| ¿Continúa firme el camino hacia la integración 
        regional?   Desde hace ya 50 años, cuando fue creada la Asociación 
        Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), el tema está instalado 
        y sin embargo, quizás dentro de quince años seguiremos preguntándonos 
        por la integración regional. Raul Prebisch fue el pionero de la 
        idea integracionista que el presidente Frondizi luego impulsó en 
        el plano político. Desde entonces ha transcurrido mucho tiempo. 
        Hubo progresos e importantes resultados para buena parte del comercio 
        entre nuestros países. Particularmente el de sus manufacturas con 
        arancel cero o con márgenes de preferencias resultantes de esos 
        acuerdos de integración. No obstante, también hubo fracasos; 
        y sobre todo, una grandistancia entre las expectativas generales y los 
        resultados obtenidos. ¿Cómo sigue la película?  Yo creo que va a seguir siendo así. Continuaremos impulsando 
        la idea de la integración sudamericana en tanto se irán 
        labrando losacuerdos tipo y el Mercosur se desarrollará aún 
        más. Mientras tanto subsistirá cierta sensación de 
        que estamos por detrás de lo que en principio esperábamos 
        lograr. Es más, es posible validar este pronóstico aduciendo 
        diversas razones. ¿Cuáles? La primera surge de la historia -de la historia larga, que es la 
        que importa- dado que lo contrario a la integración entre países 
        que comparten un espacio geográfico común es la fragmentación 
        y, peor aún, la eventualidad de un conflicto con gravísimas 
        consecuencias, tal como ocurrió en Europa, en el que la falta de 
        acuerdos ocasionó millones de muertos. Esa razón, por sí 
        misma, explica la enorme trascendencia de la integración en curso, 
        la importancia de que nuestros líderes políticos prefieran 
        seguir apostando a este camino. Más aún teniendo en cuenta 
        que la no integración implica puja descontrolada, más demanda 
        de gasto militar, mayor presión para competir con el otro en términos 
        de desarrollo nuclear... Es lo queocurre a diario en otras regiones (India, 
        Pakistán, Irán, Corea del Norte) y por eso creo que fue 
        determinante el genio político del presidente Raúl Alfonsín 
        cuando, una vez resueltos los problemas originados por la explotación 
        de la cuenca común con Brasil y Paraguay mediante el acuerdo tripartito 
        firmado en octubre de 1979, entendió que ya no había razón 
        para pelearnos. En consecuencia, junto con el presidente Sarney (aunque 
        antes había comenzado a conversar con Tancredo Neves) dio los pasos 
        necesarios para abrir un nuevo capítulo de la relación con 
        Brasil y hoy a nadie se le ocurriría pensar que nuestros países 
        podrían entrar en una competencia más que costosa para ver 
        quien tiene más tanques, más barcos, más armas nucleares. 
        Y esono es una cosa banal sino algo muy importante: es el logro de la 
        integración. Pero el tiempo pasó, ¿qué sucede hoy?  En América del Sur se escuchan ruidos de fractura, de intereses 
        divergentes, de conflictos y demás -no es algoteórico- por 
        lo que creo que la realidad imperante nos exige redoblar esfuerzos en 
        aras de la integración. Y claro, por muchos motivos vamos a seguir 
        experimentando la sensación de que lo que se logra en virtud a 
        los compromisos asumidos es menos de loque se podría lograr. Ocurre 
        que existe cierta tendencia a practicar, y no sólo en nuestros 
        países, lo que suele llamarse diplomacia mediática 
        o de efectos especiales. Es decir, firmar acuerdos para que al otro día 
        los diarios muestren en primera plana algo que se califica como histórico 
        aunque luego de un tiempo ya nadie sabe qué se firmó, si 
        tal tratado fue ratificado o si sigue teniendo vigencia. Es una tendencia 
        acentuada por el impacto de la comunicación directa que proponenlos 
        grandes medios o alimentada por cuestiones electorales. Pero también 
        creo que muchas veces tales acuerdos no reflejan cabalmente lo que en 
        verdad desean los protagonistas reales del comercio -las empresas- y en 
        gran medida ello se debe a que nosiempre los empresarios tienen claro 
        cuáles son sus intereses ofensivos, qué quieren conseguir 
        en los otros mercados. Vale decir, entonces, que la culpa es de los medios 
        y las empresas... Lo que en realidad quiero apuntares que da la impresión 
        de que a veces, más que atender sus propias posibilidades de desarrollo 
        en mercados externos, las empresas tienen más claro qué 
        es lo que quieren impedir, en términos de apertura de mercados, 
        a sus competidores regionales. O sea que predominan los intereses defensivos. 
        Y esto no es solo cuestión de ahora; ya lo observamos a través 
        de la historia de la ALALC, la ALADI y del propio Mercosur, donde lo más 
        fuerte de las negociaciones generalmente reside en la discusión 
        de las listas de excepción. Se negocian sensibilidades, se trata 
        de exceptuar mi producto o mi sector de aquello 
        que se pacta. ¿Y cómo salimos de esta situación?  Digamos que sin perjuicio de la necesaria acción de liderazgo 
        gubernamental, quedaun amplio margen para impulsar iniciativas que surjan 
        de los respectivos sectores empresarios. Son iniciativas que tendrían 
        que perseguir como objetivo, por ejemplo, un diagnóstico sobre 
        el aprovechamiento del stock de instituciones, experiencias ycompromisos 
        acumulados a través de los años - especialmente en términos 
        de acceso preferencial a los respectivos mercados-, así como de 
        los mecanismos de pago y de financiamiento (tanto del comercio como las 
        inversiones productivas y de infraestructura física) y también 
        propuestas constructivas sobre cómo evolucionar hacia metas conjuntas 
        que combinen realismo con ambición. Pero convengamos en que es notoria la debilidad de los mecanismos 
        de consulta, participación yresolución de controversias. 
       Voy a eso enseguida; pero sobre todo, hay debilidad en los procesos 
        de producción de reglas de juego. Siempre me gusta hacer la analogía 
        entre esos procesos (en el Mercosur, o mismo en la OMC) con la fabricación 
        de salchichas: las reglas de juego van a ser de buena o mala calidad de 
        acuerdo a los insumos que les incorporemos. Ahora bien, ¿de qué 
        depende usar buenos insumos? Por un lado, de quien interpreta ese interés 
        nacional representando el bien público: el gobernante. Después 
        están los Congresos, que son los que aprueban o ratifican lo que 
        se firma. Y sobre todo, están las instituciones empresariales y 
        sindicales, que son las que deberían poner de manifiesto esto 
        me interesa conseguir, esto es lo que me interesa impedir... De ahí que se refiera a las empresas argentinas sosteniendo 
        que aún carecen de un más claro interés estratégico 
        ofensivo...  No me refiero, en particular, sólo a las empresas argentinas. 
        Lo que sí quiero puntualizar es que cuando un acuerdo de integración 
        no termina de cuajar con la realidad, es porque en el momento de su gestación 
        faltó la activa participación de quienes debieran ser protagonistas 
        de la decisión que les incumbe en forma directa -los empresarios- 
        y que muchas veces esa ausencia se debe a que por distintos motivos no 
        tienen elaborada su propia estrategia para el mediano y largo plazo. Si 
        yo soy gobernante y usted empresario, y usted está apremiado por 
        la coyuntura mientras yo estoy negociando un acuerdo que va a tener efecto 
        en el comercio recién dentro de cinco o diez años, ¿cabe 
        decir en la medida que no me invadan con productos en mi sector, 
        yo me lavo las manos?.. Si usted tiene una estrategia ofensiva, 
        si en verdad quiere conquistar el mercado de Brasil (o de Chile o de Venezuela) 
        y sabe cómo hacerlo por que está trabajando para eso- 
        seguramente va a demandarle al gobierno reglas de juego funcionales. Pues 
        bien, eso es lo que hoy está cambiando en América del Sur. 
        En ese sentido, ¿hay diferencias de comportamiento empresarial 
        entre Brasil y nuestro país?  Hay evidencia empírica de que existe un mayor número 
        de empresas brasileñas (incluso pequeñas y medianas), con 
        intereses ofensivos. Esto es, con estrategias para tener una presencia 
        estable, de largo plazo, en mercados externos. Es otra de nuestras asignaturas 
        pendientes. Creo que necesitamos generar el clima propicio para que haya 
        más empresas que puedan trazar planes de mediano y largo plazo. 
        Y acá voy al tema de fondo con respecto a la pregunta original: 
        Todo proceso de integración, en el que prima el consenso fundado 
        en la voluntad de cada miembro por alcanzar esa meta común (nadie 
        obliga al otro), se traduce no sólo en más comercio sino 
        también en más inversiones productivas. Pero la condición 
        básica de que a un lado y otro sus reglas de juego sean percibidas 
        por los empresarios como suficientemente alentadoras, reside en el interés 
        que despierta la conveniencia de arriesgar capital en función del 
        mercado ampliado que se propone. No pocas veces escuché decir que 
        los acuerdos de integración serían más sólidos, 
        más atractivos, si quienes lo negocian y los firman contestaran 
        positivamente la pregunta ¿meterías tu plata para 
        producir algo en función del mercado que estás abriendo? 
        En ese sentido, agregaría que son muchas más las empresas 
        que estarían en condiciones de tener una posición agresiva 
        (en el buen sentido del término) frente a los desafíos del 
        comercio internacional, y no necesariamente mediante la concreción 
        de nuevas inversiones sino manteniendo una presencia sostenida en los 
        mercados del mundo. ¿Qué falta para lograrlo?  La Confederación Nacional de la Industria de Brasil elaboró 
        un informe sobre los intereses del sector manufacturero en América 
        del Sur. Cotejó la información país por país, 
        detallando por partida arancelaria la posición en que se encuentran 
        sus productos en laregión, y para ello distinguió entre 
        intereses consolidados, amenazados y potenciales. Tan exhaustivo relevamiento 
        les permite trazar una hoja de ruta a sus empresas, elaborar estrategias 
        para conquistar nuevos mercados o para afirmar su presenciaen los ya ganados. 
        Es un trabajo que no contamos de nuestro lado. Necesitamos tener este 
        tipo de fotografía, la de nuestros intereses en los mercados sudamericanos, 
        pues es esencial para la proyección externa de nuestra capacidad 
        para producir bienes y prestar servicios. Luego habrá que hacer 
        un mapeo de nuestras posibilidades - de lo que hoy tenemos y lo que tienen 
        los otros- en la inteligencia de que los demás países están 
        en constante evolución y movimiento. Todo cambia.  Así es; y por caso, no puedo trabajar sin un mapeo de las 
        posibilidades que me ofrece Venezuela, comenzar a invertir en función 
        de esas posibilidades y no preocuparme de seguir la información, 
        teniendo la necesaria inteligencia competitiva como para saber si esas 
        posibilidades se mantendrán intactas dentro de dos o tres años, 
        cuando mi producto salga de fábrica rumbo a ese mercado. Es allí 
        donde aún estamos pendientes de una evolución mayor por 
        parte del sector empresario argentino. Si uno escucha con atención 
        a nuestros empresarios, es lógico esgrimir razones por las que 
        eso no se da. Pero si eso no se da, será difícil que podamos 
        sacar provecho de los acuerdos de integración. ¿Cuáles son, a su entender, los principales factores 
        que conspiran contra este requisito?. Hay varios; y uno de ellos, sino el principal, es la precariedad 
        de las reglas. Así como un empresario no arriesga su inversión 
        al advertir que un gobierno podría modificar las reglas que sustentan 
        su negocio, Diego Maradona tampoco prepararía a nuestro seleccionado 
        de fútbol si no tuviera la certeza de que en la final no le cambiarán 
        a último momento el reglamento. En el comercio exterior pasa exactamente 
        lo mismo. Por eso hay que resolver estos temas de antemano, colocándose 
        en el lugar de quien decide invertir cinco, diez o quince millones de 
        dólares para producir con destino a los mercados del mundo. Yo no he sido empresario pero aprendí mucho de ellos escuchando 
        sus argumentos al dar marcha atrás a un proyecto o cuando dicen 
        sí, lo hice y gané. En el caso de Brasil, me 
        da la impresión que a favor de ellos juega algo que también 
        deberíamos computar a la hora de trazar nuestra estrategia de integración; 
        es el hecho de que Brasil es y se siente más grande en términos 
        de inversión en el mercado. Es lo mismo que ocurre entre los Estados 
        Unidos y Canadá. Desde que se creó la ALALC en 1960, la relación del poder 
        económico entre la Argentina y Brasil ha cambiadoy mucho. ¿Acaso 
        eso significa que nosotros no tengamos capacidad para competir con el 
        socio mayor del Mercosur?... No, de ninguna manera. ¡Claro que la 
        tenemos! Pero induce a sostener la necesidad de basar nuestra estrategia 
        teniendo en cuenta esa realidad, por lo cual tenemos que hacer algo. Quizás 
        la mejor lección de los 50 años de nuestra integración 
        es que debemos valorar la integración como la resultante de tejer. 
        Como se teje un tapiz en un telar en nuestro norte; la integración 
        se tejede esa manera. Las mujeres que tejen bien saben que no hay nada 
        peor que venga un chico y tire del hilo hasta deshacer todo lo que se 
        ha tejido. |