays on the Theory and Practice of 
        International Politics", Frederick A. Praeger, New York 1965.  (10) Más en el sentido de NORTH Douglas C. "Institutions, 
        Institucional Change and Development", Cambridge University Press, 
        Cambridge 1990. Ver también, PEÑA Félix, "Concertación 
        de intereses, efectividad de las reglas de juego y calidad institucional 
        en el Mercosur", Red Mercosur-Fundación Konrad Adenauer, Montevideo 
        2003, y BOUZAS Roberto y SOLTZ H, "Instituciones y mecanismos de 
        decisión en procesos de integración asimétricos: 
        el caso del Mercosur", Arbeitspapier nro. 1, Hamburg, Institut fur 
        Iberoamerika Kunde, 2002.
 (11) Se supone que una asociación o alianza estratégica 
        económica institucionalizada entre dos regiones, está orientada 
        a facilitar el desarrollo del comercio e inversiones recíprocas 
        y, por lo tanto, a generar instituciones y reglas de juego que faciliten 
        las actividades empresarias.
  (12) Ver entre otros, VALLADAO Alfredo y DA MOTTA VEIGA Pedro, "Political 
        Issues in the EU-Mercosur Negotiations", Chaire Mercosur de Sciences-Po 
        Working Group on EU-Mercosur Negotiations, Paris 2003 y, en particular, 
        el artículo de VASCONCELOS Alvaro, "Back to the future? Strengthening 
        EU/Mercosur Relations and Reviving Multilateralism", ps. 25 a 43 
        y el comentario de Alfredo VALLADAO, en ps. 45 a 49. Ver también 
        los artículos de Alfredo Valladao, de Alvaro Vasconcelos y de Klaus 
        Bodemer, en GIORDANO Paolo (ed), "An Integrated Approach to the European 
        Union-Mercosur Association", Chaire Mercosur de Sciences-Po, Paris 
        2002.  (13) Ver, por ejemplo, KAGAN Robert, "Il Diritto di Fare la Guerra: 
        Il Potere Americano e la Crisi di Legitimita", Mondadori, Milano 
        2004.
 (14) Un ejemplo puede ser el del tratamiento en la Cumbre de Guadalajara 
        de la denominada cuestión social.
  (15) Ver, entre muchos otros, el libro de Stanley Hoffman citado en 
        la 9, así como también las obras del profesor John Jackson, 
        de la Georgetown University.  (16) Ver entre otros varios trabajos del autor referidos a este tema 
        (se pueden consultar en www.felixpena.com.ar y también en, "Momentos 
        y Perspectivas. La Argentina en el mundo y en América Latina", 
        Eduntref, Buenos Aires 2003), el artículo citado en la nota 10. (17) El autor se ha desempeñado como negociador comercial internacional 
        en la Cancillería y en el Ministerio de Economía de la Argentina.  (18) Tanto la cuestión agrícola como la de la proliferación 
        de acuerdos preferenciales, parecería requerir para ser captadas 
        en su plenitud, un análisis multidimensional e interdisciplinario, 
        en el que se aborden simultáneamente factores políticos, 
        económicos y jurídicos que operan, tanto en el plano internacional 
        como en el interno de cada país o, al menos, de los más 
        relevantes. Otros ejemplos recientes pueden ser el del fin de la denominada 
        "cláusula de paz" y del régimen de cuotas textiles 
        en el Acuerdo de Textiles y Vestimentas - ATV-.  (19) Sobre este tema ver el reciente informe del Banco Mundial, "Global 
        Economic Prospects: Trade, Regionalism and Development", Washington 
        2005 (www.worldbank.org)   (20) Los países latinoamericanos han celebrado en los últimos 
        años -o están empezando a negociar, distintos acuerdos preferenciales- 
        A su vez con respecto a la Unión Europea, vale la pena citar un 
        párrafo del reciente informe de la Comisión Sutherland -"The 
        Future of the WTO. Adressing institutional challenges in the new millennium", 
        Report by the Consultative Board to the Director-General Supachai Panitchpakdi", 
        WTO 2005 en www.wto.org. - que al referirse a la erosión del principio 
        de no discriminación en la OMC, en la página 21 señala 
        como ejemplo, que la Unión Europea: "has its MFN tariff fully 
        applicable to only nine trading partners, albeit including the US and 
        Japan. All other trading partners are granted concessional market access 
        under Article XXIV, the Enabling Clause, GSP schemes, "Everything 
        but Arms" and other relationships".  (21) Pueden mencionarse algunas publicaciones recientes sobre la dimensión 
        multi-espacial de las relaciones económicas internacionales, en 
        los casos de la Unión Europea y de América Latina. Ver, 
        entre otras, KÜHNHARDT Ludger, "The Global Proliferation of 
        Regional Integration: European Experience and Worlwide Trenes", Discusión 
        Paper, C.136, Center for European Integration Studies -ZEI-, Bonn University, 
        2004, y SANTANDER Sebastian (coord.), "Globalisation, gouvernance 
        et logiques regionales dans les Amériques", Cahiers du GELA-IS, 
        Université Libre de Bruxelles, 2004.  (22) Ver, entre otros, el informe de la UNCTAD, "World Investment 
        Report, 2002", Part Two, "TNCs & Export Competitiveness", 
        United Nations, 2002, en www.untad.org.
 (23) Ver, entre otros, el artículo del autor citado en la nota 
        10.
  (24) Ver presentación de THORSTENSEN Vera, "O impacto da 
        nova agenda da OMC", en la reunión del Forum Euro-Latinoamericano, 
        Lisboa, 12 al 13 de octubre de 2004.  (25) En el caso de los países latinoamericanos, los que se celebran 
        en el marco de la ALADI y los espacios hemisférico y sudamericano; 
        y en el caso de la Unión Europea, los celebrados con otros países 
        europeos que no son miembros y con países asociados de la región 
        del Mediterráneo.  (26) Según señala el informe de la Comisión Sutherland, 
        citado en la nota 20, se estima que hacia finales de 2007 el número 
        de acuerdos preferenciales en vigencia efectiva podría aproximarse 
        a los 300, sobre unos 150 que actualmente están siendo efectivamente 
        aplicados. En el caso de la región latinoamericana, a los ya concluidos, 
        especialmente por Chile y México con países del Asia, deben 
        sumarse los que resultarán de negociaciones anunciadas e inclusos, 
        recién comenzadas, como es el caso de la negociación de 
        un acuerdo de libre comercio entre Chile y China, iniciada el 25 de enero 
        2005.  (27) Ver, en particular, el informe Integración y Comercio en 
        América, de Mayo 2004, elaborado con motivo de la Tercera Cumbre 
        América Latina y el Caribe-Unión Europea. Para datos sobre 
        migraciones de América Latina, ver "Migración en América 
        Latina: Repercusión en Europa", Fundación Konrad Adenauer 
        en Brasil, diciembre 2004.  (28) Ver información y los textos respectivos en el Portal mencionado 
        en la nota 1. Para un análisis de las relaciones birregionales, 
        ver ROY Joaquín, DOMÍNGUEZ RIVERA y VELÁZQUEZ FLORES 
        Rafael (coordinadores), "Retos e Interrelaciones de la Integración 
        Regional: Europa y América", México 2003.   (29) Ver el artículo de Susanne Gratius, citado en la nota 4.  (30) Ver el libro del profesor Ramón Torrent, citado en la nota 
        8.  (31) Ver artículo de MALAMUD Carlos, "Spain and Latinamerica: 
        Global vs. Bilateral Relations", en Newsletter, nº 8, 12/1/2004, 
        del Real Instituto Elcano, www.realinstitutoelcano.org.   (32) Ver entre otros, ZILLER Jacques, "The Challenge of Governance 
        in Regional Integration. Key Experiences from Europe", presentado 
        en Second Annual Conference of ELSNIT, Florence, October 29-30, 2004. 
        (33) Este es un punto señalado por muchos observadores y autores. 
        Ver, asimismo, la entrevista al autor "Latinoamérica no existe", 
        en Gazeta Mercantil Latinoamericana, Sao Paulo, semana del 15 al 21 de 
        junio de 1997.  (34) Ver los datos que ilustran lo afirmado -que son por demás 
        conocidos- en el Portal citado en la nota 1 y en el informe del BID citado 
        en la nota 27.  (35) Sobre la importancia relativa de las relaciones entre la UE y el 
        Mercosur -de larga tradición a través del tiempo- comparar, 
        por ejemplo, los datos incluidos en las notas 38, 39, 40, 41, 43, 44 y 
        45. Además de la relevancia del Mercosur para las empresas europeas 
        que operan en América Latina -ilustrada por el stock de IED originada 
        en Europa y distribuida en cientos de empresas- el comercio UE-Mercosur, 
        ha representado en los últimos años un 50% del comercio 
        entre la UE y América Latina.  (36) ver información en el Portal citado en la nota 1. El documento 
        se titula "A new partnership with South East Asia", Communication 
        from the Commission, COM (2003) 399/4.  (37) ver su texto en el Portal mencionado en la nota 1.  (38) En 2003, el comercio de México con la UE (23.4b.u$s) representó 
        el 7% de su comercio exterior total y el 1% del comercio exterior total 
        de la UE-15. A su vez, la participación del comercio de México 
        representó el 25% del total de América Latina con la UE. 
        Cabe resaltar que, a diferencia de lo que ocurriera con los otros socios 
        comerciales de la UE en América Latina, en el caso de México, 
        sus importaciones originadas en la UE casi triplicaron a sus exportaciones 
        hacia la UE. El stock en México de IED originada en la UE alcanzó 
        en 2001, 24.1b.Euros. Para estadísticas detalladas sobre el comercio 
        de México con la UE, ver el informe del BID citado en la nota 27. 
        Además, sobre las relaciones económicas, el desarrollo del 
        Acuerdo de Libre Comercio y la cooperación económica entre 
        la UE y México, consultar el Portal citado en nota 1 y www.economia.gob.mx. 
        (39) En 2003, el comercio de Chile con la UE (8.1b.u$s) representó 
        el 22.3% de su comercio exterior total y el 0.4% del comercio exterior 
        total de la UE-15. A su vez, la participación del comercio de Chile 
        representó el 8.9% del total de América Latina con la UE. 
        El stock en Chile de IED originada en la UE alcanzó en 2001, 14.7b.Euros. 
        Para estadísticas detalladas sobre el comercio de Chile con la 
        UE, ver el informe del BID citado en la nota 27. Además, sobre 
        las relaciones económicas, el desarrollo del acuerdo de libre comercio 
        y la cooperación económica entre la UE y Chile, consultar 
        el Portal citado en nota 1 y www.direcon.gob.cl. Sobre el Acuerdo de Libre 
        Comercio entre Chile y la Unión Europea, ver LEIVA LAVALLE Patricio, 
        "La Asociación Estratégica Chile-Unión Europea", 
        CELARE, Santiago de Chile 2003.  (40) En relación a los acuerdos de libre comercio, ya negociados 
        con los países centroamericanos y República Dominicana -CAFTA- 
        y los en curso de negociación Colombia, Ecuador y Perú, 
        ver www.ustr.gov .  (41) En 2003, el comercio de los países de la CARICOM con la 
        UE (2.4b.u$s) representó el 15.3% de su comercio exterior total 
        y el 0.2% del comercio exterior total de la UE-15. A su vez, la participación 
        del comercio de la CARICOM representó el 2.9% del total de América 
        Latina con la UE. Para estadísticas detalladas sobre el comercio 
        de la CARICOM con la UE, ver el informe del BID citado en la nota 27. 
        Además, sobre las relaciones económicas, las negociaciones 
        comerciales y la cooperación entre la UE y la CARICOM, consultar 
        el Portal citado en la nota 1 y www.caricom.org.   (42) Ver el Portal citado en la nota 1.  (43) En 2003, el comercio de la Comunidad Andina de Naciones con la 
        UE (11.8b.u$s) representó el 13% de su comercio exterior total 
        y el 0.6% del comercio exterior total de la UE-15. A su vez, la participación 
        del comercio de la CAN representó el 12.8% del total de América 
        Latina con la UE. Para estadísticas detalladas sobre el comercio 
        de los países de la CAN con la UE, ver el informe del BID citado 
        en la nota 27; ver asimismo el documento estadístico de la CAN 
        -SG/de 104, del 17 de enero 2005, 4.27.63, en la página Web oficial 
        de la CAN. Además, sobre las relaciones económicas, las 
        negociaciones comerciales y la cooperación económica entre 
        la UE y la CAN, consultar el Portal citado en la nota 1 y www.comunidadandina.org. 
        El 21 de enero 2005, se realizó en Bruselas, la octava reunión 
        del Comité Mixto UE-CAN -celebrada en el marco del Acuerdo de Cooperación 
        entre ambas partes-. En ella se acordó el lanzamiento oficial de 
        un proceso conjunto para evaluar el grado de integración económica 
        de la región andina con vistas a abrir posteriormente negociaciones 
        de libre comercio. Es una de las dos condiciones previstas en la Declaración 
        de Guadalajara. El otro se refiere a la conclusión de la Rueda 
        Doha. Para la evaluación se estableció un Grupo de Trabajo 
        Ad-Hoc. También se analizó el impacto del nuevo Sistema 
        Generalizado de Preferencias "SGP+" de la Unión Europea.  (44) En 2002, el comercio de Centroamérica con la UE (3.3b.u$s) 
        representó el 10.4% de su comercio exterior total y el 0.3% del 
        comercio exterior total de la UE-15. A su vez, la participación 
        del comercio de CA. representó el 4% (2003) del total de América 
        Latina con la UE. Para estadísticas detalladas sobre el comercio 
        de los países centroamericanos con la UE, ver el informe del BID 
        citado en la nota 27. Además, sobre las relaciones económicas, 
        las negociaciones comerciales y la cooperación económica 
        entre la UE y los países de Centroamérica, consultar el 
        Portal citado en la nota 1 y www.sgsica.org. El 19 de enero 2005, se realizó 
        en Bruselas la decimotercera reunión del Comité Mixto UE-Centroamérica 
        -celebrada en el marco del Acuerdo de Cooperación entre ambas partes, 
        firmado en 1993-. Al igual que en el caso de la Comunidad Andina de Naciones, 
        se lanzó el proceso de evaluación de la integración 
        regional en Centroamérica; se estableció al respecto un 
        Grupo de Trabajo "Ad Hoc" y, entre otros temas, se analizó 
        el impacto del SGP+.  (45) En 2003, el comercio del Mercosur con la UE (35b.u$s) representó 
        el 23.5% de su comercio exterior total y el 2% del comercio exterior total 
        de la UE-15. A su vez, la participación del comercio del Mercosur 
        representó el 44.4% del total de América Latina con la UE 
        -había llegado a ser el 52.4% en 1995-. Una característica 
        que distingue al comercio del Mercosur con la UE, con respecto al de otros 
        orígenes, es el de la importancia relativa de los productos agropecuarios 
        en sus exportaciones hacia la UE, que representaron un 24.6% en 2001. 
        Los países del Mercosur han sido tradicionalmente los principales 
        receptores latinoamericanos de IED originada en la UE. Incluso, el stock 
        de IED de origen UE en el Mercosur (127b.Euros), es superior al de la 
        ASEAN (36b.Euros) y al de China (14b.Euros) y representaba aproximadamente 
        el 70% del latinoamericano (176b.Euros), según datos para 2001 
        de Eurostat. Para estadísticas detalladas sobre el comercio del 
        Mercosur con la UE, ver el informe del BID citado en la nota 27. Además, 
        sobre las relaciones económicas, las negociaciones comerciales 
        y la cooperación económica entre la UE y el Mercosur, consultar 
        el Portal citado en la nota 1 y, entre otras fuentes de información 
        de los países miembros del Mercosur, www.mre.gov.br y www.mrecic.gov.ar. 
        Sobre las negociaciones económicas birregionales entre el Mercosur 
        y la Unión Europea, ver los libros e informes publicados por la 
        Cátedra Mercosur, en www.chairemercosur.sciences-po.fr. El informe 
        preparado por el Grupo de Expertos de la Cátedra Mercosur, sobre 
        los principales nudos de las negociaciones comerciales y sobre cómo 
        desatarlos, mantiene hoy su vigencia, tras el fracaso de octubre de 2004. 
        Ver VALLADAO Alfredo (ed), "Concluding the EU-Mercosur Agreement: 
        "Feasible" Scenarios", y la síntesis introductoria 
        de PEÑA Félix y MESSERLIN Patrick, Chaire Mercosur de Sciences-Po 
        Paris, Paris 2004. Ver, asimismo y entre otros libros y artículos 
        recientes que analizan las relaciones económicas y las negociaciones 
        económicas birregionales, Ver también, PEÑA Félix, 
        "El Mercosur y la Unión Europea tras la Cumbre de Río 
        de Janeiro: un horizonte negociador desafiante", en LEIVA Patricio 
        (ed) citado en la nota 2, páginas 255 a 284. Asimismo, ver MARCONINI 
        Mário y FLORES Renato (organizadores), "Acordo Mercosul-Uniao 
        Européia: Além da Agricultura", CEBRI-Fundación 
        Konrad Adenuaer, Río de Janeiro 2003; CRISTINI Marcela, "Mercosur-Unión 
        Europea: Bases y perspectivas de la negociación", en Europa-América 
        Latina: Análisis e Informaciones nº 12, Fundación Konrad 
        Adenauer, Río de Janeiro, Julio 2003; KEGEL Patricia Luiza y AMAL 
        Mohamed, "Mercosul e Uniao Européia: uma perspectiva estratégica", 
        Revista Temas de Integração, Coimbra, 2004. Este último 
        artículo contiene un detenido apartado con datos y análisis 
        sobre la importancia relativa del Mercosur en las IED de la UE en el mundo 
        en desarrollo. Sobre el tema de la cooperación birregional UE-Mercosur 
        y la Estrategia de Lisboa, ver el informe del Instituto de Estudos Estratégicos 
        e Internacionais, "Investimentos, innovaçao e mutacoes sociais", 
        IEEI, Lisboa, diciembre 2004.   (46) Ver entrevista a Pascal Lamy, en diario "La Nación", 
        de Buenos Aires, el 19 de enero de 2005, páginas 1 y 9.  (47) Ver el Portal citado en la nota 1 y en el caso de la CAN, el párrafo 
        53 de la Declaración de Guadalajara.  (48) Ver el artículo de Susanne Gratius, citado en la nota 4.  (49) Ver documento citado en la nota 36.  (50) Ver las fuentes citadas en nota 45. Sobre la evolución en 
        el período 2003-2004 de las negociaciones comerciales internacionales 
        en las que participan el Mercosur -y la Argentina-, ver la serie de notas 
        "negociaciones internacionales", en la página Web del 
        autor: www.fpena.fundacionbankboston.edu.ar.   (51) Ver la introducción de PEÑA Félix y MESSERLIN 
        Patrick en el libro de la Chaire Mercosur, Sciences-Po Paris, editado 
        por Alfredo Valladao y citado en la 44.  (52) Ver la nota de prensa nº 491 del 22 de octubre de la Cancillería 
        del Brasil, en www.mre.gov.br.  (53) En la actualidad, es posible para cualquier persona interesada 
        seguir las negociaciones comerciales internacionales de varios países, 
        con información muy actualizada, en las páginas Web de los 
        respectivos gobiernos. Ver, por ejemplo, la página Web del Ministerio 
        de Relaciones Exteriores y Comercio Internacional de Australia: www.dfat.gov.au. 
        No ocurre lo mismo en el caso de las negociaciones entre el Mercosur y 
        la Unión Europea, a pesar de que la tecnología de información 
        disponible, sí lo debería permitir. En el caso más 
        concreto del Mercosur, la información disponible en páginas 
        Web es bastante limitada. Consultar al respecto la página Web oficial 
        del Mercosur, www.mercosur.org.uy y compararla con la de por ejemplo, 
        la Comunidad Andina de Naciones, www.comunidadandina.org y con la de la 
        ASEAN, www.asean.org .   (54) Muchos artículos de opinión publicados en la prensa 
        de los países miembros del Mercosur, no contribuyen necesariamente 
        a fortalecerlo.  (55) La Presidencia pro-tempore rota cada seis meses. Lo mismo ocurre 
        en la Comunidad Andina de Naciones. Pero a diferencia del Mercosur, el 
        Secretario General de la CAN -actualmente, el ex Canciller del Perú, 
        Embajador Allan Wagner, que cuenta con una amplia experiencia internacional- 
        participa de todas las reuniones negociadoras con la Unión Europea, 
        como ocurriera precisamente en la última reunión de la Comisión 
        Mixta birregional, que tuviera lugar en Bruselas el 21 de enero 2005 -ver 
        al respecto la nota 44-. En el caso del Mercosur, ni el Presidente del 
        Comité de Representantes ni el Secretario Técnico, son invitados 
        a participar.  (56) Sobre las asimetrías de dimensión económica 
        y de poder político relativo entre ambas regiones se ha escrito 
        mucho y no parece necesario repetir los datos. Sin embargo, ver al respecto 
        los libros, informes y artículos citados en la nota 46.  (57) Ver el libro del Foro Empresarial Mercosur-Unión Europea 
        (MEBF), "Recomendaciones para un Acuerdo de Libre Comercio", 
        MEBF-Fundación Konrad Adenauer, Brasil, Río de Janeiro 2004.
 (58) Este artículo ha sido concluido antes de la celebración 
        de la reunión plenaria del MEBF en Luxemburgo. Por ello no se examina 
        su declaración final. Ver www.mebf.org.
  (59) Ver, entre otras expresiones, la entrevista a Pascal Lamy, citada 
        en la nota 46.  (60) Entre muchos otros artículos, ver al respecto BOUZAS Roberto, 
        "Mercosur diez años después: ¿proceso de aprendizaje 
        o déja vu", en Desarrollo Económico, vol.41, n° 
        161, julio-septiembre 2001; BOUZAS Roberto y SOLTZ H, "Instituciones 
        y mecanismos de decisión en procesos de integración asimétricos: 
        el caso del Mercosur", Arbeitspapier nro. 1, Hamburg, Institut fur 
        Iberoamerika Kunde, 2002, y PEÑA Félix, "O Mercosul 
        e as relacões entre Argentina e Brasil: perspectivs para avaliacão 
        e propostas de acão", en Revista Brasileira de Comércio 
        Exterior, n° 81 - outubro/dezembro de 2004, páginas 3 a 7. 
        (61) Ver la presentación mencionada en nota 24.  (62) Este punto fue resaltado por varios participantes en el Seminario 
        de la Cátedra Mercosur, de Sciences-Po, Paris, realizado en Paris 
        el 9 de diciembre de 2004  (63) Ver artículos citados en la nota 12.  (64) Ver, KENNAN George, "Around the Cragged Hill: A Personal and 
        Political Philosophy", W.W.Norton and Company, New York/London, 1993, 
        páginas 142 y siguientes.  (65) Para un estudio reciente sobre el impacto de China en América 
        Latina, ver IADB, "The Emergence of China: Opportunities and Challenges 
        for Latin America and the Caribbean", Washington 2004 (www.iadb.org) 
        (66) Ver WILSON Dominic y PURUSHOTHAMAN Roopa, "Dreaming with BRICs: 
        The Path to 2050", Global Economics Paper Nº 99, Goldman Sachs, 
        October 2003. Ver también GUPTA S.P. "India: Vision 2020", 
        Planning Commission, Government of India, New Delhi, December 2002. Asimismo, 
        ver NATIONAL INTELIGENCE COUNCIL, "Mapping the Global Future", 
        Report of the National Intelligence Council'a 2020 Project, December 2004. 
        Ver asimismo, JANK Marcos, "India: reformas e reinserçâo 
        internacional", en O Estado de S.Paulo, del 1º de febrero de 
        2005.  (67) Ver artículo de JANK Marcos "A nova geografía 
        do mundo", en O Estado de Sao Paulo, del 1º de junio 2004(www.iconebrasil.org.br).  (68) Ver, entre muchos otros, la nota de LANGNER Christopher, "China 
        e India desplazan a América Latina en la lucha por la inversión 
        extranjera directa", en Wall Street Journal Américas, del 
        12 de octubre de 2004, p. 6.  (69) Si bien de una dimensión menor al de las grandes economías 
        emergentes, una vez superadas las dificultades evidenciadas por los acontecimientos 
        políticos y económicos de finales de 2002, la Argentina 
        por su nivel de desarrollo relativo y su potencial económico, no 
        sólo en la producción de alimentos, tiende a ser nuevamente 
        visualizada como un espacio atractivo para las inversiones productivas, 
        en particular, teniendo en cuenta su inserción en el Mercosur y 
        sus incidencia en la región sudamericana.  (70) Ver los informes citados en notas 65 y 66. Ver asimismo, el artículo 
        de HUTZLER Charles, "La carrera por ser la principal economía", 
        en The Wall Street Journal Americas, enero 25 de 2005, página 5; 
        el informe publicado por la revista BusinessWeek sobre "The China 
        Price", edición del 6 de diciembre de 2004; el informe de 
        la revista Express sobre "Chine: Le pays de tous les records", 
        edición del 6 de diciembre de 2004, y el del Financial Times, "China", 
        del martes 7 de diciembre de 2004.  (71) Ver los informes citados en las notas 65, 66 y 70.  (72) Citado en suplemento del Financial Times sobre "The Future 
        of Work", september 27, 2004.  (73) Ver una síntesis en www.chinabroadcast.cn  (74) Ver artículo de PEÑA Félix, "Overview 
        of New Trends in Dispute Settlement Mechanisms under Preferential Trade 
        Agreements", en el libro LACARTE Julio y GRANADOS Jaime, citado más 
        adelante, en la nota 80, páginas 335 a 354.  (75) Ver el informe del Banco Mundial, citado en la nota 19.  (76) Ver el texto del acuerdo en www.asean.org   (77) Ver el informe del Banco Mundial citado en la nota 19 y el informe 
        de la Comisión Sutherland, citado en la nota 20.  (78) Ver el artículo de VALLADAO Alfredo, "Regulating the 
        legitimate use of force. A post "9-11" challenge for the EU-Mercosur 
        political dialogue", en el libro editado por Paolo Giordano, citado 
        en la nota 12.  (79) Ver MONTAÑA MORA, M, "A GATT with Teeth: Law wins over 
        Politics in the Resolution of International Trade Disputes", en Columbia 
        Journal of International Law, vol. 31 nº 1, 1993 páginas 103-180.  (80) Ver al respecto, LACARTE Julio y GRANADOS Jaime, "Solución 
        de Controversias Comerciales Intergubernamentales: Enfoques Multilaterales 
        y Regionales", publicación de BID-INTAL-ITD, Buenos Aires, 
        2004 y "Inter-Governmental Trade Dispute Settlement: Multilateral 
        and Regional Approaches", Cameron May, London 2004. También 
        ver, entre otros, PEREZ GABILONDO José Luis, "Manual sobre 
        Solución de Controversias en la Organización Mundial del 
        Comercio", Eduntref, Buenos Aires 2004.  (81) Ver al respecto, www.wto.org .   (82) Ver JACKSON John, "The Jurisprudence of GATT & the WTO: 
        Insights on Treaty Law and Economic Relations", Cambridge University 
        Press, 2000, ps. 8 y 9.  (83) Es el caso, por ejemplo, del Acuerdo con la Comunidad Andina de 
        Naciones (www.mercosur.org.uy y www.comunidadandina.org) y del acuerdo 
        marco celebrado con México (www.mercosur.org.uy y www.economia.mex.gob). 
        (84) Ver el informe citado de la Comisión Sutherland en su página 
        25.  (85) Sobre la cuestión de las reglas de origen, ver el capítulo 
        "Rules of Origin", del libro de VALLADAO Alfredo y BOUZAS (ed), 
        "Market Access for Goods & Services in the EU-Mercosur Negotiations, 
        Chaire Mercosur de Sciences-Po, Paris 2003.  (86) Ver el informe citado de la Comisión Sutherland en su párrafo 
        84.  (87) Ver el artículo de PEÑA Félix, "The role 
        of ICSID in investor-state dispute resolution: lessons from the "Argentinean 
        cases", Buenos Aires, Julio 2004 en www.fpena.fundacionbankboston.edu.ar 
        , así como la bibliografía allí incluida sobre la 
        cuestión del tratamiento a la inversión extranjera y de 
        la solución de controversias que puedan originarse entre inversores 
        y Estados nacionales.  (88) Ver referencias en el artículo citado en la nota 87.  (89) Es mucho lo que se ha escrito al respecto. Pueden citarse, entre 
        otros, dos artículos. Uno de D'ANDREA TYSON Laura, "Offshoring: 
        The Pros and Cons for Europe", en BusinessWeek, December 6, 2004, 
        p. 14. El otro, de KING Jr Neil, "El auge de China e India sacude 
        los paradigmas mundiales de negocios", en Wall Street Journal Americas, 
        del 27 de septiembre de 2004, p. 4  (90) Ver la presentación de Vera Thorstensen citada en la nota 
        24.  (91) Ver el informe citado de la Comisión Sutherland en su capítulo 
        II.  (92) Ver el informe citado de la Comisión Sutherland en sus páginas 
        22 y 95. Este tema también fue planteado por uno de los ponentes 
        en el Seminario Anual de la Cátedra Mercosur, realizado en Paris 
        el 9 de dicidembre 2004.   (93) Ver su texto en www.wto.org   (94) Ver el documento citado en la nota 36.  (95) Ver al respecto información en www.mre.gov.br y en www.mrecic.gov.ar 
        (96) ver información en el Portal citado en nota 1.  (97) Ver el texto de la Declaración de Cuzco sobre la Comunidad 
        Sudamericana de Naciones, adoptada en la Cumbre Sudamericana celebrada 
        en Cuzco el 8 de diciembre 2004, en www.mre.gov.br y en www.comunidadandina.org 
        . Para un análisis sobre la construcción del espacio sudamericano, 
        ver un artículo del autor, titulado "El alcance de la institucionalización 
        del espacio sudamericano",publicado en el diario El Cronista, de Buenos Aires, el 6 de Diciembre 
        de 2004. La reciente Cumbre del Cuzco, podría estar indicando un 
        deslizamiento del regionalismo latinoamericano hacia un modelo de regionalismo 
        multipolar, propio de la región del Asia. Sobre el espacio sudamericano, 
        ver SERBIN Andrés, "Vers un espace sud-américain?. 
        Le long et difficile chemin de l'Amérique du Sud vers l'integration", 
        en SANTANDER Sebastián (coord), citado en la nota 21, páginas 
        219 a 255. Ver sobre el regionalismo multipolar asiático, el libro 
        de PENNETTA Piero, "Il Regionalismo Multipolare Asiatico: contributo 
        al diritto della cooperazione istituzionalizzata fra Stati", G.Giappichelli 
        Editore, Torino 2003.
  (98) Ver al respecto el informe del IEEI mencionado en la nota 45.  (99) Ver al respecto, BODEMER Klaus, GRABENDORFF Wolf, JUNG Winfrid 
        y THESING, Josef (eds), "El Triángulo Atlántico: América 
        Latina, Europa y los Estados Unidos en el Sistema Internacional Cambiantes", 
        ADLAF y Fundación Konrad Adenauer, 2002.  (100) Ver el artículo de PEÑA Félix y de MESSERLIN 
        Patrick, citado en la nota 51.  (101) Ver las publicaciones citadas en las siguientes notas 101 y 102.  (102) Ver el libro "El Mercosur y la Unión Europea", 
        conteniendo el informe elaborado por la UNTREF y CEFOP, con el apoyo de 
        la Misión de la Unión Europea en Argentina, Buenos Aires 
        2004.  (103) Ver CARI-Fundación Konrad Adenauer, Argentina, "Gobernabilidad 
        y Desarrollo en el Sur de las Américas: Elementos para una Agenda 
        de Cooperación Regional", informe coordinado por Félix 
        Peña, Buenos Aires 2004.  |