| Fernando Lugo tendrá una tarea compleja como presidente del Paraguay. 
        Cuenta a su favor con un claro triunfo electoral el que fuera reconocido 
        de inmediato por los otros candidatos es algo positivo, con una 
        coalición política heterogénea que podría 
        tornarse en etérea y con muchas expectativas de quienes confían 
        en él. Pero el tránsito hacia la frustración suele 
        ser rápido. Hay razones para imaginar escenarios de fracaso. Incluso hay analistas 
        que plantean el espectro de un Estado fallido. Tales razones 
        se nutren en la precariedad relativa del poder que tendrá el nuevo 
        presidente. También en la observación de factores que podrían 
        tornar ingobernable al país. Muchos de tales factores provienen 
        de lo que se puede denominar el Paraguay informal. Pero hay razones para imaginar escenarios positivos. El sólo evitar 
        el fracaso ya sería un éxito. La normalidad del proceso 
        electoral ha sido una buena noticia. Más lo es el hecho que el 
        país posee y en abundancia, lo que el mundo cada vez más 
        valora y que incluso pronto añorará que son 
        alimentos, agua y energía, entre otras riquezas. Pero sobre todo, 
        lo es el que los paraguayos tienen conciencia nacional y están 
        orgullosos de ello. El triunfo de Lugo estaría poniendo de manifiesto 
        una profunda energía social orientada a la transformación 
        política, económica y social del Paraguay. Desafíos A sus socios del Mercosur les conviene que Fernando Lugo transite con 
        éxito su período constitucional. En abril de 1996, tuvieron 
        un papel decisivo en el fracaso de un golpe de Estado. Desde entonces, 
        para los paraguayos democracia y Mercosur son conceptos asociados. El 
        desafío ahora es lograr que puedan asociar Mercosur no sólo 
        con democracia, sino también con desarrollo, progreso y cohesión 
        social. Transitar hacia una sociedad más justa y a la vez competitiva 
        a escala global, es tarea de los paraguayos. A través de los mecanismos 
        de la democracia ellos han confiado el liderazgo político a Fernando 
        Lugo y a su coalición. Pero asistir al Paraguay en tal transición, 
        es una tarea en la que sus socios del Mercosur pueden desempeñar 
        un papel crucial. Por solidaridad, pero también por interés 
        propio.  La Unión Europea tiene mucha experiencia en la transición 
        asistida a democracias emergentes. Quizás Paraguay ofrezca 
        ahora una oportunidad para demostrar que una asociación de esfuerzos 
        entre el Mercosur y la Unión Europea tiene un sentido estratégico 
        que trasciende lo comercial. |