| Un mundo de "arenas movedizas" La preparación de la próxima Cumbre Unión Europea-América 
        Latina, a realizarse en Viena en mayo 2006, se inserta en un sistema internacional 
        dominado por una fuerte dinámica de cambio (1). Se observan tendencias 
        cuyas raíces son profundas y que se han ido acentuando en los últimos 
        años, en particular, a partir del fin de la Guerra Fría 
        y luego de los trágicos acontecimientos del 11 de septiembre de 
        2001.  Al menos cuatro rasgos sobresalen en el actual cuadro de situación 
        mundial en cuyo contexto tendrá lugar la próxima Cumbre 
        bi-regional.  Ellos son: 
        el predominio de las cuestiones globales de seguridad en las agendas 
          de las potencias centrales, así como también una creciente 
          incidencia de las cuestiones regionales de seguridad en las de los países 
          latinoamericanos;
 
la constante erosión de las fronteras entre las cuestiones 
          internas y las externas en las agendas políticas y económicas 
          de la mayoría de los países;
 
la perplejidad de los ciudadanos e incluso de los sectores dirigentes, 
          ante el nuevo cuadro de situación que se observa tanto en el 
          plano de la seguridad -la dificultad de identificar al enemigo- como 
          en el de la competencia económica global -los efectos ambivalentes 
          de la globalización, y sus impactos tanto sobre las identidades 
          nacionales como sobre el desplazamiento de las ventajas competitivas-, 
          y
 
el desgaste de los paradigmas dominantes en décadas anteriores, 
          tanto en el plano de la seguridad internacional como en el de la competencia 
          económica global y la organización de los sistemas económicos 
          y sociales. El nuevo mapa de la competencia económica global En el plano de la competencia económica global, se observan por 
        lo menos seis tendencias que se han ido acentuando en los últimos 
        años y que, probablemente, seguirán manifestando sus efectos 
        en el mediano y largo plazo. Ellas son: 
        el surgimiento de nuevos protagonistas relevantes, tanto en el plano 
          de la competencia económica global como en el de las negociaciones 
          comerciales internacionales. El caso más notorio es el de China. 
          Pero también lo son los países que actualmente constituyen 
          el G.20, de fuerte incidencia en las negociaciones agrícolas 
          internacionales y otros países -o grupos de países- como 
          son Rusia, países del Sudeste Asiático, África 
          del Sur, los países de Europa Central y países latinoamericanos, 
          como Brasil, México, Argentina y Chile;
 
la proliferación de "clubes privados de comercio internacional", 
          que constituyen distintas modalidades de acuerdos preferenciales, todos 
          ellos implicando diferentes grados de excepción a los principios 
          centrales del sistema comercial multilateral global en el ámbito 
          de la Organización Mundial del Comercio (OMC), en particular, 
          el de la no discriminación;
 
la capacidad de la OMC de tornar exigibles los compromisos asumidos 
          en su ámbito, en particular por la eficacia de su sistema de 
          solución de controversias -que ha dado lugar a la expresión 
          de una OMC "con dientes"-, pero a su vez, las incertidumbres 
          existentes en cuanto al futuro del sistema comercial multilateral global, 
          en buena medida por las dificultades que se observan en concretar los 
          objetivos previstos para la Rueda Doha;
 
el papel significativo que tienen las grandes redes transnacionales 
          de innovación, producción y comercio, en cuyo interior 
          se canaliza una parte significativa de los flujos de bienes y de servicios, 
          así como la tendencia creciente al surgimiento de redes originadas 
          en países en desarrollo;
 
la incidencia que en la competencia económica global tienen 
          las cuestiones vinculadas con los alimentos, la energía y el 
          medio ambiente, y
 
el hecho que los consumidores -especialmente los de mayor nivel de 
          ingreso en todos los países y no sólo en los más 
          desarrollados- se están tornando cada vez más exigentes 
          en cuanto a la calidad de los productos -especialmente la sanitaria- 
          y de los servicios. El libre comercio en la agenda UE-AL La cuestión del libre comercio constituye uno de los tres pilares 
        de la agenda de construcción de una asociación estratégica 
        bi-regional entre la Unión Europea y los países de América 
        Latina y el Caribe. Los otros, como se sabe, son el político y 
        el de la cooperación.  Es una cuestión que está siendo abordada en dos planos: 
        el multilateral global en el ámbito de las negociaciones comerciales 
          de la Rueda Doha y que involucra, asimismo, el futuro de la solidez 
          y eficacia del sistema de la OMC, y
 
el preferencial bi-regional que se canaliza, por un lado, en acuerdos 
          bi-regionales ya concluidos por la Unión Europea con México 
          y con Chile y, por el otro lado, en las negociaciones ya iniciadas o 
          en distinto grado de avance, entre la Unión Europea y el Mercosur, 
          la Comunidad Andina de Naciones, los países del Sistema de Integración 
          Centroamericana y los de la Comunidad del Caribe. Un caso pendiente y relevante: las negociaciones entre la Unión 
        Europea y el Mercosur En el ámbito del acuerdo marco celebrado en 1995 en Madrid, las 
        negociaciones UE-Mercosur llevan ya varios años en su desarrollo. 
        A partir de octubre 2004 quedaron, en la práctica, estancadas. 
        Recientemente se ha anunciado la intención de procurar que ellas 
        concluyan para la Cumbre de Viena en el próximo mes de mayo.  Los siguientes son interrogantes que se pueden plantear en torno al 
        estado de avance de esas negociaciones que, por los flujos de comercio 
        y las inversiones involucradas, constituyen el eje principal de la construcción 
        de la asociación estratégica entre la Unión Europea 
        y América Latina: 
        ¿fue el fracaso de octubre 2004 -fecha que fuera la prevista 
          para concluir el acuerdo bi-regional- la manifestación de una 
          oportunidad innecesariamente perdida? Es una pregunta válida, 
          si se tiene en cuenta que los negociadores no pudieron encontrar una 
          fórmula creativa que permitiera crear la asociación bi-regional. 
          Eventualmente, se podría haber, por ejemplo, desdoblado los resultados 
          de las negociaciones en dos etapas, incluyendo en la primera el establecimiento 
          formal de la asociación bi-regional con un stock preferencial 
          equilibrado pero limitado, y con compromisos concretos en relación 
          a los pilares político y de cooperación. Una segunda etapa 
          de la negociación podría haberse completado una vez concluida 
          la Rueda Doha. La figura de la etapa de transición -incluyendo 
          cláusulas evolutivas y el cumplimiento de condiciones para su 
          aplicación- a fin de completar gradualmente la liberación 
          de lo sustancial del intercambio, prevista en el artículo XXIV 
          del GATT-1994, hubiera quizás facilitado una aproximación 
          de estas características;
 
¿han sido los métodos de negociación empleados 
          los más adecuados para las características específicas 
          de ambas regiones? La discontinuidad de los negociadores por el lado 
          del Mercosur -como consecuencia de la rotación semestral del 
          ejercicio de la Presidencia Pro-Tempore y de la ausencia de un secretariado 
          común habilitado para participar en las negociaciones- y la separación 
          en compartimentos estancos del abordaje de los tres pilares de la negociación 
          -esto es, el político, la cooperación y el libre comercio-, 
          puede haber contribuido a la insuficiencia de impulso político 
          y de sistemática en el esfuerzo negociador;
 
¿ha existido por parte de la Unión Europea la suficiente 
          voluntad de compensar con progresos significativos en el plano del acceso 
          a los mercados de productos agro-industriales, las notorias dificultades 
          para avanzar en el plano de los subsidios a las exportaciones agrícolas 
          y a la producción, cuestiones dependientes de lo que se negocie 
          en la Rueda Doha? y, fue el enfoque predominante del lado europeo funcional 
          a la idea de una asociación bi-regional que contribuyera a la 
          integración y al desarrollo de los países del Mercosur?, 
          y
 
¿es que existen suficientes incentivos políticos y económicos 
          por ambos lados, para concluir un acuerdo ambicioso como el propuesto, 
          teniendo en cuenta el balance de costos internos que su conclusión 
          involucraría? UE-Mercosur: los posibles escenarios al momento de la Cumbre de Viena Cuando en mayo 2006 se realice en Viena la próxima Cumbre UE-AL, 
        los posibles escenarios que incidirán en su desarrollo, serán 
        la resultante de las evoluciones que se produzcan en los meses que la 
        precederán en los siguientes planos: 
        el de las negociaciones comerciales internacionales: tras la Conferencia 
          Ministerial de la OMC en Hong Kong, en diciembre próximo, ¿la 
          Rueda Doha habrá iniciado su fase final para concluir en el segundo 
          semestre de 2006 o, por el contrario, las negociaciones se habrán 
          estancado o, eventualmente, fracasado?;
 
el del Mercosur: ¿cuáles son las perspectivas de que 
          durante la presidencia pro-tempore del Uruguay -este segundo semestre 
          2005- puedan efectuarse algunos progresos en la dirección estratégica 
          reafirmada en la última Cumbre de Asunción? (2) ¿cuál 
          de las posibilidades predominará luego de la Cumbre de Montevideo: 
          la continua erosión de una ilusión o el restablecimiento 
          de una razonable credibilidad en el proceso de integración?;
 
el de la Unión Europea: luego de la crisis del "No", 
          ¿un largo período de ensimismamiento o el relanzamiento 
          de una nueva etapa impulsada por el liderazgo de la presidencia británica 
          en los lineamientos planteados por Tony Blair ante el Parlamento Europeo?;
 
el de las negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea: 
          ¿inercia o salto adelante tras la reunión ministerial 
          de septiembre próximo? y, eventualmente, ¿un desdoblamiento 
          de los resultados de las negociaciones en dos etapas sucesivas y complementarias?, 
          y
 
el de la participación de los empresarios y de la sociedad 
          civil: ¿meros espectadores o protagonistas dispuestos a plantear 
          ideas que faciliten las negociaciones y la construcción de la 
          asociación estratégica bi-regional? Recomendaciones para el camino que conduce a Viena A la luz de la experiencia acumulada en las Cumbres anteriores (Río 
        de Janeiro, Madrid y Guadalajara), parece posible efectuar las siguientes 
        recomendaciones para la etapa preparatoria de la próxima Cumbre 
        en Viena: 
        una correcta apreciación por parte de cada país o grupo 
          de países participantes, de lo que les conviene obtener de Viena, 
          en la perspectiva de sus respectivos intereses nacionales o subregionales, 
          y de sus proyecciones multi-espaciales en la competencia económica 
          global (3);
 
facilitar la preparación de la Cumbre con un portal interactivo 
          y especializado, que permita un efectivo seguimiento de los trabajos 
          preparatorios por parte de la sociedad civil y sus sectores representativos, 
          así como la canalización de propuestas, a fin de lograr 
          una Cumbre "llena de ciudadanía", tal como lo ha reclamado 
          el Presidente Tabaré Vazquez para el propio Mercosur;
 
intensificar los debates previos a la realización de la Cumbre 
          con fuerte participación de parlamentarios y empresarios, así 
          como de los medios académicos y de instituciones representativas 
          de la sociedad civil, y
 
desarrollar una campaña de información y explicación 
          a la opinión pública sobre el sentido de la Cumbre, sus 
          objetivos y las expectativas razonables sobre sus posibles resultados. Requerimientos para lograr una Cumbre exitosa El éxito de la Cumbre de Viena estará directamente relacionado 
        con su capacidad para producir resultados que penetren en la realidad, 
        aún cuando lleve tiempo el que ello ocurra en forma plena.  Para ello parece recomendable: 
        evitar la tentación de una Cumbre de "efectos especiales" 
          o de "diplomacia mediática" -muy frecuente en este 
          tipo de encuentros de alto nivel y que ha contribuido a la erosión 
          de su credibilidad en la opinión pública de los países 
          participantes y, asimismo, en la percepción de los otros países-;
 
aportar un espacio para un diálogo profundo y sincero, que 
          permita lograr progresos en el ámbito bi-regional y los relacione 
          con los de otros foros multilaterales y, en particular, con los de la 
          OMC;
 
restablecer una visión política realista, que permita 
          una construcción gradual de la asociación estratégica 
          bi-regional en todas sus dimensiones;
 
impulsar las negociaciones preferenciales aún pendientes y 
          su interconexión, abordando simultáneamente los tres pilares 
          de cada una de ellas, y
 
trazar una "hoja de ruta" creíble -con metas y cronogramas 
          flexibles- con el acento puesto en los efectos "inversión 
          productiva", "competitividad sistémica" y "desarrollo 
          solidario" de la asociación estratégica bi-regional. A modo de conclusión: 
        se observa un contexto internacional complejo y muy dinámico, 
          que por los desafíos que plantea, debería constituir un 
          estímulo político para procurar avances en la relación 
          estratégica entre la UE y América Latina, lográndose 
          así un relativo éxito en la Cumbre de Viena;
 
ante el cuadro de situación dominante en el escenario internacional, 
          serían altos los costos políticos de una visión 
          derrotista o del predominio de la inercia en la preparación y 
          desarrollo de la Cumbre de Viena;
 
una Cumbre de Viena razonablemente exitosa puede ser viable si es 
          que es debidamente preparada por sus múltiples protagonistas, 
          lo que dependerá en gran medida de una correcta definición 
          de los objetivos a alcanzar y de una fuerte participación de 
          sectores políticos, empresarios y de la sociedad civil, y
 
el tiempo disponible es -a julio de 2005- aún suficiente si 
          es que se traza por ambas regiones, un camino crítico orientado 
          al éxito de la Cumbre. 
 (1) Ver al respecto PEÑA Félix, "Latinoamérica 
        y la Unión Europea en un mundo de arenas movedizas. Aportes al 
        análisis del estado actual y del futuro de las relaciones económicas 
        bi-regionales", en PEÑA Félix y Ramón TORRENT, 
        "Hacia una nueva etapa en las relaciones Unión Europea-América 
        Latina: Un diagnóstico inicial", OBREAL-Universitat de Barcelona, 
        Barcelona 2005.
 (2) Ver PEÑA Félix, "O semestre uruguayo no comando 
        do Mercosul", en Valor Econômico, Sâo Paulo, 13 de julho 
        de 2005, página A.10.   (3) Ver PEÑA Félix, "La compleja red de cumbres presidenciales: 
        reflexiones sobre el sentido y la eficacia de la diplomacia presidencial 
        multilateral y multi-espacial en el caso de los países sudamericanos. 
        Su dimensión económica", a publicarse en Revista "América 
        Latina Hoy", Universidad de Salamanca, Octubre 2005 (ver su texto 
        en www.fpena.fundacionbankboston.edu.ar).  |