| Es probable que el próximo 18 de mayo, en ocasión de la 
        Cumbre ALC-UE de Madrid, España, se relancen las negociaciones 
        entre el Mercosur y la Unión Europea. Ello depende ahora de los 
        resultados de la reunión informal -esto es, no negociadora- que 
        tendrá lugar el 26 de este mes en Bruselas. Las señales 
        tienden a ser positivas. Si bien no hay información muy precisa, 
        todo indica que las distancias sobre cuestiones sensibles se estarían 
        acortando, especialmente en el sector automotriz y en relación 
        a algunos productos agrícolas.  Si finalmente ello ocurre ¿cuáles son los incentivos que 
        pueden estar incidiendo en el relanzamiento de unas negociaciones estancadas 
        desde octubre de 2004? Se sabe que sin incentivos fuertes -estratégicos, políticos, 
        económicos o todos a la vez -, sería difícil retomar 
        una negociación que es de alta complejidad, por involucrar varios 
        países con intereses encontrados y con marcadas asimetrías 
        de desarrollo económico. Y es precisamente la densidad de tales 
        incentivos la que puede generar el suficiente oxígeno político 
        para asegurar el relanzamiento, pero sobre todo el éxito de la 
        negociación. Es temprano, quizás, para brindar una respuesta fundada a la pregunta 
        antes planteada. Pero se pueden aventurar tres hipótesis sobre 
        cuáles son los principales incentivos que están impulsando 
        a retomar estas negociaciones bi-regionales. No son excluyentes. Pueden 
        ser complementarios. La primera es que habrían tenido éxito las activas gestiones 
        diplomáticas de los gobiernos de la Argentina y de España 
        -ambos ejerciendo la presidencia temporal del respectivo proceso de integración- 
        para lograr que las negociaciones se relancen en Madrid. Aunque ello, 
        sin embargo, no permitiría explicar por qué otros países 
        y la propia Comisión Europea pudieran llegar a tener una posición 
        igualmente entusiasta. Una segunda hipótesis tiene que ver con que no hay en la actualidad 
        una expectativa optimista sobre una próxima conclusión de 
        la Rueda Doha. En el contexto de la aún no superada crisis económica 
        global, ello está acentuando el impulso hacia acuerdos comerciales 
        preferenciales que, por su carácter discriminatorio, generan un 
        efecto dominó. Todos los países tratan entonces de hacer 
        lo mismo, a fin de asegurar también el acceso preferencial para 
        sus exportaciones e inversiones, en el mayor número de mercados 
        posibles. De hecho la UE ha negociado este tipo de acuerdos con Colombia, 
        Perú y con los países centroamericanos, que serían 
        firmados en ocasión de la Cumbre de Madrid. Y se ha avanzado la 
        posibilidad de que la también demorada negociación entre 
        la UE y la India culmine en octubre próximo. La tercera hipótesis la evoca la creciente presencia de China 
        en el Mercosur y en otros mercados sudamericanos, que se manifiesta con 
        recientes anuncios de nuevas inversiones en múltiples sectores, 
        incluyendo el automotriz. Quizás sea éste el factor principal 
        que incide en la idea de retomar las estancadas negociaciones bi-regionales. 
       Es importante tener en cuenta que, tanto para empresas europeas como 
        para las de países del Mercosur, tal presencia puede introducir 
        alteraciones significativas en el mapa de la competencia económica 
        en el espacio regional sudamericano. Al respecto, que Perú haya 
        puesto recientemente en vigencia su acuerdo de libre comercio con China, 
        no es un dato menor.  Si los incentivos son fuertes y no hubiere opción a un acuerdo 
        de asociación Mercosur-UE -o las teóricamente posibles pudieran 
        tener costos políticos elevados- lo razonable será entonces 
        imaginar un escenario en el que las negociaciones sean retomadas a partir 
        de la Cumbre de Madrid. Y, en tal caso, también sería razonable 
        esperar que concluyan en un plazo corto y que el acuerdo sea firmado en 
        el segundo semestre del año. |